Como si se tratara de un macabro destino, en el que los operadores fiscales de América Latina fueran los protagonistas de un mes de mayo de sangre y plomo, se ha dado muerte en una ciudad hondureña a una fiscal local de nombre Karen Almendares, de 39 años. Sería la tercera persona con el cargo de fiscal, asesinada dentro de los límites continentales. El primero de la lista fue Marcelo Pecci, de Paraguay, muerto en Colombia, el pasado día 10 de mayo; la segunda fue Luz Marina Delgado (corriendo igual suerte su asistente Jefferson Mendoza) en Ecuador, y ahora Almendares, en la zona sur de Honduras.

Las últimas informaciones dan cuenta que la fiscal ingresaba a su domicilio de la ciudad de Nacaóme, de regreso del gimnasio, cuando fue abordada por desconocidos, que la balearon, prácticamente a quemarropa.

El hecho, que causó honda conmoción entre los vecinos del barrio El Chaguite se inscribe dentro de un marco de violencia generalizada en ese país centroamericano, desconociéndose hasta el momento cuáles fueron los motivos del atentado, aunque no se descarta que Almendares se hallaba investigando algún entramado criminal que derivó en que una o más personas hayan decidido ordenar su muerte, como parte de una suerte de mensaje dirigido a los operadores judiciales y de la Fiscalía de un país en el que la violencia criminal, desafortunadamente es ya moneda corriente. Datos que nos llegan a nuestra redacción dan cuenta que en Honduras a diario se registran entre diez y trece muertos, bajo diferentes circunstancias y en diferentes zonas, y por motivos de diverso tenor, destacándose principalmente que todos estos hechos de sangre, mayoritariamente, se relacionarían con el crimen organizado, o circunstancialmente con temas relativos a la vida política del país.

Ha trascendido, extraoficialmente que la fiscal Almendares era hermana de un alto oficial de las Fuerzas Armadas hondureñas y que se desempeñaba en temas relacionados con el medio ambiente.

Al momento de redactarse estas líneas las agencias de noticias vienen dando a conocer gradualmente detalles del hecho, y en la mayoría de las informaciones se subraya que este atentado visibiliza con creces la violencia desatada contra los operadores de justicia, seguramente por la injerencia que ellos eventualmente tienen en casos de criminalidad.

Desde diferentes ámbitos cercanos a Almendares, principalmente del Ministerio Público de Honduras se ha repudiado enérgicamente el hecho exigiéndose a las autoridades que cumplan con las debidas investigaciones para aclararlo.

Autoridades policiales, según informaron, acordonaron la escena del hecho, realizándose las pericias de rigor y las primeras averiguaciones dentro de la zona, tomando en cuenta que el ataque se perpetró cuando la fiscal regresaba a su casa, y se estima que quizás entre sus vecinos hubo testigos presenciales, cuyo aporte serían fundamental para definir rasgos fisonómicos de los sicarios, quienes habrían utilizado pistolas automáticas de alto calibre, y hasta eventualmente una escopeta de caño recortado.

Con el correr de las horas se habrán de ir acumulando más datos y con ellos los investigadores habrán de ir definiendo estrategias para orientar la labor en procura de ubicar a los asesinos y a quienes dieron la orden de ejecución, en paralelo de determinar los motivos del crimen, dato que será fundamental en estas primeras etapas de la investigación.

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*Foto de portada: laprensa.hn