Encuentro del magistrado antimafia con los jóvenes estudiantes de Palermo

"Crean en lo que hacen, luchen por lo que desean, nunca cedan a la resignación y a la apatía. Esta es la esperanza de un magistrado, pero también la de un ciudadano en las generaciones jóvenes". Estas fueron las palabras del magistrado Nino Di Matteo, quien esta mañana se reunió con los jóvenes estudiantes del Instituto Mario Rutelli de Palermo. El exconsejero del CSM (Consejo Superior de la Magistratura) y actual fiscal nacional Antimafia fue invitado directamente por los representantes del liceo con motivo de la semana autogestionada.

"Es un honor tenerlo aquí, sobre todo en un momento en que cada vez más jóvenes no se sienten representados por las instituciones, personas como usted siguen manteniendo un sueño encendido. Veo en figuras como Nino Di Matteo una esperanza de cambio para nuestro país, la encarnación de valores por la que tantos mártires han dado la vida. Tenerlo aquí a nuestro lado nos da la dimensión de lo que realmente es el mensaje que la antimafia debe llevar adelante, en las escuelas, entre los ciudadanos. Aunque haya un fuerte abuso del término 'antimafia' debido a las pasarelas y a las elecciones hipócritas", dijo Andrea La Torre, una de los jóvenes organizadores del evento. Otro organizador, Francesco Lo Monaco, también agradeció al magistrado por ser "un ejemplo en todo lo que hace por el sentido del Estado para que no solo sus hijos, sino todos los jóvenes, podamos tener un futuro libre de mafias y crimen organizado".

Un encuentro humilde, sincero y profundamente humano. Un momento de intercambio, de escuchar, compartir y participar: la demostración de cómo generaciones nacidas y criadas en años completamente diferentes pueden romper todo tipo de barreras y máscaras, para unirse en una sola comunidad capaz de apoyarse mutuamente.

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Fueron muchas emociones, así como la esperanza que quedó en cada joven y en cada presente. "Nunca se resignen a las injusticias de la sociedad, a la subcultura de la soberbia y la prepotencia, a la violencia, al incumplimiento de los derechos de todos, especialmente de los más débiles. Y deben convencerse de que siempre se puede hacer algo".

Palabras, las de Nino Di Matteo, que dieron mucho coraje a los jóvenes estudiantes: porque solo de ellos puede partir la mayor fuerza de resistencia contra cualquier tipo de resignación y de compromiso.

Partiendo de una frase pronunciada por Paolo Borsellino, "es normal que exista el miedo, pero uno no debe dejar que el miedo lo abrume, de lo contrario se convierte en un obstáculo que impide avanzar".

-¿Durante su carrera hubo un momento en el que realmente tuvo miedo?

“Teniendo en cuenta ciertas cosas que surgieron de las escuchas telefónicas y de las investigaciones, sería estúpido, imprudente y atrevido decir que no se tiene miedo. He tenido miedo en muchos momentos, el miedo es un sentimiento humano del que no debemos avergonzarnos. Frente al miedo se pueden hacer dos cosas, una de ellas es dejarse vencer por el miedo y retroceder, y la otra es hacer lo contrario, que no es una elección de heroísmo, sino una elección de dignidad. Si uno ha emprendido un camino y se siente abrumado por el miedo, renuncia a los ideales por los que empezó. Creo que muchas personas viven con miedo, incluso muchas de las personas que están cerca de mí o de ustedes. Porque el miedo es también el de muchos ciudadanos que viven con la opresión de los que piden dinero por protección o de los que temen denunciar ciertos abusos que sufren. Pero es con la fuerza de la dignidad que se debe combatir el miedo. Junto al miedo hay algo más que nos impulsa a continuar. Creo que cualquier intervención en este sentido corre el riesgo de ser teórica y retórica, pero he sentido miedo y lo sigo sintiendo, no hay dificultad en admitirlo, pero he encontrado la fuerza para continuar en mi compromiso”.

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-¿Por qué decidió ingresar a la magistratura?

“Me considero una persona afortunada porque logré hacer lo que soñaba cuando era un joven estudiante universitario. Viví durante 20 años en una Palermo donde cientos de personas murieron bajo la dirección de la mafia y entre estos hubo magistrados, políticos, policías y empresarios. Si doy un paseo por el centro de Palermo, en el arco de un kilómetro cuadrado, paso por donde mataron a Chinnici y Mattarella, entro sl bar donde mataron a Boris Giuliano, y camino por Via Notarbartolo, donde vivía Giovanni Falcone. En ese momento me apasionaba no tanto la idea de ser magistrado por una cuestión de prestigio, sino porque desarrollé la idea de querer hacer algo posiblemente útil por mi tierra, algo que no hiciera reaccionar ante esta situación. Estudié para ser magistrado, pero tenía la intención de serlo debido a los hechos mafiosos y por una serie de circunstancias un poco fortuitas, quizás llegué allí antes de lo que pensaba. Algunos de ustedes pueden tener objetivos comunes o diferentes, pero tengan fe en sus capacidades porque al final lo que importa es la perseverancia y seguir adelante, sin desanimarse ante los primeros contratiempos. Nada es imposible”.

-A partir de las declaraciones de Tommaso Buscetta que dijo en la sala bunker ante Riina: "La mafia se va a terminar cuando hable este hombre", ¿cree que la mafia podría terminar cuando hable Matteo Messina Denaro?

“Buscetta quiso dejar claro cuán central era la figura de Riina, porque en ese momento aún no se había entendido la importancia del rol de Riina en la mafia a nivel nacional y mundial. Evidentemente no podemos hacer predicciones, porque se trata de elecciones que pertenecen a un ámbito personal sobre el que no podemos hacer predicciones”.

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“Solo digo una cosa sobre la base de lo que se ha conocido a lo largo de muchos años de pruebas. Matteo Messina Denaro ciertamente conoce muchos aspectos de toda la historia de las masacres y las relaciones que Cosa Nostra ha tenido con áreas externas, las conoce y si decide colaborar de manera genuina y sin restricciones, sin dudas podría revelar cosas muy importantes”.

“No creo que la mafia se acabe porque arrestaron a Messina Denaro y tampoco creo que se vaya a erradicar por completo el fenómeno mafioso, si no es con una acción que dure años y décadas y que sea una acción concentrada, de parte de todo el Estado, la política y la magistratura, y de todos los ciudadanos. No creo que se pueda decir que, si un jefe como Messina Denaro decide colaborar, automáticamente toda Cosa Nostra será derrotada, pero sin duda sería uno de los pocos capaces de revelar muchos aspectos que han permanecido oscuros. Matteo Messina Denaro fue quien instruyó a otros mafiosos acerca de los objetivos que iban a atacar en las masacres de 1993 en Roma, Florencia y Milán, creo que él sabe por qué se eligieron esos objetivos y si alguien externo lo sugirió”.

“Matteo Messina Denaro junto con otros 4 o 5 hombres de Cosa Nostra, en los meses previos a la masacre de Capaci, estuvo en Roma para seguir a Giovanni Falcone. En Roma, Falcone a veces incluso salía a pie y sin escolta: tenían la posibilidad de matarlo con una ráfaga de Kalashnikov, de una manera mucho más fácil. De repente, Messina Denaro y los demás fueron llamados por Riina a Palermo para organizar un ataque mucho más difícil de llevar a cabo. Creo que Messina Denaro, que tenía la misma estatura criminal y una excelente relación con Riina, habrá conversado acerca de por qué se produjo ese cambio repentino”.

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-Citando una frase de Falcone, ¿es posible evitar hablar del Estado cuando se habla de mafia?

"Si hay una característica de la mafia siciliana es la de buscar relaciones con otros poderes. La mafia siciliana no es anti Estado, no actúa necesariamente contra el Estado, contra el poder político, económico y financiero. Es algo diferente, es un poder que trata de convivir con los otros poderes y también trata de entrar en el ejercicio de los otros poderes. Siempre ha tenido la característica de querer buscar y saber buscar el contacto con el poder oficial y político. Ya en los últimos años del 1800, en Sicilia fue asesinado el entonces director del principal Banco de la isla, Emanuele Notarbartolo. Este crimen fue uno de los primeros con trasfondo político. Pero hay muchos otros hechos, episodios, que prueban lo que digo. No olvidemos que, incluso en las últimas décadas, hemos tenido importantes políticos sicilianos que se han visto involucrados y, en ocasiones, incluso condenados por delitos mafiosos. Hemos tenido importantes empresarios que han sido testaferros de los distintos Riina, Provenzano o Messina Denaro. Hemos tenido miembros del Estado infieles que se han vendido a Cosa Nostra. Por eso no se puede hablar de mafia si no se mira también al poder político e institucional. La lucha debe ser de 360°, de lo contrario tendríamos que pretender que la mafia es solo cosa de extorsionadores y traficantes, en cambio la historia nos enseña que es otra cosa, algo que muchas veces entra en contacto con otros poderes nacionales y supranacionales”.

“Si se lee lo que sucedió en 1943 cuando las tropas aliadas desembarcaron en Sicilia y se comprende lo importante que fue el apoyo de la mafia siciliana, uno se da cuenta de que ciertos males tienen orígenes muy antiguos. Al poco tiempo, los líderes de la mafia fueron nombrados alcaldes en Sicilia”.

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“Cuando el bandido Giuliano fue asesinado, probablemente fueron piezas desviadas del Estado las que utilizaron a la mafia para matarlo. Tuvimos un político, el Senador Giulio Andreotti, 21 veces ministro y 7 veces primer ministro, que, según la sentencia definitiva, se reunió con la mafia, no por casualidad o simplemente para pedir votos, sino antes y después del asesinato de Piersanti Mattarella. Primero porque se había enterado de que los círculos mafiosos estaban enfadados con Mattarella y les había pedido que no se cometiera el asesinato y, después del asesinato, volvió a negociar con la organización mafiosa para averiguar qué se podía hacer para superar ese momento de crisis. Por eso la mafia no es la asociación de narcotraficantes o la asociación de atracadores que se juntan para organizar robos, sino que es un fenómeno que también se alimenta de la relación con otros poderes y se combate si uno está en condiciones de conocer su historia y si entendemos que el mafioso no es sólo el de la gorra y la escopeta, o el Kalashnikov, sino sobre todo alguien que vive para ejercer el poder. Los verdaderos mafiosos tienen la ambición de enriquecerse, pero sobre todo de ejercer el poder de forma oculta y paralela al poder que establecen la Constitución y las leyes”.

-¿Qué reacción humana tuvo al escuchar en las intercepciones telefónicas a Riina ordenando el atentado en su contra?

“Había ordenado esas escuchas telefónicas como parte de una investigación. Casi todos los días venían los dos policías de la DIA (Dirección de Investigaciones Antimafia) que escuchaban las intercepciones para ponerme al día de las cosas que salían, esto lo supe enseguida y después volvimos varias veces a este tema. Tal vez porque yo era el responsable de esa investigación, en ese momento traté de razonar, casi fingiendo que Riina estaba hablando de matar a otros. En ese momento, tenía que analizar y averiguar con la DIA, el significado de esos mensajes, primero si Riina imaginaba que estaba siendo interceptado y después si eran amenazas o tal vez órdenes enviadas al exterior. Al final, los hechos probaron que esas escuchas eran genuinas, es decir, que Riina no imaginó que podría ser interceptado en ese patio. Más que amenazas eran la transmisión de una orden para matarme. Pero todavía sigo aquí”.

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-¿Cuál es su fuerza y qué nos aconseja hacer para luchar contra la mafia? ¿Ha tenido alguna incertidumbre en el camino?

“No hay fuerza sin debilidad. Creo que cualquier persona normal tiene momentos en los que se siente un poco desanimada, se pregunta quién la obliga a hacer lo que hace. La incertidumbre y la duda son parte de la vida y también de mi trabajo, el mayor error que podemos cometer es cuando no hay incertidumbres ni dudas. Éstas, cuando antecedan a una decisión que se debe tomar, son un activo. Lo único que nos mantiene en pie es creer que lo que hacemos puede ser mínimamente útil, porque créanme que ser magistrado desde este punto de vista no es bueno si no se está convencido de ello. No es agradable arrestar a una persona o sentenciarla a cadena perpetua. Lo único gratificante es ser consciente de haber hecho algo útil para la sociedad”.

-¿Qué opina de la correlación entre la Iglesia y la mafia?

“Soy creyente y si uno lee el Evangelio se da cuenta de que no hay nada más alejado de la mentalidad mafiosa que el cristianismo: donde por un lado rige la ley del más fuerte, el cristianismo favorece la humildad, donde está la búsqueda del poder, el cristianismo favorece el servicio a los demás, donde existe la búsqueda de riquezas hay exaltación en lugar de pobreza. El fenómeno mafioso está muy lejos del mensaje cristiano, es todo lo contrario. Con mayor razón sigo sin comprender por qué en el pasado y todavía hoy la actitud de la jerarquía eclesiástica y del clero es a menudo una actitud tímida, casi de connivencia”.

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“En mi opinión, esto es verdaderamente una traición al mensaje cristiano, porque el mensaje cristiano debería implicar tomar posiciones claras de condena del fenómeno, mientras que muchas veces el fenómeno es casi ignorado. Este es un momento que no se puede justificar: del lado de la mafia a menudo hay una falsa religiosidad. Hay quienes financian congregaciones, fiestas religiosas, quienes compran bancos de iglesia, pero en realidad es una religiosidad fingida, de apariencia y conveniencia porque el ejercicio del poder mafioso es exactamente lo contrario de lo que enseña la religión cristiana”.

-Durante la investigación de la Tratativa, usted tuvo un diálogo con Riina, ¿cuáles fueron sus sensaciones?

“He interrogado muchas veces a Riina, Bagarella, Brusca o Provenzano. No quiero hablar de las sensaciones, sólo puedo decirles que un magistrado experimentado comprende de inmediato cuál es la estatura y el peso criminal de un sujeto, sobre todo por la forma en que se desarrollaron los juicios. Hay toda una forma de enviar mensajes y señales al interior y al exterior del proceso”.

“Incluso si está frente a alguien que mató a cientos de personas, un hombre de las instituciones no debe olvidarse que en todo caso la persona humana debe ser respetada, no ofendida ni humillada gratuitamente. Respeto no significa miedo o sumisión, pero un magistrado debe respetar a todos, desde el punto de vista humano. Nunca debe unir la actividad judicial con la humillación de la persona”.

-¿Podría profundizar el tema del 41bis?

“El 41 bis fue previsto en nuestro ordenamiento jurídico en 1992, inmediatamente después de las masacres y fue creado para evitar algo que ocurría con mucha frecuencia, esto es, que el mafioso detenido, sobre todo cuando era un jefe, continuaba tranquilamente dando órdenes sobre la dirección de la actividad mafiosa, incluso órdenes de muerte, lo hacía desde la prisión, a través del sistema de entrevistas con familiares, a través del contacto con otros presos dentro de la prisión que luego salían y llevaban esas órdenes al exterior. La medida no fue creada para afligir más al preso. La cadena perpetua se puede aplicar porque un mafioso ha matado a una persona, pero no se lo somete al régimen del 41 bis porque no hay peligro de que siga dando órdenes. Desde este punto de vista hay que tener claro que el 41 bis no es un castigo, sino una forma de evitar que el mafioso siga liderando desde la cárcel. Por esta razón las charlas familiares son limitadas, el sometido al 41 bis no puede compartir con presos comunes, puede disfrutar de horas de socialización con otros presos que también estén bajo el régimen del 41 bis siempre y cuando pertenezcan a otras organizaciones. Desde este punto de vista, el 41 bis se mostró necesario y sigue siendo necesario, sin perjuicio de que nunca debe transformarse en un caso de mayor castigo”.

“El 41 bis debe aplicarse en los casos en que sea necesario y la aplicación implique el cumplimiento de dichas normas para que el recluso no siga dirigiendo desde la cárcel. Desde este punto de vista ha sido y debe seguir siendo una herramienta necesaria. En los años 70 y 80, los presos de la mafia en la cárcel de Ucciardone hacían lo que querían, sobre todo porque seguían ejerciendo su papel de jefes desde dentro de la prisión. Hubo muchos asesinatos ordenados desde la cárcel”.

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-¿Por qué tanto silencio en torno a la sentencia de segunda instancia del proceso de la Tratativa Estado-mafia?

“Es un silencio preocupante porque ustedes escucharon la noticia de que algunos funcionarios estatales fueron condenados en primera instancia y luego absueltos. Se transmitió la idea, fomentada por varios periodistas, de que la tratativa era un teorema, un invento de algunos magistrados conspiradores y politizados. Pero en esa sentencia se sostiene que después de la masacre de Capaci algunos hombres del Estado buscaron, a través de Vito Ciancimino, a Totò Riina para preguntarle qué había que hacer para detener las masacres. En esa sentencia se dice, sobre la base de pruebas, que la falta de allanamiento del escondite de Riina no fue el resultado de un malentendido entre los Carabineros y la fiscalía, sino que fue una señal de distensión y de disponibilidad enviada al ala de Cosa Nostra que estaba negociando con el Estado, para dejar claro que se podía hacer la vista gorda si había un paso adelante del otro lado”.

“En esa sentencia está escrito que durante algunos años la fuga de Provenzano fue favorecida por algunos hombres de los altos cuerpos policiales, porque en ese momento se creía que era más útil que Provenzano quedara en libertad, para contrarrestar la estrategia de otra parte de Cosa Nostra que quería seguir con las masacres. Me pregunto si en un país normal y democrático no se debería cuestionar la legitimidad de ciertos comportamientos del Estado. Es decir, ¿puede un Estado normal llegar a un acuerdo con una parte de la mafia para derrotar a otra? ¿O esto significa legitimar a la mafia como si fuera un interlocutor con el que se puede hablar?”.

“La información oficial, la de los grandes diarios y noticieros televisivos, muchas veces es información de conveniencia, que refleja el pensamiento único, pero ustedes tienen una ventaja que es la posibilidad de acceder a documentos procesales, sentencias, interrogatorios a través de búsquedas en internet. Es un esfuerzo estar informado, pero estar bien informado los hará libres, respecto a la voluntad que pretende crear un solo pensamiento. Quieren que todos piensen de la misma manera, persiguiendo el éxito, la forma física y la riqueza. Para no saber lo que hay sobre nuestras cabezas y las de ustedes. Espero que de este encuentro se lleven sólo un concepto: hay quienes tienen esperanzas en los jóvenes, para que los jóvenes no se resignen a ser un número, a ser explotados y subestimados desde este punto de vista”.

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-¿Cómo se lleva a cabo el reclutamiento de la mafia hoy en día?

“La generación de magistrados de los años 80 y 90 nos enseñó que el mafioso se afilia a través de una ceremonia particular, con el rito de la punciuta, en presencia de varias personas de una misma familia. Con el tiempo, este rito fue casi del todo abandonado, también porque con el inicio de las colaboraciones con la justicia se les había vuelto peligroso, porque quien había presenciado la iniciación de otro mafioso podía decir que sabía quién era un hombre de honor y quién estuvo presente en el acto. La ceremonia se convirtió en causa de peligro y violación del secreto. Hoy creo que hay un renacimiento de este tipo de rituales, pero de una forma más reservada, sin ceremonias corales. Pero más allá de esto, por desgracia a veces incluso muchos jóvenes han entrado en ese ámbito mafioso sin darse cuenta, porque la mafia siempre ha tenido un poder furtivo, para intentar aprovecharse de las debilidades de los demás. Cuando recurres a un mafioso para pedirle ayuda económica, tarde o temprano intentará despojarte de algo. Ciertos fenómenos también deben ser entendidos, no debemos simplemente condenar, debemos advertir a las personas de bien”.

-¿Es más peligrosa la mafia de los años 80 o la de hoy?

“Desde cierto punto de vista, Palermo en los años 80 y 90 era ciertamente más peligroso, vivíamos en una ciudad donde entre 1981 y 1982 hubo varios cientos de muertos. Todos los días había una masacre. Había un diario que se llamaba L'Ora donde se indicaba el número de muertos, era una Palermo que vivía una especie de toque de queda. Era una Palermo muy pesada, tanto por este barrio como porque se veían riqueza que enseguida se sabía que eran ilegítimas. Había una riqueza de unos pocos, desproporcionada con el resto de la ciudad. Seguramente sería fácil responder que Palermo en los años 80 y 90 era más peligroso”.

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“Pero en estos momentos la mafia está mucho más volcada a una estrategia de sumersión, mientras que antes tenía la necesidad y la voluntad de manifestarse públicamente con actos de violencia. Es peligroso porque desafortunadamente hay tantas situaciones y actividades que parecen limpias para los ciudadanos comunes pero que en realidad están alimentadas por dinero de la mafia. Y desde este punto de vista, la adicción me asusta. Muchos palermitanos piensan que el problema ya está superado, especialmente los de la burguesía palermitana que no quieren ver porque quizás el peso de la mafia todavía se siente en los barrios, porque se debe sentir también allí”.

-¿Cuál es la responsabilidad que siente como magistrado?

“El trabajo de un magistrado consiste en asumir responsabilidades que muchas veces son pesadas, solo hay que temer a los magistrados que no sienten el peso de la responsabilidad, que consideran el expediente un número a desechar. La responsabilidad, en cambio, implica la necesidad de profundizar, implica siempre plantearse dudas, tener incertidumbres, pero luego, en un momento determinado hay que tomar una decisión, asumiendo la responsabilidad de la misma”.

Fotos: Our Voice

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