Latragediafoto3Muertos sin nombre, muertos sin justicia, muertos sin tumba ni memoria ni piedad porque muchos de ellos, además, son muertos sospechosos. No en vano el Gobierno de Calderón y sus intelectuales en nómina hicieron correr la especie –cada vez más cuestionada por la realidad—de que la inmensa mayoría de los caídos son sicarios asesinados por otros sicarios.
Pero resulta que los siete jóvenes torturados y asfixiados hace unos días muy cerca de la bella ciudad de Cuernavaca sí tenían nombre. Y uno de ellos, además, se llamaba Juan Francisco Sicilia, tenía 24 años, una sólida formación, y era hijo del poeta Javier Sicilia, quien recibió la brutal noticia en Filipinas. En el avión de regreso, escribió un poema dedicado a su hijo:
EldolordelpoetaJavierSiciliafoto1El mundo ya no es digno de la palabra
Nos la ahogaron adentro
Como te asfixiaron
Como te desgarraron a ti los pulmones
Y el dolor no se me aparta
Sólo queda un mundo
Por el silencio de los justos
Sólo por tu silencio y por mi silencio, Juanelo.
Al llegar a México, Javier Sicilia lo leyó en público, rodeado de amigos, en el zócalo de Cuernavaca. Luego, anunció: “Es mi último poema. No puedo escribir más poesía. La poesía ya no existe en mí”.
PabloOrdazperiodistaespaolfoto2Dicen los que lo conocen que el poeta Javier Sicilia es un tipo extraordinario, que enseguida se percató de que su dolor –recogido por los medios gracias a su notoriedad pública— es también el dolor anónimo de miles de padres mexicanos que no solo tienen que llorar a sus hijos muertos, sino también velar por su honor y buscar una justicia improbable (el 98% de los delitos queda impune). Así que, haciendo de tripas corazón, el poeta ha hablado por todos: “Estamos cansados, muy dolidos. Cada muchacho que se está muriendo ya se está volviendo el hijo de cada uno de los seres de esta nación. El corazón de México está podrido por la violencia criminal…”.
El miércoles, a las cinco de la tarde, una manifestación recorrerá el centro de la ciudad de México desde la explanada de Bellas Artes hasta el Zócalo. Por Juan Francisco. Por sus seis compañeros de infortunio, por los 35.000 mexicanos que en cuatro años han perdido la vida violentamente, por los 5.000 que siguen desaparecidos y por los que día a día –en la violenta frontera norte pero también en ciudades tan bellas y hasta ahora tan pacíficas como Eldolorfoto4Cuernavaca— pierden la vida inútilmente. Se acabó la poesía. Es hora de escuchar lo que Javier Sicilia tiene que decir en la prosa rota de su dolor: “Estamos destruyendo lo mejor de nuestra gente, de nuestros muchachos, los que tienen escasas posibilidades y son gentes de bien y los que no tienen oportunidades y están siendo carne de reclutamiento de los carteles”. Se acabó la poesía. Es hora de escuchar lo que Javier Sicilia tiene que proponerle a otros padres tan rotos como él: “Le pido a cada uno de los que han perdido un hijo que no ceje, que nos unamos con los grupos de solidaridad, con los amigos, con los que están luchando, para que esto no vuelva a suceder”.
Habla el poeta
(Agencia EFE) El gran problema es que "los partidos políticos no están contribuyendo en nada en medio de sus pleitos (...) Vivimos una emergencia nacional y nadie está haciendo realmente un trabajo en serio", declaró Sicilia en una entrevista difundida por la emisora MVS.
Juan Francisco Sicilia, hijo de este poeta mexicano y colaborador del semanario Proceso, apareció asesinado junto a otras seis personas el 28 de marzo en Temixco, urbe cercana a Cuernavaca, la capital del estado de Morelos.
Los siete jóvenes, cuyos cuerpos presentaban señales de tortura, murieron asfixiados, de acuerdo con la Procuraduría General de Justicia de Morelos (PGJM).
Javier Sicilia explicó este viernes que se encontraba en Filipinas cuando recibió la noticia y las condolencias del presidente Felipe Calderón.
"Me habló, estaba muy consternado y me dijo que él personalmente iba a presionar para que realmente (la investigación) se llevara hasta las últimas consecuencias", añadió.
El también ensayista y periodista se hizo eco públicamente del hartazgo de la sociedad frente a la violencia.
"Estamos cansados, muy dolidos. Cada muchacho que se está muriendo ya se está volviendo el hijo de cada uno de los seres de esta nación", declaró.
Según Sicilia, ni el Gobierno mexicano ni las autoridades de muchos estados del país están "tocando el corazón del problema".
"Por desgracia, el asunto no está fuera, está también dentro de las instituciones, y eso es terrible. Estamos destruyendo lo mejor de nuestra gente, de nuestros muchachos, los que tienen escasas posibilidades y son gentes de bien", y "los que no tienen oportunidades y están siendo carne de reclutamiento de los cárteles", añadió.
El procurador de Morelos, Pedro Luis Benítez, admitió ayer que entre los asesinos de Temixco podría haber exfuncionarios públicos, algo aún sin confirmar pues no hay arrestos consumados.
"Yo espero que se lleve hasta el final esto y que realmente se capture a los responsables", agregó.
Sicilia rechazó que su hijo y los otros seis asesinados fueran informantes del Ejército, como se manejó en algunas versiones que hacían referencia a un mensaje dejado al lado de los cadáveres.
Dilogoconlaprensafoto5Además, criticó "que ni siquiera las organizaciones mafiosas tienen códigos, podríamos llamar éticos, y están llamando lo que sea y a quien sea, es decir, no distinguen entre una puta y su madre".
México está sumido en "una descomposición demencial, demoníaca", según el escritor, quien llamó a los criminales a "que reconsideren sus códigos, que no pueden estar matando indiscriminadamente a inocentes".
También extendió un mensaje contra el desánimo de aquellos padres que, como él, hayan perdido a algún hijo en México.
"Esta nación está desgarrada absolutamente y le pido a cada uno de estos padres que han perdido un hijo que no cejemos, que nos unamos con estos grupos de solidaridad, con los amigos, con los que están luchando, para que esto no vuelva a suceder", concluyó.
En México, la ola de violencia asociada con el crimen organizado ha dejado más de 35.000 muertes desde 2006.