Hoy a las 20 horas, en el teatro Solís, la organización no gubernamental El Abrojo, la Fundación Telefónica y la Universidad ORT presentarán la CampaacontraeltrabajoinfantilFotoElPascampaña de sensibilización que se desarrollará durante diciembre en esos comercios del Centro y Ciudad Vieja. El diseño de la campaña fue creado por estudiantes de la ORT. Participaron 52 alumnos. Los ganadores serán premiados hoy en el Solís.
La campaña se plasma en afiches, stickers, manteles individuales y menús: todos estarán en los bares y restaurantes. Los manteles simulan el juego "Buscando a Wally". En un dibujo, el comensal podrá buscar entre la gente a los niños que venden flores y con esto se busca visualizar la problemática. "A veces los niños son como moscas, ni los miran. La idea es generar un cambio: por lo menos que los miren, porque a veces no buscan solo la monedita sino el contacto con otro", dijo UnniolimpiavidrioFotoMiltonPruebaBlogsPotAdriana Briozzo, coordinadora general de Proniño y El Abrojo.
Entre 15 y 17 niños y adolescentes trabajaban de noche en bares y restaurantes del Centro y Ciudad Vieja vendiendo flores, inciensos o estampitas en julio pasado. Esa cifra aumentó a 25 en setiembre y octubre, meses en los que aumentó la temperatura, con lo que hay más trabajo.
Esos niños y adolescentes tienen entre 1 y 15 años, algunos de ellos salen a vender y los más chicos quedan con un hermano o hermana mayor, padre o madre que andan cerca de los que trabajan para cuidarlos, contaron familiares y los propios niños a un grupo de educadores de El Abrojo, que en julio comenzó a efectuar un diagnóstico de esa realidad, en el marco del proyecto que también incluye la campaña de sensibilización y un abordaje con las familias.
Ahora comenzaron el abordaje familiar, pero igualmente seguirá hasta el 31 de diciembre el diagnóstico que empezó en julio. Durante las ErradiquemoseltrabajoinfantilFotoIncasurOrgrecorridas hablaron también con los mozos, no sólo con los niños y los adultos que los acompañan.
Los niños llegan a trabajar a las 19.30, en promedio. La mayoría se queda hasta la 1.30, porque tienen en cuenta la salida del último ómnibus que los lleva de vuelta a su casa porque viven en la periferia.
"Los niños no lo sienten como un trabajo. Es una actividad familiar, entonces ellos consideran que salen a caminar. Cuando ves la calidad del lugar donde viven te das cuenta por qué salen", dijo Fabián Ibáñez, coordinador del proyecto. Algunos de los adolescentes llevan seis años en este trabajo.
En el abordaje familiar los educadores dan a los padres información sobre la necesidad de que los niños no estén tanto tiempo trabajando para que puedan ir a la escuela y jugar.
Las familias firman un convenio con El Abrojo en el que los padres se comprometen a reducir la jornada laboral de los menores de 18 años y a que asistan a la escuela y a cambio se les da una beca de $ 5.000 de la que deben rendir cuentas. Ibáñez dijo que ya han visto resultados del proyecto. Hay niños que trabajan menos horas y que empezaron a ir a la escuela.
A los padres, El Abrojo les saca el carné de salud para que puedan trabajar y les brinda capacitación laboral.
Fuente: El País/ María Eugenia Lima