¿Habrá sido un juicio apresurado de mi parte cuando escribí que hay más esperanza aquí que en Italia? Tal vez no. Comparando los periódicos más leídos de ambos Países temo que sigo teniendo razón. Como ya Marco Travaglio ha observado en estas mismas páginas hace algunos días sorprende que Piero Ostellino, desde las columnas de un reconocido periódico, haya descrito el caso del general Petraeus como un ejemplo de un deplorable “moralismo social” colectivo, descuidando completamente los riesgos para la seguridad nacional e internacional que ha impuesto la renuncia del jefe de la CIA.

Pero mucho más sorprendido quedé cuando me topé con un comentario de un periodista bastante competente, Ricardo Trotti, publicado el sábado pasado en el periódico conservador “Siglo 21”. El artículo ya contaba con un título inequívoco e intrigante: “De Calígula a Berlusconi; y Petraeus”. Como es obvio mi curiosidad aumentó después de haber leído el principio del texto, donde el autor comienza diciendo que los escándalos sexuales han existido siempre “desde el incestuoso Calígula al pervertido Berlusconi y desde el infiel Clinton al torpe Petraeus”.

Lo que más impacta no es el fraseo florido del periodista, sino sus consideraciones cuando afirma que hoy los escándalos sexuales tienen un mayor impacto porque ahora en comparación hay mayor conciencia de que lo que él llama “conductas impropias” de los hombres de Estado que  minan la credibilidad de las instituciones. Y que por lo tanto ha sido correcta la decisión de Petraeus de renunciar al mando de la CIA, porque no se trataba solamente de un hecho privado, sino que fue puesta en riesgo la seguridad nacional por el potencial acceso que tenía la joven amante del general a informaciones reservadas. ¿Es posible que una cosa tan obvia no lo sea también en el debate de nuestro País?

Mientras sigo hojeando los periódicos italianos, también leo que la tensión social y política aumenta. Y crece el riesgo de que la violencia se intensifique. Son graves y preocupantes los abusos de algunos policías que han quedado demostrados por fotos y vídeo realmente impresionantes que circulan en Internet y que los muchos ofenden a la gran cantidad de policías que hacen su trabajo honestamente y que arriesgan cotidianamente la vida contra las mafias de todo tipo. Y por lo tanto es reconfortante la noticia sobre las investigaciones en curso por parte de la Fiscalía de Roma y la DIGOS. De esta forma también se defiende, al mismo tiempo, la reputación de muchos policías honestos y el derecho a la libre manifestación de los jóvenes y los ciudadanos.  
También hace falta determinación contra los abusos para impedir que crezca la espiral de la violencia. Sería arriesgado seguir el camino de la militarización del orden público. Es lo que ha ocurrido en muchos Países de la América latina. Es lo que ocurrió también aquí, en Guatemala, donde el ejército todavía sigue siendo utilizado por el gobierno para tareas de orden público. Y el 4 de octubre pasado, algunos militares dispararon contra una multitud de manifestantes, pertenecientes a la comunidad indígena maya de Totonicapán, matando a seis personas. La CICIG, el despacho del cual formo parte actualmente, abrió inmediatamente una investigación y el 12 de octubre los responsables fueron detenidos, incluído el coronel del ejército que dio la orden a los militares para que dispararan. Este ejemplo como el primero me confirma también que mi País puede hacer más para hacer crecer la democracia y defender los derechos de sus propios ciudadanos.

“IL FATTO QUOTIDIANO” 20 de Noviembre de 2012