Desvinculan a Sebastián Marset; y según los fiscales, el golpe fue certero y planificado al detalle

Por Jean Georges Almendras-16 de noviembre de 2022

Más implicados en el caso del Fiscal Marcelo Pecci. Tal la noticia que en las últimas horas divulgaron los medios de prensa del Paraguay, adosando otra cara a las multifacética que ya resultó ser en torno al atentado de la playa de la Isla de Barú, en Colombia, desde el 10 de mayo a la fecha. Pero las investigaciones, siguieron su curso, desde que se iniciaron los procesos a las personas detenidas. Y esas investigaciones, que apuntaban a ubicar y definir ideólogos, no obstante que el nombre del uruguayo Sebastián Marset, que sigue prófugo, figura como uno de los principales, sino el único -al menos para el tapete público, aunque recientemente fue desvinculado del episodio Pecci- no van arrojando resultados precisos, bien definidos, y solo aparecen o salen a la luz, personajes de segunda instancia, o de implicancia menor, pero de él o los ideólogos, ni miras; siguen igualmente a la disparadora y, lo que, es más, anónimos, y cubiertos, al menos hasta hoy, por el manto de la más hermética impunidad. En ese marco, fiscales de Paraguay y de Colombia, afirman que la empresa para matar a Pecci fue “perfectamente montada”. Después, lo de siempre, la ecuación imaginable e inequívoca, cuando se trata de ejecuciones ilustres: caen los sicarios y cómplices, y de los ideólogos, no hay novedades.

Desde Paraguay se ha consignado que en tanto se han individualizado y detenido a más involucrados solicitándose su respectivo proceso, el próximo 24 de noviembre, en Colombia, se llevará a cabo una nueva audiencia.

Son en total ya diez las personas, cuatro de ellas ya condenadas a 23 años y 6 meses, las que están implicadas en el asesinato del Fiscal, como autores materiales. Permanece prófugo Gabriel Salinas,y estaría por ser procesado, también el 24 de este mes, como decíamos (en una audiencia que será prolongada) Francisco Correa, quien oportunamente habría negado los cargos, pero la Fiscalía insistió y ahora seguramente se le procesará por homicidio doloso y portación de armas, y los nuevos cuatro detenidos, quienes prácticamente serán procesados en breve, trascendiendo que hacen parte de la organización criminal Tren de Aragua, que tendría conexión con elementos del hampa paraguayo.

Pero, como decíamos al inicio, de los ideólogos, la asignatura sigue pendiente.  

En cuanto a la organización Tren de Aragua, de procedencia venezolana, y que estaría operando en Colombia, Chile, Perú, Ecuador y Bolivia, se ha divulgado la noticia, desde fuentes del Ministerio Público del Perú, que se detuvieron a una treintena de personas, entre ellas el sindicado como líder, identificado como José Ortega Padrón.

Y dentro de este contexto de procesamientos, audiencias y definición de más implicados, un diario colombiano, El Tiempo, habría publicado, que, según un investigador, la orden de ejecutar a Pecci, habría sido dada en territorio paraguayo, presuntamente por narcos anexados al Primer Comando Capital del Brasil, cuya cúpula venía reclutando a miembros de la organización criminal venezolana Tren de Aragua.

En lo que concierne al juicio se ha divulgado por los medios, según lo que informara el abogado de la familia Pecci, en Paraguay, que el juicio recién se habrá de realizar en el próximo 2023 y que Francisco Correa, quien hubo reagrupado a los involucrados materiales del atentado, estaría pasible de recibir una condena de alrededor de medio siglo de prisión, y que no tendría posibilidades de rebaja de su pena, porque sencillamente, al momento de ser imputado por los cargos -junto a los cuatro condenados en la primera etapa- no los admitió. 

Cabe consignar, respecto a las personas condenadas en primera instancia, que la nómina es la siguiente: Wendre Scott Carrillo,venezolano, fue el que disparó a Pecci; Eiverson Arrieta Zabaleta, fue el encargado de transportar a los sicarios; Cristian Camilo Monsalve Londoño: Con Marisol se hicieron pasar por pareja (pero son madre e hijo) y siguieron al fiscal; Marisol Londoño Bedoya: ella también dio el aviso a los sicarios para que vayan a dispararle; Gabriel Carlos Luis Salinas, prófugo: venezolano, sicario que manejaba el jet ski, y Francisco Luis Correa -el acusado que se negó a aceptar las imputaciones desde un primer momento- quien habría coordinado el crimen.

Nexos con elementos del crimen, paraguayos

Haciendo parte de todo este muy complejo caso criminal, donde el sistema mafioso jugaría un papel preponderante, con un protagonismo detestable, se encuentran las recientes afirmaciones del fiscal Manuel Doldán de la Unidad de Asuntos Internacionales orientadas al papel que habrían tomado las cuatro personas recientemente identificadas como involucradas en el magnicidio. Sus afirmaciones aluden a que estas personas podrían ser el nexo con elementos del crimen paraguayos, lo que significaría, que una estrecha investigación sobre esa línea hipotética podría determinar eventuales pistas, para hallar a los mandantes del hecho.

Una ejecución prolijamente planificada y Sebastián Marset desvinculado

Lo que sí, está claro, es que, dentro del cúmulo de hechos criminales de esta naturaleza, el episodio Pecci significó para las autoridades policiales un desafío mayúsculo, puesto que el atentando fue de características cinematográficas, en sus pasos previos, planificación, ejecución e ideología. Pecci fue prácticamente seguido paso a paso por sus victimarios -en el sentido genérico- desde que hubo pisado suelo colombiano con su esposa, aunque hay muy firmes sospechas que ya estaban sobre su persona y sus rutinas, desde antes y en territorio paraguayo. 

El acto mismo de ejecución, fue preciso -la esposa resultó ilesa, siendo que estaba junto al fiscal- y todo se llevó a cabo con una prolijidad criminal que impacta, lo que hizo pensar a los fiscales colombianos y paraguayos, que trabajaron en el caso, que el magnicidio fue el fruto de una “empresa criminal perfectamente montada”, a conciencia y con todos los aditamentos necesarios para que no se fallase.

Este panorama, entonces, sugiere a las anchas, no solo que Marcelo Pecci estaba trabajando a hilo fino y que sus investigaciones estaban a punto de desenmascarar entramados al más alto nivel, dentro de los lazos mafiosos entre colombianos, paraguayos, y seguramente capos de otras latitudes, porque no hay que olvidar que estas mafias se desarrollan, crecen y se vinculan, entrelazándose, como las raíces de un poderoso y frondoso árbol, erguido por encima de nuestras cabezas y las sociedades democráticas, y ante las narices de todos. Y ahí, ya en esas etapas, se percibe y se materializa, lo transnacionalizado que está el modus operandi de las mafias de hoy en día, operando en tierras latinoamericanas, y allende el Atlántico, detalle que no debemos dejar en el tintero. 

¿Alguien dio la orden para montar sobre Pecci, esa empresa criminal que lo eliminaría a plomo puro, fuera de su tierra y con precisión profesional? Sí, obviamente. ¿Se sabrá algún día nombre y apellido, y grado mafioso del ser humano que bajó el dedo índice a Pecci? ¿El quién y el por qué? Dar respuestas, urge. Respuestas no contaminadas. Y en eso se estima que se trabaja, en ámbitos judiciales y fiscales, dentro de un grado de asepsia, obviamente. ¿Asepsia absoluta? ¿Un trabajo de investigación no infiltrado? Eso esperamos, porque nada extraño sería que todo el aparato de investigación, que busque llegar a la cabeza de la serpiente pueda ser demolido, perfectamente, por la mano mafiosa, debido a una eventual infiltración en las instituciones, que se estima trabajan para la verdad, pero que a veces se desvían, algunos de sus integrantes. Todo puede suceder. Todo. Y no nos extrañaríamos.

Doldán, el Fiscal de Asuntos internacionales, no por casualidad ha dicho y ha afirmado en las últimas horas, que los asesinos de Pecci “podrían estar vinculados a organizaciones internas y también internacionales” mencionando a elementos de organizaciones tales como Tren de Aragua y Clan del Golfo.                                           

El fiscal, también puso énfasis en desvincular al uruguayo Marset, en el magnicidio. Este sujeto, que ahora está requerido por la justicia paraguaya, con orden de captura internacional, por delitos tales como narcotráfico y lavado de dinero, fue oportunamente señalado por el mismísimo presidente colombiano Gustavo Preto, como quien hubo dado la orden de ultimar a Pecci.

Doldán, hoy por hoy, lo desmiente categóricamente: “Hubo una desinformación por parte del presidente de Colombia”.

El bosque

Todo, en su conjunto, sigue siendo intricado al cubo. ¿El nudo gordiano, de este magnicidio, se desatará algún día? La pregunta, que persiste, se nos dibuja en la mente, pero adosada a la duda, porque hoy en día, la mano criminal no tiene, ni límites, ni fisuras para lo que significa impunidad, filtración, y dominio. Y no hay que olvidar, que “de buenas intenciones está empedrado el camino del infierno” en palabras del jurisconsulto uruguayo, Enrique Véscovi, que podrían ser aplicables perfectamente a las buenas intenciones de los funcionarios que tienen la intención de llegar a la verdad, y que pueden ser perfectamente contaminados, desviados, o ¿por qué no? Corrompidos. Detrás del crimen hay un ambiente muy pesado, con ramificaciones, a prima facie, quizás insospechadas. Hay que ver el bosque y no solo el árbol.

Nos cabe recordar al lector, porque nos comprende las generales de la ley, que, en la reciente entrevista a la exintendenta de Pedro Juan Caballero, Carolina Yunis de Acevedo (todo un emblema de la lucha antimafiosa en su ciudad y en su país, Paraguay) nos hubo señalado que la muerte de Pecci, tendría relación con la muerte de su hermano intendente, y hasta de su hija y del periodista Humberto Coronel. Así lo deslizó en la entrevista, y así podría ser sin ninguna duda, lo que nos hace pensar sin titubeo alguno, una vez más, que todos los vínculos existentes, siempre detrás de una ejecución de esa magnitud, pueden ser de alcances inimaginables y extenderse sin fronteras, y sin limitaciones. Queda clarísimo, que Pecci, llegó a tocar puntos sensibles de las mafias operando en su tierra y eventualmente sus investigaciones no serían exclusivamente dirigidas a los narcos de Asunción, sino que, de hecho, además, a los de las zonas fronterizas. Sugiero al lector mirar el contexto e ir hilvanando, fechas, datos y hechos. Queda también muy claro que la familia Acevedo, con su accionar, se alineaba -quizás sin saberlo- a las investigaciones de Pecci, que quizás deben haber incursionado en torno al asesinato de la hija veinteañera de la señora ex intendenta Acevedo y del gobernador del momento, Ronald Acevedo, el pasado 2021. Hurguetear en ese crimen, tal parece, habría molestado bastante. Otro tanto pudo haberle sucedido al colega Humberto Coronel, con las informaciones que tenía en su poder, y con sus denuncias en la radio de la familia Acevedo. Molestó bastante y tuvo su escarmiento de muerte. Tal como le ocurrió al fiscal Pecci. Porque la mafia trabaja así, piensa así, se desarrolla así, sobrevive por años y años, así, y domina así.

Así de claro.

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*Foto de portada: ultimahora.com