Agregó que desconocía el número de mensajes que pedían la muerte de Rousseff.


Otro insistió que un francotirador debería dispararle a la cabeza, al igual que a su vicepresidente.
La flamante presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, ya había alertado a los reporteros que su gobierno no les daría tregua ya que tendrían que trabajar sábados y domingos.
Desde que tomó posesión del cargo en reemplazo de Luiz Inácio Lula da Silva, la primera mujer en gobernar el país ha mantenido una agenda frenética que comenzó el domingo, un día después de asumir el poder en una maratónica jornada de ceremonias.
Incluso la puntualidad con la que cumplió con la extensa lista de eventos de su agenda marcó una distancia con los célebres atrasos de Lula, cuyas actividades comenzaban al menos una hora después del horario previsto. “Ella va a sorprender a mucha gente”, comentó el analista político David Fleischer, de la Universidad de Brasilia.

Acciones para contener gastos públicos, incluyendo congelamiento de salarios de servidores públicos, y la posibilidad de aumentar los intereses para contener la inflación indican que Rousseff está dispuesta a tomar medidas impopulares si es necesario para mantener la economía ordenada y con crecimiento y erradicar la miseria extrema.
“La visión de ella de cómo gobernar, las primeras decisiones tomadas de privatizar aeropuertos y contener gastos van en el camino de lo que Brasil necesita”, escribió Merval Pereira, quien es columnista del diario O Globo y tradicional crítico de Lula y sus allegados.

En los dos días siguientes no bajó de ritmo, con intensas jornadas de encuentros con autoridades y negociaciones con los partidos de su base aliada para definir los cargos pendientes de completar en el sector público.
Para Fleischer, las diferencias entre Rousseff y Lula se hicieron notar desde sus discursos del sábado, en los que mantuvo un tono formal, sin las anécdotas personales y la informalidad que caracterizaban los mensajes de su antecesor.
“Sus discursos mostraron una diferencia de estilo, sin aforismos, sin chistes malos y sin los errores gramaticales que cometía Lula”, señaló el analista político.
Consideró por ello que la nueva gobernante podrá salir de la sombra de Lula, que dominó gran parte del período de transición desde que Rousseff ganó las elecciones el 31 de octubre.
Fuente :AP