MinerostrabajandoFotoBoliviamIneraBlogsPotTodo lo contrario. Hurgando en mis recuerdos hallo secuencias de rostros bolivianos viajando en camiones  rumbo a las minas. Como unico destino las profundidades de los socavones inmensos de la geografia boliviana. Mis ojos infantiles descubrieron los sufrimientos de los  trabajadores. Pero sin poder comprenderlos.
Ya adulto, las historias y las vivencias de esos bolivianos de las profundidades mineras se me fueron cruzando una y otra vez, ya sea por mi profesion o ya sea porque esas realidades generaron en mi una profunda  inquietud y curiosidad. Pero mis tiempos no me permitieron dedicarme a conocer particularidades de esa forma de vida. Una vida llena de penurias y de privaciones. Entonces, con los anos fui asumiendo que el minero , desde tiempos pasados venia  ganandose el pan siempre  con sacrificios enormes e inimaginables para quien nunca ha ingresado a una mina.
Y yo soy uno de aquellos que no tuvo la oportuniad de internarse en esas profundidades, para conocer ese terreno misterioso. Y eso precisamente me lleva -en los inicios de la tercera etapa de mi vida- atisbar en ese mundo. Un atisbo obligado porque ese mundo se me ha convertido, desde hace muchos anos, en una asignatura pendiente.
La realidad laboral de muchos residentes de la zona andina es ignorada por la mayoria de  los sudamericanos  y por ejemplo solo la conocemos desde el Uruguay, cuando la prensa internacional da cuenta de un accidente minero.
Esto ocurrio en Chile el 5 de agosto de 2010 cuando se produjo un derrumbe en la mina “San Jose” (situada a 30 kilometros de la ciudad ed TrabajodiariotrabajopesadoFotoLaRepublica21ComUyCopiaco)quedando atrapados 33 mineros, a una profundidad de 722 metros. Una odisea llena de dramatismo que felizmente no derivo en tragedia , registrandose   un rescate publicitado por todo el mundo, como un acontecimiento sin costo de vidas pero  mediatico por excelencia.
Fue algo asi como la cara buena de una realidad amarga. Esta vez a ojos vista de una comunidad internacional sorprendida y maravillada por el desenlace feliz, pero muy distante de la cotidianidad de los trabajadores del sector . Porque como siempre ocurre, solo esa vez, la prensa mundial se intereso por los padecimientos de esas gentes mineras , como si antes de esa fecha (de ese accidente) no hubiesen existido.

Un ano y medio despues, revisando las publicaciones digitales, en mi rutina como director de  la web antimafiadosmil, edicion Uruguay,  se me cruza otra vez ese mundo minero. En el diario La Razon de Bolivia, en su suplemento Tendencias, de fecha 31 de diciembre ed 2011, Ruben Vargas, nos da de bruces con la realidad humana de los mineros bolivianos, partiendo de una nota titulada “Todos los dias la noche”, refiriendose al documental del fotografo suizo Jean-Claude Wicky.
Dice Vargas, que una de las primeras comprobaciones del fotografo suizo cuando entro a una mina del altiplano boliviano -hace ya casi dos decadas- fue que la oscuridad del interior no tiene terminos de comparacion. Escribe que no se parece a nada que uno no haya experimentado antes, agregando luego : “es una oscuridad solida, maciza, literalmente impenetrable;borra toda nocion  de espacio y de tiempo, y borra incluso los propios confines del cuerpo humano.

Dando lectura al articulo se me ocurrio inmediatamente incluirlo en nuestro sitio web, porque   considero que el documental propiamente y el articulo de Vargas -del diario La Razon- constituyen una denuncia tacita. Una denuncia publica sobre la forma de vida de personas que en pleno siglo 20 sufren condiciones laborales ajenas por completo a las que estamos acostumbrados a ver en la superficie terrestre. Condiciones laborales que practicamente ignora la clase sindical de lospaises no mineros. Condiciones laborales que arremeten contra la naturaleza humana y hasta me animaria a decir, que nos deberian  avergonzar a todos.

ElrostrodelosminerosdeayerydehoyFotoTodomineraBlogsPotRuben Vargas agrega, con pluma sutil e incisiva, refiriendose a la realizacion documental deJean-Claude Vicky, que “tanto más sorprendente, entonces, que haya logrado retratar a los hombres que trabajan y pasan la mayor parte de su vida en esa oscuridad con el llamado arte de la luz: la fotografía. Y que lo haya hecho sin traicionar a la oscuridad, incorporándola más bien a esos cuerpos sufrientes pero dignos, a esos cuerpos que, como dice un minero, viven de la mina, pero también son devorados por ella. El fotógrafo pasó 17 años de su vida visitando centros mineros en Bolivia, los relativamente grandes y mecanizados, pero sobre todo los pequeños, los explotados por los cooperativistas sin ninguna tecnología y sin más recursos que su propia fuerza, y aún aquellas minas, cerca del cielo, que no están consignadas en ningún unmapa. De esa sostenida relación con el mundo minero, pero sobre todo con los trabajadores de los socavones, nació primero una exposición y un libro de fotografías que todavía andan dando vueltas por el  mundo. Y después el documental “Todos los días la noche” terminado en 2010. La cinta se estrenó en Bolivia en el marco del Festival de Cine Europeo en noviembre y ahora se exhibe en la Cinemateca Boliviana”
Ruben Vargas, encarando el trabajo del fotografo suizo, pone sobre el tapete publico un panorama humano, propio del altiplano y que ya en tiempos previos a la decada del sesenta, contribuyo al despertar de un ciudadano argentino, que anos despues seria conocido como el “Che” Guevara. En aquel tiempo, su sensibilidad  y su fuerza, le hicieron descubrir la faceta tortuosa de esos mineros aprisionados en la noche de los socavones. Y ese descubriniento fue uno ed los disparadores que lo  transformaron mas tarde en el lider de una revolucion hasta hoy vigente. Me da que pensar que  los ojos de Guevara fueron antesala de los ojos de Vicky. Ambos en tiempos diferentes, con destinos diversos , pero con una misma sensibilidad. 
EltrabajodelosminerosFotoMinerosBolivianosBlogsPotRuben Vargas ha escrito, sabiamente :“Todos los días la noche, es, por una parte, un documental sobre la vida actual de los mineros del altiplano —su trabajo, sus hogares, sus festividades— realizado sobre la base de las imágenes que Wicky captó a lo largo de los años y de la información para darle el contexto social e histórico necesario. Y es, por otra parte, un documental sobre la relación del fotógrafo con el mundo que ha retratado. Este último y emotivo componente es el resultado del retorno de Wicky a los centros mineros, diez años después, para “devolver” sus fotos (su libro de fotos) a los protagonistas de su trabajo. Quizás el mayor desafío de Wicky en este documental fue lograr la distancia precisa para mostrar una realidad desgarrada sin remedio por la miseria, pero también engrandecida por la dignidad, la valentía y los sentimientos sin ceder ni al discurso reivindicativo ni a la lástima. Sólo un conocimiento real de ese mundo —logrado a lo largo de muchos años— y una relación horizontal con sus protagonistas —construida compartiendo su trabajo— podían permitirle a Wicky esa distancia. Ése es acaso el mayor logro de Todos los días la noche: un tono narrativo y visual respetuoso y solidario a un tiempo; conmovedor y comprometido con la fuerza de la realidad; fiel a un tiempo y un espacio determinados, pero también perdurable. Una memoria en suma.”
Gracias, Jean-Claude Vicky, por convivir con los mineros; y por  internarnos , gracias a tus camaras, en los confines de los socavones. Socavones de protagonistas anonimos,  repletos de dignidad, de valentia y con la capacidad inigualable para vivir todos los dias la noche. Lo que a nosotros seguramente nos resultaria imposible.