¿TERCERA GUERRA MUNDIAL NUCLEAR? CONSEJOS NO SOLICITADOS A LOS PODEROSOS DE LA TIERRA
- Victoria
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Por Giorgio Bongiovanni-4 de octubre de 2022
"Un diálogo, aunque sea exploratorio, es fundamental en esta atmósfera nuclear. No importa si a Putin le gusta o no. No debemos ligar la misión diplomática a la personalidad de quienes están frente a nosotros. Rusia ha perdido, pero hay que evitar la escalada nuclear. El sistema mundial sufrirá un sobresalto de trascendencia histórica. Nos toca a nosotros concebir un diálogo que preserve nuestra seguridad y contribuya al espíritu de convivencia. El derrocamiento del líder contrario no debe aparecer como condición previa".
Si incluso un belicista y organizador de verdaderos golpes de Estado como Henry Kissinger, diplomático e histórico consejero de Estado de los presidentes Nixon y Carter, llega a tal conclusión, está claro que estamos a punto de llegar al punto de no retorno, o al comienzo de un conflicto nuclear.
Desde la crisis de los misiles en Cuba en 1962, las tensiones entre los Estados Unidos de América (hoy extendida a la OTAN) y Rusia (antigua Unión Soviética) no habían sido tan altas.
Hoy, la anexión de cuatro regiones ucranianas, decidida por Moscú tras el referéndum, eleva el nivel del conflicto y aumenta teóricamente el riesgo del uso de armas nucleares. Al ser un territorio considerado ruso por el Kremlin, un ataque en estas áreas justificaría, según las doctrinas estratégicas de Moscú, el uso de bombas atómicas para defenderlas.
Y la mayoría de los analistas considera probable el uso de armas tácticas, es decir, con capacidades destructivas a pequeña escala.
En los observadores externos la preocupación por esta loca escalada no puede sino aumentar. Más aún si se piensa que en estos años nada se ha hecho para evitar esta sucia guerra.
Lo decimos desde ya. No estamos con la OTAN, ni estamos con Putin, que realizó un acto de guerra al invadir Ucrania.
Sin embargo, es necesario analizar las razones que llevaron al presidente ruso a llegar a esta terrible conclusión.
Y para entender bien hay que retroceder la cinta unos cuantos años.
Desafortunadamente, cualquiera que haya dado la alarma a tiempo, a menudo ha sido considerado un teórico de la conspiración.
Pensemos en el amigo y periodista Giulietto Chiesa, quien con su análisis del panorama político internacional había previsto un escenario de este tipo.
Ya en el 2014 temía el riesgo de una guerra global que sería desencadenada por la crisis entre Rusia y Ucrania manifestada por el golpe de Estado que se desarrolló en varias fases (la revolución de Maidan, la huida del presidente electo Viktor Janukovyč y el colapso del gobierno de Mykola Azarov; la restauración de la constitución del 2004; la instalación de un nuevo gobierno provisional presidido por Arsenij Jacenjuk, la abolición de una ley que reconoce el ruso como idioma regional oficial; la celebración de elecciones presidenciales previstas con la elección de Poroshenko el 25 de mayo del 2014; y Rusia que toma el control de Crimea).
Esa crisis, explicaba Giulietto, fue contada simultáneamente por la televisión y los diarios occidentales con sucias mentiras. Porque ese "golpe de Estado" fue organizado con una inversión de cinco mil millones de dólares, y nadie señaló que los dos partidos victoriosos, Svoboda y Sector Derecho, eran abiertamente de ultra derecha.
Y desde ese momento en el Donbass se cometieron crímenes de guerra en forma sistemática.
En cada entrevista que nos concedió, siempre expresó sus inquietudes al respecto. Inquietudes que compartimos abiertamente.
Porque es evidente que a lo largo de los años la OTAN fue adelantando las bases misilísticas y militares hacia las inmediaciones de Rusia, convirtiéndose en la "dueña" de todos los países vecinos (excluida Bielorrusia).
En el mapa también faltaba Ucrania y está claro que "conquistar" ese territorio significa poner los misiles de la OTAN a 500 km de Moscú.
Una operación que comenzó con la salida de Estados Unidos del tratado de antimisiles balísticos de 1982.
Decía Giulietto que desde el momento en que construir un sistema antimisiles es muy costoso, requiere tiempo y cierta tecnología, los americanos se han propuesto avanzar acercando sus propios misiles a Rusia "de tal manera que, si Estados Unidos decidiera atacar y Rusia respondiera, sus misiles (los de Rusia, ndr) serían destruidos en el momento en que levantaran el vuelo. No solo arriba, cuando ya están en órbita: sino antes. En el momento en que se levantan en vuelo. Uno, dos, tres, cien misiles, serían detenidos, y nunca llegarían a América". Pero no todos.
Esto es lo que está en juego en este conflicto. Y aquí es donde se concentra el verdadero casus belli de esta guerra. Porque Rusia, que es una superpotencia nuclear, está siendo progresivamente cercada y tomó la decisión militar de atacar primero, tras reconocer a las repúblicas separatistas.
Lo que pasó después ya se sabe.
Ha habido masacres. Bombas lanzadas. Actos delictivos cometidos a ambos lados de la "barricada". Hombres, mujeres y niños asesinados.
Lo hemos dicho también en otras ocasiones. Putin es un autoritario que, con razón o sin ella, quiere restaurar viejos regímenes.
Pero es igualmente obvio que, según su lógica, no puede creer que la OTAN nunca invadirá Rusia. Es obvio que el presidente ruso, como lo hizo Kennedy cuando la Unión Soviética comenzó a instalar misiles en Cuba, se ve obligado a "sacar músculos".
Y desde el comienzo de la guerra, lo que está en juego se ha hecho cada vez más grande. Con amenazas cada vez menos veladas y más concretas del uso de armas nucleares.
Hay todo un aparato militar, al que se suma la oligarquía absolutista y extremista dirigida por Medvedev que, literalmente, aterroriza al mundo.
Los rusos han dicho varias veces que "no están mintiendo" sobre el posible uso de armas atómicas.
La razón es simple y su historia lo enseña.
No retrocederán ni un paso en sus posiciones. Y nunca permitieron que nadie invadiera o amenazara efectivamente sus territorios.
¿Hemos olvidado lo que pasó con Napoleón y con Hitler, aunque en dos épocas diferentes?
Ambos decidieron invadir Rusia, con resultados igualmente trágicos. Entonces, estamos hablando de un pueblo, el ruso, que no puede ser derrotado a nivel militar.
Incluso usando armas nucleares en un ataque sorpresa, no se puede evitar ser destruido a su vez por la reacción. Así que no habrá ganadores.
Giulietto Chiesa recordaba a menudo las palabras de Putin cuando dijo: "Si nos atacan, nosotros moriremos como mártires, pero ustedes morirán como perros".
Hoy, todos los aliados de la OTAN, pero los Estados Unidos en particular, quieren que Putin sea el primero en usar la energía nuclear, para poder justificar no solo el actual envío de armas a Ucrania, sino también para llevar al campo de batalla un conflicto que tendría consecuencias irreversibles.
El "drama" que no quieren ver nuestros gobernantes es que la primera en sucumbir será Europa, por cuanto va a ser la primera, como ya ocurre hoy en el plano económico con el cierre del abastecimiento de gas, en sufrir las consecuencias de la guerra.
He aquí la locura adicional.
Hoy estamos cada vez más cerca del punto de no retorno en el que tocaría intervenir optando por la política de distensión que otros grandes presidentes han aplicado en el pasado.
¿Será posible que nada hayan enseñado los trabajos de Kennedy y Jrushchov, capaces de buscar un punto de encuentro mientras se elevaba la tensión entre sus dos países?
¿Es este el futuro que queremos para nuestros hijos?
Aun estando de acuerdo en que los recientes referéndums en las tierras ocupadas fueron fuertemente influenciados, es necesario abrir un diálogo real y concreto con Rusia.
Y hay que hacerlo con sentido común. Sentido común puede ser convencer a Zelensky de que ceda ciertos territorios, donde la mayoría es de habla rusa desde hace mucho tiempo, a Putin. Sentido común es firmar en negro sobre blanco la neutralidad de Ucrania en el panorama geopolítico internacional, más que presionar para que entre a las filas de la OTAN lo antes posible. Porque si realmente se quiere la Paz, no hay otros caminos.
Si esto no sucede, no será uno de los "duelistas" quien sucumbirá, sino la humanidad toda.
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*Foto de portada: Imagen de portada: reelaboración gráfica de Paolo Bassani