LetiziaBattagliaDesde sus años de adolescencia y juventud ha sabido asumir ese mal enquistado en su entorno, y lo ha sabido asumir como un mal al que hay que combatir. Y en cada una de sus palabras se sienten los estiletes de su repulsión a la corrupción vistiendo trajes teñidos de ríos de sangre y bordados de poder y  dinero. Letizia Battaglia no se ha doblegado nunca a la mafia –aunque ahora pareciera que sí, por las desilusiones que ha tenido en esa lucha- ni siquiera en los años más difíciles. LetiziaBattagliaenplenalaborfotoUpNetFoto4No se ha doblegado nunca a los mafiosos de las calles de su ciudad. De su Silicia querida. De su tierra natal. De la que no quiere partir y en la que solo piensa en estrechar lazos con quienes, como ella, no tienen otro cometido que el de ponerse de punta contra los mafiosos y los políticos fagocitados por el poder. Por esa razón y otras más que no es oportuno exponer, porque sería extenso (aunque placentero) detallar,  a mí personalmente me resulta muy grato ofrecerles a ustedes la entrevista que en diciembre del 2010 le hiciera a Letizia, Vicente Chilet, secundado por la fotógrafa Raquel González. Una entrevista que de una sola LetiziaBattagliafotoLimmagineprecariawordpressFoto1pincelada, desde el comienzo hasta el final, permite conocer a esa mujer, que sostenida por la intensidad de su lucha contra la mafia, no hace otra cosa que despertar la conciencia de los palermitanos y de los no palermitanos, respecto a la mafia operativa en Italia y en el mundo. Sus palabras resumen la inagotable sed de libertad y de justicia, que sienten allí en Sicilia, los hombres y las mujeres, los jóvenes y los adultos,  reclamando al  mundo entero más conciencia, para extirpar el poder mafioso de la isla y del planeta, donde todavía una gran parte de la humanidad parecería estar más empeñada en cobijarlo y protegerlo, que en combatirlo. Gracias Letizia por tu fuerza y tus expresiones, que resultan más que tales, porque son literalmente, dagas contra el mal. No obstante, según ella, ya no hay esperanza de que la isla se vea libre de la mafia, sencillamente porque considera que la isla está aislada. Pienso, personalmente, que todavía no está dicha la última palabra. Aún hay combatientes inspirados en valores de justicia –incluida ella- que todavía siguen dándole dura batalla al mal mafioso. He aquí la entrevista:  

A sus 75 años, la fotoperiodista Letizia Battaglia no ha perdido ni un ápice de energía. Sus afiladas palabras guardan cierto paralelismo con las crudas imágenes en blanco y negro con las que enseñó al mundo, en los años de plomo de los 70 y 80, lo que las oscurantistas autoridades italianas se negaban a admitir: que la mafia estaba desangrando Sicilia. Letizia habla, sueña, fuma, grita y se lamenta hoy con la misma pasión que cuando aún creía en la utopía
Letizia Battaglia sigue, a los 75 años, hablando claro sobre la mafia y la corrupción de los políticos en Italia
Regresó de Milán a Palermo como fotógrafa del extinto diario de izquierdas L’Ora en los años 70, en plena guerra entre clanes y contra el Estado, representado en el pool antimafia de Giovanni Falcone y Paolo Borsellino.

“Fueron años terribles. Terribles, porque morían asesinadas las mejores personas, porque era muy evidente el poder político y militar de la mafia sobre la sociedad. Pero a pesar de eso había personas con valentía, que querían luchar. Durante veinte años he visto derramada mucha sangre, mucha gente muerta, mucha gente siendo cada vez más pobre”.
-¿La fotografía fue convicción o vocación?

UnafotografadeLetiziaBattagliaFoto2Comencé a hacer fotos en Milán, como un trabajo más. Tenía tres hijas, poco más de treinta años y estaba separada. Fue el hambre, traer comida a casa, lo que me empujó a decantarme por la fotografía, una de mis aficiones”
-¿Llegó a habituarse a la macabra normalidad de fotografiar la muerte?

“¡No, nunca! He fotografiado más personas muertas que vivas, y sin ser corresponsal de guerra, porque el drama sucedía en mi tierra. Por ese motivo aumentaba mi dolor y nunca pude habituarme. Por la muerte, el horrible olor de la sangre, la injusticia. Llegué a tal punto de hartazgo, después de dos décadas, que me negué a fotografiar más asesinados. Psicológicamente no podía aguantar por más tiempo ese trauma.”
-Fue un trauma que le ayudó a tomar conciencia e implicarse.

“Cierto. Fotografiar aquella Palermo era algo distinto. La cámara fotográfica me ha hecho conocer la realidad. Me ha permitido tener un contacto directo con todo aquello que sucedía”.
-Abrir los ojos…

UnafotografadeLetiziaBattagliaFoto3“Abrir los ojos, la cabeza, el corazón. ¡Todo! Callejeé por toda Palermo con la cámara a cuestas, siguiendo cada asesinato. A partir de ahí vino la militancia contra la mafia y contra la corrupción. Eso no ha evitado que al mismo tiempo no me haya enamorado de la fotografía como arte. Amé la fotografía y la amo todavía ahora. Adoro a los grandes fotógrafos y la belleza de su trabajo. Y he transmitido a mi hija Shobha esa pasión.”
-¿La militancia adquirida a través de las fotos en blanco y negro le hizo saltar a la política con La Rete, al lado del alcalde Leoluca Orlando?

“Si con las fotografías había denunciado, había mostrado al mundo entero lo que sucedía en Sicilia, pero tenía que recurrir a la acción”
-Recogieron una ciudad hundida por la gestión de los alcaldes Salvo Lima y Vito Ciancimino. ¿Cómo fue la experiencia?
 
“Esos han sido los años más bonitos de mi vida, sin duda. Con la fotografía sólo podía denunciar, con la política tenía capacidad para hacer algo por mi gente. Fueron siete años maravillosos. Siempre estaré agradecida a Leoluca, me permitió amar mi tierra y hacer algo por mi ciudad”
UnafotografadeLetiziaBattagliaFoto5-Paolo Borsellino decía sobre esta ciudad: “Palermo no me gustaba, por eso he aprendido a amarla. Porque el verdadero amor consiste en amar las cosas que no nos gustan para poderlas cambiar”. ¿Cuál es su relación con Palermo?

“Yo la amo y la odio a partes iguales. Porque no he sido sólo la fotógrafa que retrató la mafia en esta ciudad, como palermitana también la he sufrido. Tengo recuerdos desagradables e incluso llegué a huir de allí para refugiarme en París. Pero sentí la obligación de volver.”
-¿Es una ciudad, una isla, donde todavía cabe la esperanza?

“No. La posibilidad que se tuvo de derrotar a la mafia no se aprovechó. No hay ninguna esperanza porque el gobierno no protege a Sicilia, no lo ha hecho nunca. Somos una isla aislada. Tampoco es una responsabilidad exclusivamente italiana. Si Europa no decide ayudarnos contra la mafia, nosotros solos no lo conseguiremos jamás. En el sur de Italia hay millones de personas. Resulta increíble que tengamos que luchar todavía tanto en esta Europa moderna. Nosotros, los sicilianos, los calabreses, los napolitanos, continuamos sufriendo mucho.”