Angelelli murió en 1976 en lo que se archivó como un accidente de tráfico, pero que, según apuntan diversas pruebas, fue una colisión provocada por otro vehículo. Junto a monseñor Angelelli viajaba el sacerdote Arturo Pinto, que salvó la vida. Perdió la memoria y supo de la muerte del obispo sólo después de salir del hospital, pero lo que dijo durante sus noches de delirio –"Apúrese, monseñor, ya nos alcanza", en referencia a un Peugeot blanco- ha sido una de las pruebas clave para los fiscales, según relata el diario 'Página 12'.
Es la primera vez que la justicia penal indaga en el papel que cumplió la jerarquía eclesiástica en la dictadura militar que gobernó la Argentina entre 1976 y 1983, y que se caracterizó por un brutal terrorismo de Estado: muertes, desapariciones, torturas, apropiación de bebes. En la acusación por el caso Angelelli no aparecen nombres de obispos, porque los implicados han fallecido, pero hay una referencia explícita a la responsabilidad de la Iglesia en aquellos crímenes.
"El terrorismo de Estado fue un fenómeno mucho más complejo que el que intentan demostrar algunas miradas miopes, que lo reducen al accionar de las Fuerzas Armadas. En esta causa queda particularmente demostrado que el terrorismo de Estado 1976-1983 actuó criminalmente bajo el amparo de la jerarquía de la Iglesia Católica en Argentina", escribe la acusación. Y concluye que "el sistema represivo operó en coordinación y con el consentimiento de la Iglesia, o al menos de buena parte de su jerarquía".
Reunión con Videla
Han sido imputados por el crimen el dictador Jorge Rafael Videla y el ex ministro del Interior Albano Harguindeguy, quien habría dado órdenes precisas para eliminar a los miembros del Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo (MSTM), una corriente de izquierdas dentro de la Iglesia que se desarrolló entre los años 60 y se enfrentó tanto a los sectores más conservadores de la jerarquía eclesiástica como a los poderes económicos, especialmente los terratenientes. Entre las pruebas aportadas por la acusación figura una lista de miembros de ese movimiento y su paradero en aquel momento.
Los fiscales aportan pruebas que implican a la cúpula eclesiástica, como el registro de la entrevista que mantuvo, en abril de 1978, Videla con la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina, donde estuvieron presentes el obispo Vicente Zazpe y los cardenales Juan Aramburu y Raúl Primatesta. El diario 'Página 12' ha revelado el contenido de aquel documento, que salió a la luz hace algunos meses. Los fiscales sostienen que en esta reunión "se buscaron soluciones para el problema de los desaparecidos y que esas soluciones no fueron justamente blanquear la situación, informar sobre el destino de las personas, sino todo lo contrario".
En aquel encuentro, Videla se mostró preocupado porque los obispos habían empleado el término "presos políticos", y explicó al Episcopado que en la Argentina no había personas detenidas por sus ideas políticas, sino por su implicación en la guerrilla. El cardenal Primatesta respondió que los obispos recibían las quejas de las familias, pero dejó claro que "la Iglesia quiere comprender, cooperar". El propio Videla declaró a una revista cordobesa que los obispos lo habían asesorado "sobre la forma de manejar el tema de los desaparecidos".
Un obispo incómodo
Pero, ¿por qué incomodaba tanto la figura de Enrique Ángel Angelelli? El eclesiástico cordobés, que fue obispo en la diócesis de La Rioja, participó en el Concilio Vaticano II de 1962, en el que apoyó abiertamente posiciones renovadoras. En 1968, en la Conferencia Episcopal Latinoamericana que acogió Medellín, el mensaje fue aún más claro: la Iglesia debía participar activamente en el proceso de transformación de América Latina hacia una sociedad más justa.
En aquel contexto surgía, hacia 1967, el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, una iniciativa de sacerdotes que trabajaban en villas-miseria y barrios obreros, que en Argentina proponía planteamientos cercanos a la izquierda peronista y al marxismo. El movimiento encontró la frontal oposición de la jerarquía eclesiástica argentina tras defender en un comunicado la supresión de la propiedad privada de los medios de comunicación.
Angelelli no llegó a pertenecer formalmente al MSTM, pero manifestó su apoyo y su alineación con esas posturas progresistas, que comenzaban a resultar peligrosas para ciertos intereses en América Latina. El obispo comenzó a recibir amenazas, primero más sutiles, luego concretos intentos de intimidación. Primero prohibieron sus misas radiales; después lo detuvieron; torturaron y asesinaron a sacerdotes afines a él. Y finalmente silenciaron su voz con un accidente de tráfico que, según la causa, no tuvo nada de accidental.

http://www.elmundo.es/america/2012/10/08/argentina/1349728438.html