Delirios aparte, que dejo que los profundicen los más duros de estómago, me preocupan mucho más las declaraciones concedidas ayer por el jefe del Estado, el cual, en vez de tronar contra los condenados que están en el Parlamento, no pierde ocasión para reprender a los magistrados, qué con su “exposición mediática” contribuyen a “desorientar a los ciudadanos”. Justo él, que en enero de 2010 mandó a Anna Craxi* una carta de elogio por el pobre estadista, un ladrón prófugo, condenado de forma definitiva, un criminal!! ¿Quien desorienta a quién? (Instigación al delito http://www.antimafiadosmilargentina.com/joomla3/index.php/antimafia-italia/396-instigacion-al-delito)
Es inquietante de verdad, en este país, observar que se repiten dramas de la historia, que se perpetuan cíclicamente las tragedias griegas. Qué en este caso ven cómo víctimas sacrificales la gente inocente y hombres justos.
Lo increíble, un poco mácabro, quizás también un poco místico, es que se reproponen literalmente las tramas, no obstante los actores y escenarios cambien con el mutar de épocas. También los epílogos a menudo son idénticos.
El poder constituido, que por medio de sus siervos, juglares de corte, libelistas y saltimbanquis (en la versión moderna se interpretan como políticos asalariados, hombres de las instituciones infieles, mafiosos con encargos institucionales, pelotillas, escort que han pasado por el Parlamento, etc.. etc..) pone en práctica el infalible esquema: criticar, ridiculizar, hacer que los superiores reprendan, hacer aislar y luego hacer eliminar.
Lejos de mi la intención, que esté bien claro, de pensar que la guapa señora Santanché sea un instrumento del poder, ya que ella no sabe ni lo que dice ni lo que hace y por lo tanto debe ser perdonada, pero la cuestiòn se está haciendo de verdad demasiado seria como para perder tiempo detrás de ella.
Mas bien veo que se las toman constantemente con algunos magistrados, justo un puñado, con respecto de los ocho mil que componen el orden judicial, esparcidos en varias fiscalías italianas y ocupados sobre todo en la lucha contra la criminalidad organizada. Entre ellos hay dos a los que se les apunta con el dedo cada vez más: los fiscales Antonio Ingroia y Nino De Matteo, ambos, en funcion en la fiscalía de Palermo, y ambos, titulares de delicadas investigaciones sobre las inconfesables relaciones entre estado y mafia.
Que esté atenta la democracia y estemos atentos todos nosotros los ciudadanos, si esta vez la tragedia griega tuviera que repetirse, porque difícilmente podremos realzarnos. Será el derrumbamiento de nuestras instituciones, cuyos cimientos están podridos, y será la muerte segunda de la democracia, que no tendrá ningún vencedor entre opresores y oprimidos. Será la barbarie de algún autoritarismo sin ideas.
La mafia mata a los hombres del Estado que el Estado deja solos.
La mafia mata a los magistrados que con valor y abnegación buscan y encuentran la verdad sobre la connivencia, entre el estado, Cosa Nostram y criminalidades organizadas en general.
Hoy la investigación más importante, a mi parecer contra el poder y la mafia, es sin duda la de la así llamada “negociación” entre Cosa Nostra y el estado, ya desde principios de los años 80’, que alcanzó su momento más dramático con los atentados del 92-93, y que hoy está en fase conclusiva y definitiva.
Detener a aquellos magistrados que podrían, con los instrumentos de la verdad y de la justicia, hacer saltar la mesa del “juego grande” es prioritario para el nuevo poder de la “tercera república” que está en fase embrionaria. Es decir, que el asesinato de los jueces Ingroia y Di Matteo o de uno de los magistrados de la fiscalía palermitana o de la fiscalía nissena (de Caltanissetta), sería deseable porque desestabilizaría aparentemente el sistema. El gobierno Monti o el sucesivo, no cambia mucho, intervendría con autoridad reforzando las fuerzas del orden que quieren capturar al prófugo Messina Denaro y otros. En sustancia, tal 
como dijo el boss Piddu Madonia en la cárcel, tal como dijo Riina a sus compadres boss, tendríamos “el usual ladrido del estado y de la gente” y luego todo pasa, todo se calma y todo cambia para que nada cambie.
Pero ahora estamos nosotros los ciudadanos, nosotros “babbi y picciriddi” (tontos y pequeños), que quizás, si todos nos uniéramos realmente podríamos parar el mal en Sicilia y en Italia.
¿Creéis? ¿No creéis?
Para quién se haya podido olvidar aquí en Sicilia hay un refrán popular, casi divino, que dice: “u Signuruzzu (Jesús) ayuda a los ‘babbi y picciriddi’” (el Señor ayuda a los tontos y a los pequeños)
Yo lo creo.
* El Gattopardo: http://es.wikipedia.org/wiki/El_gatopardo
* Anna Craxi: Vedova di Bettino Craxi, político italiano, pluricondenado por corrupción y financiación ilegal al partido socialista. Muerto prófugo en Hammamet en el 2000.