Desde la aparición del movimiento, que arrancó con una protesta de cientos de personas en Madrid el 15 de mayo, los "indignados" y grupos de parecida filosofía como "Occupy Wall Street ("Ocupa Wall Street") quisieron hacer de este 15 de octubre (15-O) una jornada simbólica, reuniéndose ante sedes financieras como Wall Street, la City de Londres o el Banco Central Europeo (BCE) en Frankfurt.
El seguimiento de la protesta fue desigual según el país. A los cientos de "indignados" en países asiáticos se sumaron 200.000 manifestantes que llegaron a 
Roma desde toda Italia para criticar al primer ministro, Silvio Berlusconi, y su gestión de la crisis de la deuda.
En el centro de la capital italiana 70 personas resultaron heridas, (tres de ellas de gravedad), luego que la manifestación degeneró en una verdadera guerrilla urbana, con autos incendiados, comercios saqueados y enfrentamientos de grupos violentos con la Policía e incluso con los demás manifestantes.
Los primeros incidentes se registraron en la Via Cavour a pocas cuadras del comienzo de la marcha. Un grupo de jóvenes con la cara tapada y vestidos de negro se separó de la manifestación, aparentemente de modo organizado y comenzaron los destrozos.
La vidriera de una sucursal bancaria fue destruida, un supermercado fue atacado y saqueado y dos automóviles incendiados, en un clima de violencia dirigida incluso hacia los transeúntes, como un hombre de 60 años que fue agredido por intentar defender a un bombero que combatía uno de los incendios.
Los manifestantes violentos -que desfilaban bajo un cartel con el eslogan "Si nos sacan el presente, les robamos el futuro"- no quisieron identificarse mientras la Policía los enfrentaba con gas lacrimógeno y chorros de agua, sembrando el pánico entre los manifestantes pacíficos.
En Frankfurt las protestas se dirigieron a la sede del Banco Central Europeo (BCE), con una convocatoria de poco más de cinco mil asistentes, mientras actos similares se repitieron en otras ciudades alemanas como Berlín, Munich, Hamburgo y Hannover.
"Están malversando nuestro futuro"; "No hay democracia en el BCE"; "Están especulando con nuestras vidas" eran las pancartas que se observaban en Frankfurt. Jóvenes, jubilados y familias con niños, a pie o en bicicletas, se sumaron a la protesta global (aunque en mejor clima que en Roma).
Cual si fuera un reguero de pólvora a través del mundo, las manifestaciones se sucedieron por Bruselas, Suiza, Francia, Portugal, Israel y Grecia, entre otros países. En Sudáfrica por ejemplo, unas cincuenta personas se dieron cita en Johannesburgo, ante la más importante Bolsa de África con pancartas con inscripciones que decían "Abajo el capitalismo" o "Que el pueblo comparta la riqueza".
En Gran Bretaña los 3.000 "indignados" que se movilizaron en el distrito financiero londinense contaron con la adhesión de Julian Assange, fundador de WikiLeaks.
Ante este movimiento global, miles de españoles sintieron orgullo por haber sido quienes encendieron la mecha. Cinco marchas salieron 
desde diferentes barrios de Madrid para converger en la fuente de Cibeles y luego en la Puerta del Sol, emblema desde el comienzo del movimiento, que volvió a convertirse en dormitorio.
"A los bancos los salvan, a nosotros, no", rezaba una pancarta que flameaba en la marcha de "indignados" por Nueva York, por delante de la sede del Chase Bank, vecina a la Plaza de la Libertad, como ahora llaman al Zuccotti Park, una plaza privada adonde surgió el movimiento de "indignados" neoyorquinos que acamparon allí hace un mes, con carpas y tiendas de campaña, en contra de la desigualdad y la avaricia.
La movida también llegó a América Latina. Manifestantes brasileños se reunieron en San Pablo y convocaron a participar de actos en Río de Janeiro, Brasilia, Porto Alegre, y 39 ciudades del país.
Las movilizaciones también alcanzaron a Santiago de Chile, Lima, Ciudad de México y estaban previstas para Montevideo.
Fuente: AFP/ANSA/AP