UNA TERCERA GUERRA MUNDIAL NUCLEAR: “SEIS MIL MILLONES DE HABITANTES MORIRÁN”
- Victoria
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Georges Almendras y Erika Pais en “Tu mejor golpe” de radio Wox de Rosario
Por Antimafia Dos Mil-25 de noviembre de 2022
Los promotores de la campaña ‘Contra la Tercer Guerra Mundial nuclear’, continúan su peregrinaje por los distintos espacios comunicacionales intentando alertar a la población sobre la inminente catástrofe planetaria que las jerarquías de las potencias bélicas están por hacer caer sobre todos nosotros. Las noticias que difunden los grandes medios de comunicación sobre el conflicto bélico entre las fuerzas de la OTAN -con los Estados Unidos a la cabeza-, y Rusia, sobre el territorio ucraniano, no alcanzan a profundizar sobre el riesgo existencial que se desencadenaría, si uno de estos potentes diera una orden. Y las respuestas ya programadas de las demás naciones en conflicto serían instantáneas, como instantánea sería la extinción de nuestra humanidad.
Georges Almendras, director de nuestra revista, junto a la comunicadora y activista Erika Pais, se encontraron con el periodista Walter Vesprini en el programa “Tu Mejor Golpe” que él conduce, en radio Wox de Rosario. Y decimos encuentro, y no entrevista, porque la sinceridad y la sensibilidad con la que fue tratado este dramático tema superan ampliamente la funcionalidad del periodismo.
“A partir de que iniciaron esta campaña de concientización he leído mucho, y debo confesar que antes no le daba bolilla, y a veces requerimos que venga gente como ustedes para que todos caigan en la cuenta. Lo que están haciendo es buenísimo. Nos gustaría que nos cuenten que tipo de repercusiones está teniendo la coordinadora contra la guerra”, dice Walter al inicio del programa dándole pie a los invitados para desplegar las novedades sobre la campaña de nivel internacional ‘Contra la Tercer Guerra Mundial nuclear’, iniciada hace pocas semanas, pero que día a día se esparce por el mundo sorteando fronteras geográficas, lingüísticas y culturales.
“Realmente apremia el tiempo, hay una tensión continua –dice Erika que no duda en dar el primer paso-, nos vimos empujados a movernos rápido y a crear la mayor cantidad de repercusiones, de ahondar en las personas y de intentar crear una masa crítica para instalar en la sociedad la noción de la gravedad de lo que implicaría una guerra nuclear. No es que estamos especulando, hay una amenaza concreta, hay expresiones realizadas de parte de Putin, de parte de Biden, de parte de la OTAN, de que estarían dispuestos a usar armas nucleares, e incluso que si las usaran estaríamos frente al apocalipsis. Pero ninguno dice que no las usaría”.
Contrarreloj
El escenario es claro, la amenaza es real y el tiempo es poco. Ahora más que nunca el cronometro se precipita a cero. Pais avanza, y detalla los avances de la campaña que sencillamente, pero con gran dignidad, intenta frenar una catástrofe: “Hemos tenido una gran repercusión. Nos alertaba el silencio, que la gente no hablara, que en las calles no hablaran, que no se discutiera el tema”. Un tema, el de la guerra nuclear, que está tapado entre informaciones sobre el conflicto que tienden a la desinformación, e informaciones que tienden hacia la distracción.
“Uno de los obstáculos que veíamos era el inicio del mundial de futbol. Ese pequeño espacio de tiempo, en el que la gente se anestesiara con el mundial, seguramente las repercusiones de la campaña van a bajar un poco -se lamenta Erika-. Pero en este momento hay gente de varios países, de Argentina, Chile, Paraguay, Uruguay, Italia y España, que están activando. Además, se está traduciendo a varios idiomas el material que estamos publicando en nuestras redes sociales (*) para ir educando al público sobre lo que significa un arma atómica. Porque la última experiencia que tenemos como humanidad, es la de la Segunda Guerra Mundial, hablando de Hiroshima y Nagasaki. Se ha hablado y debatido bastante sobre la energía nuclear, pero no sobre las armas nucleares”.
“Las traducciones que se vienen realizando al inglés, al alemán, al húngaro, al japonés, al italiano y otros, y es gracias a gente que se comienza a acercar y se ofrece a realizar las traducciones, y esto permite dar los primeros pasos hacia una campaña verdaderamente internacional”.
Terminó el tiempo de madurar los eventos
Walter, durante toda la charla intentó, correctamente, poner la perspectiva de la audiencia sobre la mesa, para crear un clima de diálogo directo entre los oyentes y los divulgadores: “Tendemos a creer que estamos tocados por una especie de vara mágica del destino y que no nos va a pasar nada. Pero a veces necesitamos chocar con un árbol, para entender lo que es chocar contra un árbol”. A lo que Erika contestó: “Pero en este caso, cuando nos choquemos no vamos a tener otra oportunidad para darnos cuenta. Eso es lo grave. La Segunda Guerra Mundial, cuando Hitler se alió con Mussolini, y otros hechos, eran detalles que te indicaban que la guerra estaba ahí. Y la guerra sucedió, pero sobrevivimos. Tuvimos el nefasto ejemplo de Hiroshima y Nagasaki, pero en este caso hoy con toda la cantidad de armamento nuclear que tienen las facciones que están en este momento en conflicto, nos moriríamos todos. No hay segunda oportunidad”.
Las palabras de Pais retumban un momento en el espacio radial.
Almendras toma la posta y vuelve a su realidad cotidiana, a la de la resistencia, que hoy está más contra la pared que nunca: “El trabajo de esta campaña es un trabajo de hormiga. Estamos a las puertas del mundial que tiene un respaldo económico y mediático poderosísimo, donde el valor absoluto del dinero tiene mucho que ver. Más aún en este mundial que tiene, además de las características propias de un mundial, lo que ya todos los medios han hecho referencia que es un mundial con un costo de vidas, y otras características bastante particulares y dramáticas. En un mundo que se está debatiendo paralelamente sobre la humanidad, sobre el planeta, sobre las naciones, sobre la madre naturaleza, sobre nuestras vidas. La sombra de una confrontación bélica nuclear, no es ninguna metáfora”.
“Durante los últimos 20 años se han ido intensificando las amenazas, las tensiones entre los distintos participes, y a esta altura ya se han cruzado ciertos límites que sobrepasan los ya existentes 50 conflictos bélicos. Los hechos superan todo tipo de especulaciones que podamos hacer sobre esto, que es un terrorismo, no de Estado, es un terrorismo internacional. Un terrorismo que se ha instalado frente a nuestras narices y muchos han elegido no saber sobre el problema y prefieren la indiferencia”.
“Las personas están sometidas por el miedo –aporta Erika-. Miedo a no poder darle de comer a la familia, miedo a que los rechacen. Entonces, este miedo hace que las personas piensen que no pueden hacer nada contra este sistema, que es el poder que nos somete tanto. Entonces, si no podemos hacer nada, formamos parte. Pero nunca hay que subestimar el poder de la gente unida. Cuando la gente se une con un solo propósito, con un solo objetivo que va más allá de nosotros, que vas más allá del propio interés, que va más allá de si la propia familia puede comer o no, se hacen diferencias. En este caso hablamos de proteger la vida. Estamos hablando de la subsistencia humana, de la subsistencia de la naturaleza de la cual nosotros sacamos los frutos para comer. Cuando ponemos eso como valor fundamental -algo que deberíamos hacer todos los días, pero, supongamos que incluso hasta hipócritamente lo realizamos por necesidad y conveniencia-, y pensamos que, si todos hacemos presión, y a todo lo largo y ancho del mundo se empieza a discutir este tema, podemos salir de esto”.
“Nosotros apelamos a este último recurso, quizás ingenuamente, quizás por fe, quizás por esperanza; apelamos a la unión de la gente. Necesitamos de resultados más fuertes”. Cierra su ruego la comunicadora.
Ciencia sin conciencia
“Siempre hemos mirado la energía nuclear con una dualidad de criterios – afirma Almendras que ha sido difusor de este tema durante más de tres décadas-. Se habla de la energía nuclear constructiva con ciertos aspectos positivos entre comillas. Pero siempre nos costó asociar que esa energía nuclear también significaba muerte. Tanto el episodio de Chernóbil como el de Fukushima, son dos hechos a los que ningún ciudadano ha desconocido. Entonces, estamos viendo llovido sobre mojado, cuando hacemos esta campaña. Salvo, aquellas personas que recién están despertando a este tema a partir de estos hechos. Nuestra sociedad tiene avances maravillosos en materia tecnológica, como estos dispositivos que permiten comunicarnos en este momento, pero hay también sobrevolando nuestras cabezas una tecnología que es producto de una ciencia sin conciencia”.
“Estamos en manos de cinco, seis locos que tienen el poder del dedo”, dice Walter que con sus palabras se agarra la cabeza. Y agrega: “Además estamos tan contaminados de imágenes de películas que nos hacemos la película de que alguien de fuera va a venir a salvarnos, o de que alguien pudiera parar un meteorito o un misil nuclear. Esto no va a pasar –se contesta así mismo-. Quisiera creer que estos tipos no tienen ni idea dónde están esos botones tan peligrosos. Pendemos de un hilo. En la cara de ninguno de estos locos veo un rasgo de humanidad”.
“Lo primero es que tengo una mala noticia para vos, ellos si saben dónde están los botones y saben cómo pulsarlos”, dice Erika que en el momento despierta algunas sonrisas entre sus compañeros de velada. Ríen mordiéndose los labios, como quien ríe ante la inexplicable necedad: “Son seres humanos, que están sometidos a las mismas situaciones cotidianas a las que estamos nosotros. Pero en ellos prima las ansias de poder –continúa Erika-. Por eso debemos hacer un esfuerzo de realizar un análisis psicológico, social, y entender que hay dentro de esas cabezas. Cada uno de ellos considera que son dios en la tierra. Y cada uno de ellos considera que tienen la capacidad de salvar a quienes ellos elijan, y aguantar tres o cuatro años en un bunker. Y es ahí donde el poder los obnubila. Porque es seguro que 6 mil millones de habitantes morirán, muchos morirán cuando caigan las bombas y los demás morirán a lo largo de dos o tres años. Ellos piensan que ellos son salvos, y la gente también espera por otro que lo salve, la gente no sale por sí misma. Esperan por otros, el creyente que lo va a salvar el Cristo, el que cree en los ovnis piensa que lo van a salvar los extraterrestres, pero no es así. No nos van a salvar. Nosotros somos quienes tenemos que generar el nuevo cielo, la nueva sociedad, somos nosotros quienes lo tienen que hacer, no va a venir alguien de afuera. Es más, no tenemos derecho a pedir otra oportunidad, si no hacemos algo nosotros”.
Sometimiento y colonialismo
“Que distinta es la cabeza de nuestros líderes, aunque el título a algunos les queda grande, a los de las potencias, hasta personajes como Bolsonaro no se atreverían a tanto”, dijo Walter Vesprini trayendo a la mesa las distancias entre los dichos y los hechos. “Me parece que el pensamiento latinoamericano está muy lejos de eso. Quizás porque aquí se ama la vida. Que lejos que estamos del pensamiento de estos tipos, que pareciera que están realmente locos”.
“Obviamente que las grandes potencias se manejan con parámetros culturales, socio-económicos y bélicos muy diferentes al de los países sudamericanos, donde todavía mantenemos un cierto apego a la vida, un cierto apego a la naturaleza”, dijo por su parte Almendras. Y agregó: “Hay un cierto entendimiento de que la convivencia tiene que tener ciertos límites a pesar del raconto de dictaduras. Pero indudablemente, el destino ha marcado que las grandes potencias se manejen con estructuras filosóficas e ideológicas dónde el poder es el aparato rector. El poder en función de la capacidad bélica. Pero no olvidemos un detalle, Argentina tiene una base nuclear, una base de energía atómica en Atucha. Argentina tiene un territorio que ha sido escenario de guerra, como ha sido el tema de las Malvinas, donde hoy hay una base de la OTAN. Es decir, estas grandes potencias han tenido la nefasta y diabólica inteligencia de diseminar armamento nuclear en todo el mundo, no exclusivamente en Europa. Sabemos que, en Europa, hay bases nucleares estratégicamente ubicadas. Pasó en tiempos de la Guerra Fría, dónde la Unión Soviética, también instaló bases nucleares. Recordamos el conflicto que lo tuvo como protagonista a Kennedy (el conflicto de los misiles en Cuba, ndr). Entonces todo lo que estamos hablando hoy, no es algo que no se ha hablado. Lo hemos leído en los libros de historia, lo hemos visto en películas, en documentales, etc. Pero hoy en día la ficción está quedando por detrás de la realidad”.
Erika se sumó al razonamiento, “Obviamente que estamos hablando de países colonialistas, estamos hablando de imperios y nosotros somos pueblos colonizados. Si hablamos desde lo histórico, aunque nosotros somos milenarios, porque no es que nos descubrieron hace doscientos años, pero la sociedad como la conocemos ahora tiene apenas 200 años y la sociedad de ellos tiene miles de años, salvo la de los Estados Unidos que es más o menos como la nuestra. Pero son países colonialistas. Y nosotros como colonizados hemos permitido que nos metan bases nucleares. Brasil tiene submarinos atómicos, Dilma Russef compró submarinos atómicos. La energía nuclear siempre es negativa, nosotros no la precisamos, no es necesario. Es mentira que se precisa para la luz, para la salud, para nada. Se crea pensando siempre en la guerra. Porque hasta incluso los residuos atómicos, los residuos nucleares de una central energética nos matan. Tenemos que cambiar nuestra perspectiva”.
“Ojalá nos demos cuenta”, suspira sobre el cierre del programa Walter.
Ojalá.
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*Foto de portada: captura de video