Pero las esperanzas no se perdieron nunca aunque los valores de los nuevos demócratas  se fueron diluyendo en discursos demagógicos con sabor a restitución de las libertades y de las instituciones. Pero no habrán libertades ni instituciones restituidas íntegramente mientras no se aclaren  debidamente los  crímenes del terrorismo de Estado; mientras no se de curso a la Justicia, aquella que fuera avasallada en el Río de la Plata y en los países linderos, con la complacencia de muchos que se definieron como defensores de las instituciones cuando en realidad las estaban ignorando y  denostando descaradamente; mientras los vientos de la inmoralidad del Estado y de sus administradores de turno no den la vuelta la página, liberados de las mochilas de una ignominia desatada sobre generaciones de luchadores; y mientras las generaciones de izquierda no contemplen, en sus puestos de poder: el sentido, el significado y la esencia de tanta sangre derramada de tanto compañeros, que en las mismas filas, juventud mediante, no hacían otra cosa que crear conciencia con su propio sacrificio y esfuerzo, para lograr un mundo mejor. Entonces, 27 años después, una historia de injusticia, la de Vladimir Roslik, estaría de camino de ser recordada con el dolor de la pérdida, con el no menos significativo aditivo del sentido de la justicia, resurgido y aplicado, para que esa desaparición física no quede a la deriva meciéndose en el olvido y en la indiferencia de las generaciones futuras y de hoy mismo. Aunque claro está, otras historias deberían correr la misma suerte, por el solo respeto a la vida humana. Porque insisto, no hay libertades, ni instituciones restituidas íntegramente  -aún en un gobierno de la izquierda por la que muchos luchamos-mientras no se aclaren debidamente los crímenes del terrorismo de Estado. Y me hago cargo de mis dichos, porque todavía respeto y valoro mucho a la izquierda de mi país, aunque,  al decir de Eduardo Galeano –con quien comparto plenamente- “me parece que a veces se incurre en el error de creer que para poder adaptarse a los tiempos que cambian hay que terminar pareciéndose demasiado al enemigo que uno combate..” de un fragmento, de una reveladora y muy sustanciosa entrevista que concediera no hace mucho tiempo a los colegas de la revista Sudestada, publicación estandarte de la independencia periodística ( recalco, de Lomas de Zamora, República Argentina) en tiempos en los cuales la sumisión periodística se pavonea por las calles de Buenos Aires y de las Provincias de la vecina orilla. Vladimir Roslik, ya es hora de que por tu muerte, tus asesinos materiales e ideológicos sean encerrados o como mínimo sea viable conocer sus rostros, su identidad y su maldad con  nombre y apellido. Solo que ahora el expediente no aparece. Insultante panorama para quienes queremos que las investigaciones sigan su curso y se haga justicia.

Investigarán su muerte por torturas después de 27 años, pero el expediente ha desaparecido; había sido detenido por militares uruguayos al fin de la dictadura(Fuente El Pais)
La jueza Livia Pignataro resolverá si desarchiva la investigación de la muerte del último detenido asesinado durante la dictadura militar (1973-1985). Se trata de Vladimir Roslik, médico uruguayo e hijo de emigrantes rusos.
El caso fue excluido de la Ley de Caducidad a fines de junio, cuando el Poder Ejecutivo emitió un decreto en el que declaró nulos los actos administrativos que amparaban 88 causas basadas en dicha normativa.
Roslik, de 35 años de edad, fue detenido por efectivos militares el 15 de abril de 1984 y al día siguiente fue entregado muerto a su esposa, según estableció una denuncia presentada ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que identifica al gobierno uruguayo como el "responsable" de la muerte de Roslik.
Si bien primero se indicó que Roslik había fallecido por un paro cardíaco, la resolución del organismo internacional aseguró que el médico uruguayo fue víctima de torturas.
En torno a la muerte de Roslik, hay tres expedientes: una denuncia de un médico local; otra del Ministerio de Salud Pública y otra de la Federación Médica del Interior. Las tres, originalmente, se unificaron en un mismo expediente porque hacen referencia al mismo episodio
Sin embargo, el expediente no pudo ser ubicado en el juzgado, y por ese motivo la jueza dispuso la realización de una "búsqueda más exhaustiva" en la sede, dijo el vocero de la Suprema Corte de Justicia, Raúl Oxandabarat.
En último registro de movimiento del expediente, indica que, en su momento, fue enviado al Poder Ejecutivo; cabe la posibilidad de que nunca haya sido devuelto al juzgado.
Ahora, según Oxandabarat, la jueza Pignataro "tendrá que estudiar si la resolución del Poder Ejecutivo da mérito suficiente como para desarchivar la investigación".
El documento de la CIDH señaló, además, que en torno a este caso el 29 de mayo de 1984, dos oficiales del Ejército fueron procesados: uno por "homicidio ultraintencional" y otro por "irregularidades en el servicio”
DESARCHIVAN EL CASO (por Daniel Rojas desde Fray Bentos).La Justicia estudia la posibilidad de reactivar la investigación por la muerte del médico Vladimir Roslik, ocurrida el 16 de abril de 1984, y por lo que se transformó en el último homicidio que tuvo lugar durante el régimen de facto (1973-1985).
La jueza de Fray Bentos, Livia Pignataro, desarchivó el expediente en función de lo que estableció el Poder Ejecutivo en una resolución de fines de junio, en la cual declaró nulos los actos administrativos dictados por gobiernos anteriores que ampararon denuncias por violaciones a los derechos humanos en el marco de la ley de Caducidad.
En relación a la muerte de Roslik, el juzgado en el que actualmente se desempeña Pignataro, existen tres denuncias: una presentada por un médico local; otra que presentó el Ministerio de Salud Pública y otra que formuló en su momento la Federación Médica del Interior.
Pero como las tres acciones hacen referencia al mismo episodio, en su momento se unificaron en un mismo expediente el que, sin embargo, no ha podido ser ubicado por la jueza Pignataro, según informó a El País el vocero de la Suprema Corte de Justicia, Raúl Oxandabarat.
Por ese motivo, la magistrada ordenó a los funcionarios de la sede la realización de una "búsqueda exhaustiva", dijo Oxandabarat.
Agregó que el último registro que existe en el juzgado en torno al expediente, indica que fue enviado a la Presidencia de la República, por lo que cabe la posibilidad de que no haya sido devuelto.
Roslik nació en 1941 en la localidad rionegrense de San Javier, poblada por descendientes de rusos. Murió el 16 de abril de 1984 en el Batallón de Infantería N° 9 de Fray Bentos tras una sesión de tortura luego de ser detenido junto a otros residentes de San Javier.
"La justicia tarda pero llega. En 27 años nunca perdí la esperanza", dijo a El País la viuda de Roslik, Mary Zabalkin, al enterarse de la decisión judicial de evaluar el desarchivo del caso de la muerte de su esposo.
"Por la memoria de Vladimir y de toda la gente que padeció lo mismo que nosotros, debe hacerse justicia", agregó la mujer, y remarcó: "Con esto, uno vuelve a creer en las instituciones".
"Si habrá pasado tiempo que mi hijo tenía cuatro meses cuando asesinaron a su padre y ahora hace 20 días que se recibió de ingeniero", señaló la viuda de Roslik.
Fuente: El País digital