Y si se trata de ejemplos más cercanos esto sobran en el  Uruguay y en la Argentina. Diariamente la crónica policial uruguaya nos da cuenta de ese panorama. Una y otra vez se oyen las historias de narcos: narcos con sabor a millones de dólares,  diseminados por el mundo, en diferentes  épocas y bajo diferentes circunstancias. Narcos de poca monta en las ciudades del Río de la Plata. Esos narcos que una vez, la primera, deterioraron sociedades humanas. Las corrompieron, por años. El mal de nuestros días,  entre otros males. Un mal que se ha extendido por el mundo como sello de una humanidad doliente y subyugada a todas esas actividades de la venta y del consumo de la droga. Actividad ya inherente al modo de vida moderno, congeniando con la hipocresía de su combate. De parabienes los poderosos y los imperios, porque la droga, su consumo y su venta, justifican intervencionismos y sometimientos. Y ya no importan las vidas humanas y mucho menos los episodios del resumidero que deja el narcotráfico en las comunidades humanas cual si se trataran de cloacas de una civilización patética. Cloacas en las que ya no se distinguen ni códigos ni inocencias. Cloacas en las que inocentes y malditos se confunden con perversidades incalificables. Porque no es la primera vez que la infancia ha sido partícipe involuntaria de todo ese desmoronamiento humano. He aquí un episodio que nos habla a las claras de ese desastre, ganando terreno en  las calles de Montevideo: una pareja comercializaba  pasta base en una plaza pública de Montevideo, acompañada de sus dos pequeños hijos –de 2 y 3 años- los cuales llevaban la droga en sus respectivas mochilas. La inocencia precedida de la inevitable malicia del mercado del narcotráfico de nuestros días y de nuestras zonas urbanas. Para indignarse y para rebelarse. Como mínimo.

VENDÍAN PASTA BASE CON SUS NIÑOS CHICOS; AHORA LOS ADULTOS ANTE LA JUSTICIA Y LOS MENORES AL INAU
CallejndelaUniversidaddelaRepblicaFotoSkyscrapercityUna pareja utilizaba a sus dos pequeños hijos como "mulas" para transportar dosis de pasta base que comercializaba en la calle. Vendía cerca de la Universidad de la República y en la Plaza de los Treinta y Tres.
Parecía un matrimonio común con dos hijos chicos, pero en realidad todo era una pantalla. No paseaban por la plaza ubicada frente al Cuartel de los Bomberos como mucha gente presumía al verlos. La intención era otra.
En efecto, el hombre de 31 años y su mujer de 18 tienen dos hijos en común de dos y tres años. Desde hace unos meses el sujeto se contactó con traficantes de drogas y se hacía traer, desde Argentina, paquetes que contenían pasta base. Luego procedía a acondicionar el estupefaciente en dosis y para no levantar sospechas de la Policía, las colocaba en las mochilas de los niños, ajenos a los que transportaban. La pareja tenía sus clientes y por eso se instalaba en la Plaza de los Treinta y Tres. Junto a sus hijos, se PlazadelosTreintayTresFotoVagamundosNetcolocaban en un banco, como paseando, y pronto comenzaban a acercarse discretamente los compradores. La familia aparecía por las tardes lo que hacía durante algunos días, luego alternaba instalándose en el callejón de la Universidad de la República donde también comercializaban la droga.
Durante algún tiempo esto les rindió importantes dividendos. Sin embargo, ciertas acciones terminaron descubriéndolos. Efectivos pertenecientes al Departamento de Hurtos y Rapiñas, que patrullaban a pie la zona del Cordón, observaron en más de una oportunidad a la pareja con los niños y no dieron mayor trascendencia. Sin embargo, comenzaron a advertir que distintas personas se les acercaban e incluso algunos entregaban dinero.
Finalmente, sospechando que algo sucedía, comenzaron a desarrollar una minuciosa vigilancia hasta que ayer decidieron intervenir.
Cuando se acercaron, identificándose como policías, el hombre se desacató e intentó alejarse del lugar por lo que fue detenido junto a su mujer. Le realizaron un registro y no hallaron nada, pero la cosa cambió cuando inspeccionaron las mochilas de los niños. Encontraron varias bolsitas blancas que resultaron ser de pasta base. La pareja fue detenida y trasladada a Jefatura, mientras que los pequeños quedaron en custodia oficial. Ahora el juez resolverá sobre la situación de los apresados.
Fuente: La República