Por Marta Capaccioni-5 de octubre de 2021

Celeste, azul, verde. La tierra pierde cada vez más sus colores, sus olores, los sonidos de los seres que en ella viven. El cielo es cada vez más oscuro y su respiración es sofocante. Los pájaros que lo habitan ahora son mucho más grandes, hechos de acero y hierro, y pasan zumbando a gran velocidad, como si una locura hubiera tomado el lugar de sus corazones. Humo y grandes ruidos, de guerra y dolor. En las profundidades del océano, grandes redes atrapan los últimos alientos de vida. Una inmensa casa vacía, cubierta por la sombra de las imponentes segadoras que levantan sus anclas y oscurecen la luz del sol.

Solo faltan seis años. Parece imposible, absurdo, irracional haber llegado casi al punto de no retorno. Casi. En las plazas, en las calles y en las ciudades surge una última gran resistencia, crecen los últimos partisanos y se pone en marcha el último acto de supervivencia, para la humanidad y para todo el planeta. "Fuera la mafia del Estado". Un grito que surge de la voz de una joven activista, Sonia Bongiovanni, y se extiende a sus compañeros artistas, bailarines, cantantes y escritores del Movimiento Our Voice. Y luego, como un eco, se expande, se consolida y se fortalece metro a metro en las voces de miles de jóvenes. En Milán, en la ciudad construida con la sangre y el sacrificio de nuestros mártires. En Milán, en la ciudad en parte construida con dinero de la mafia.

Fuera la mafia del Estado

Entrevistas, preguntas, videos y nuevos contactos. Se está tomando conciencia de que este cáncer existe, que ha contaminado a nuestra República y a nuestra civilización durante más de un siglo. Como una enfermedad corrosiva que se infiltra lentamente y envenena todos los órganos del cuerpo, la mafia se ha infiltrado en todos los sectores de la sociedad: ambiental, sanitario, social, político, empresarial y financiero. "La mafia es ahora una potencia global que gestiona el tráfico ilícito en todo el mundo gracias a la complicidad de instituciones, políticos, empresarios, representantes de finanzas y bancos mundiales. La mafia gestiona el tráfico mundial de residuos tóxicos y radiactivos y controla todos los procesos de eliminación. Todas las políticas de los gobiernos europeos están involucradas en estos oficios, pero también de los países africanos, del Medio Oriente, asiáticos y americanos".

Fuera la mafia del Estado

"El tráfico y los intereses de las mafias en la actualidad se han expandido incluso a sectores de la política ambiental, como el tráfico de animales, y luego al sector del petróleo, nuclear, eólico y de las energías renovables. Es más, los mayores bancos europeos e internacionales, como el Deutsche Bank y el Bank of America, han admitido que se mantienen gracias al dinero sucio de la mafia. Y todos siguen impunes", denunció enérgicamente Sonia Bongiovanni. Un escándalo legitimado por la connivencia y el silencio políticos y mediáticos. HSBC, Citibank y la Banca Wachovia también admitieron que evitaron la quiebra con ese dinero. Dinero del narcotráfico, por el que niños y jóvenes mueren en las calles y en los callejones oscuros de las ciudades de todo el mundo, destrozando sus cuerpos y sus mentes con hachís, cocaína o peor aún, con crack. Dinero procedente de la trata de personas, en la que se venden mujeres, niñas y niños, se los viola día y noche y se los obliga a prostituirse. Dinero del tráfico de armas, por el que cientos de miles de personas ya no tienen casa, familia ni país.

Fuera la mafia del Estado

Pero la mafia es solo una sierva que se ensucia las manos y limpia la chaqueta y la corbata de quienes la manejan y mandan. Son las multinacionales las que la utilizan para disimular sus delitos de contaminación y desastre ambiental y son las naciones las que usan su dinero para sostener sus economías: el crimen organizado sobrevive gracias a esta legitimación de la política y al consenso popular que se deriva de la desinformación y la indiferencia.

Hay una larga lista de culpables, intermediarios, habladores y traidores. En primer lugar, explicó Sonia Bongiovanni, nuestro propio gobierno. El primero, Mario Draghi, "un experto en economía y finanzas que nunca habló de infiltraciones mafiosas en la economía italiana y europea y nunca puso la lucha contra la mafia como uno de los puntos principales de la agenda política". El segundo, Cingolani, ministro de la 'transición ecológica', ex "responsable de innovación tecnológica de la empresa Leonardo, fabricante de armamentos para el mercado bélico internacional y culpable, por haber facilitado las mayores multinacionales petroleras italianas y por querer abrirle paso a la energía nuclear". Y de nuevo, por si fuera poco, la ministra de Justicia Marta Cartabia, "culpable de la nueva reforma judicial que garantizará la impunidad de las grandes petroleras que son responsables de los mayores crímenes 'ambientales'".

Fuera la mafia del Estado

"Tenemos políticos en el gobierno que se llenan la boca de grandes palabras, pero lo que importa son los hechos. Por eso los jóvenes del Movimiento Our Voice le pedimos a la política que se implementen sanciones, desinversiones, boicots y cese de incentivos a las multinacionales que destruyen nuestros ecosistemas. La política se compone de acciones. Todos somos buenos en el 'bla, bla, bla'. El poder está en manos del pueblo, porque los políticos son representantes del pueblo, y no somos nosotros quienes debemos representarlos, sino ellos a nuestras ideas. Y todavía tenemos poder, lo crean o no, tenemos poder cuando usamos un lápiz para votar, cuando decidimos poner una cruz en la casilla. Recordemos quién hizo falsas promesas y quién, en cambio, hace cosas concretas", dijo Jamil El Sadi, jefe de la oficina de prensa del Movimiento.

Fuera la mafia del Estado

Una gran responsabilidad en manos de la nueva generación, muchas veces desacreditada dentro de las familias, programas de entrevistas y debates. Una generación que se ha quedado con un mundo en llamas, un páramo y un pueblo embotado por el lamento, el desapego y un desinterés angustiado que sigue cobrando víctimas día a día. "La lucha ambiental nunca llegará a ser funcional al sistema", gritó Beatrice Boccali, otra activista y artista del movimiento Our Voice, encendiendo la plaza, "seguiremos en las calles y boicoteando a las multinacionales. No puede haber un compromiso, cuando nuestro planeta se está muriendo, cuando millones de especies animales se extinguen todos los días, cuando la vida de los pueblos originarios en el Amazonas, en América del Sur o en África está en peligro, no puede haber solamente una 'transición ecológica', debe haber un gran cambio, la erradicación del sistema hasta el final y la demolición de todos los sistemas que son hijos de este sistema único".

Fuera la mafia del Estado

La resistencia es pacífica y se hace a través del arte

Fueron los jóvenes los que tuvieron el coraje de salir a las calles y enfrentarse a los altos edificios de cristal de Milán y a los agentes de la policía antidisturbios. Lo hicieron con arte, con los sonidos de sus instrumentos, con los movimientos de sus cuerpos y solo con la fuerza de su voz.

Activistas de toda Italia y del mundo bloquearon el tráfico, tocaron instrumentos y golpearon repetidamente frente a las puertas del Mico (Centro de Convenciones de Milán) donde tuvo lugar la PRECOP 26, permaneciendo en ese lugar incluso de noche, llenaron las calles de consignas, carteles y pancartas, lanzando un grito de alarma por un planeta que cada día se hunde más hacia la autodestrucción, no solo desde el punto de vista ambiental y climático, sino también y sobre todo, desde el punto de vista humanitario y social. Uganda, Suecia, Alaska, México, Haití y muchas otras naciones representadas por estos jóvenes, incluidas Greta Thunberg y Vanessa Nakate, se unieron en un grito de justicia.

Fuera la mafia del Estado

Y justo frente a esos edificios altísimos, el arte de los músicos, actores y bailarines de asociaciones y movimientos culturales ha dado el mensaje más fuerte contra todas las formas de opresión. La tierra, el agua y el aire fueron los elementos de la naturaleza representados en el espectáculo del movimiento Our Voice. El mensaje fue claro: la madre naturaleza, con o sin el ser humano, se levantará y podrá regenerar sus colores, sus sonidos y sus aromas. Luchar en su nombre significa ahorrar tiempo y preservar nuestras vidas de la autodestrucción. Para ello, "debemos defender a todos los pueblos indígenas, liberarlos de las cadenas de los negociados, de las multinacionales, de este sistema capitalista, fascista y mafioso. Debemos defender todas las culturas y unir todas las luchas, ambiental, feminista, antirracista, LGBTQIA +, antimafia y antifascista contra un solo sistema que sigue queriendo someter y matar a nuestra gente, pero que logrará hacerlo. Hoy, juntos, debemos ser la resistencia, como todos los días", dijo Sonia Bongiovanni entre lágrimas.

Fuera la mafia del Estado

"El pueblo unido jamás será vencido", gritaban los miles de jóvenes, recordando las acciones revolucionarias y valientes de sus mártires, como Víctor Jara, el Che Guevara, Berta Cáceres, Peppino Impastato, Giovanni Falcone, Paolo Borsellino y todos los demás que dieron su vida por este momento. Sí, porque es hora de resistir, es hora de bajar de las montañas para ser partisanos, para recuperar paso a paso y piedra a piedra nuestras calles, nuestras casas, nuestros ríos, nuestros mares, nuestros cerros, nuestra tierra. Recordemos las palabras proféticas de ese gran revolucionario, Salvador Allende, quien, en su último discurso público, con la conciencia de haber sido traicionado, dio un mensaje de esperanza a todo el pueblo chileno: "Sepan que, más temprano que tarde, se abrirán de nuevo las grandes avenidas por las que pasará el hombre libre, para construir una sociedad mejor". Hoy, casi 50 años después de ese día, se vuelven a abrir las grandes avenidas de Chile, Italia, Argentina, Sudáfrica para que miles de jóvenes lleven en alto la bandera de la Resistencia.

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*Foto de portada: Sonia Bongiovanni, líder del Movimiento Cultural Our Voice

*Fotos restantes: Our Voice / Imagoeconomica