Respondiendo a la moderadora Anna Petrozzi, el actual fiscal de Turín repasa las páginas de un libro que “forma e informa”, pero que a la vez “desconcierta, preocupa, indigna e inquieta" por la gran cantidad de interrogantes sin respuesta. El análisis de Caselli toma impulso de su propia experiencia como fiscal de Palermo siendo el primero en recibir las terribles revelaciones del boss mafioso Mario Santo Di Matteo quien decidiera colaborar con la justicia precisamente con él. Y son esas declaraciones las que de improviso abren una ventana sobre los atentados de Capaci, la primera pieza de la verdad por parte de uno de los verdugos de esa masacre que sujeta al Gotha de Cosa Nostra a sus responsabilidades en el hecho.

 Las consideraciones del ex fiscal de Palermo sobre la importancia de conocer a fondo todos los elementos que giran alrededor de los atentados de Capaci y Via D'Amelio parten del falso arrepentido Vincenzo Scarantino y de la acción de despistaje para la cual se habría prestado. Un despistaje que recientemente salió a la luz por las declaraciones del ex boss mafioso Gaspare Spatuzza, a quien el Estado italiano le niega el status de colaborador de justicia en demostración de la “peligrosidad” de sus revelaciones sobre la connivencia entre mafia y Estado, que gravita alrededor del bienio de los atentados 92'-93'.

Siguiendo la “teoría de la navaja de Occam", según la cual entre las varias causas de un acontecimiento se tendría que elegir la más simple, que tiene más probabilidades de ser cierta, Caselli repasa la secuencia de magnicidios que abre la temporada de atentados 92'-93'.

El homicidio del juez calabrés Antonino Scopelliti, asesinado el 9 agosto de 1991, abre inevitablemente esa larga lista. Scopelliti habría tenido que representar el ministerio público en Casación en el Maxi proceso a Cosa Nostra, un encargo muy temido por la mafia y no sólo por ella, al punto tal de decretar la condena a muerte. Detrás del aumento de las muertes las evidentes connivencias políticas de las corrientes andreotianas de la Democracia Cristiana, toman  forma. Caselli subraya la “tergiversación de la realidad” en relación con la sentencia de absolución a Giulio Andreotti que representa en todos los aspectos un verdadero acto de acusación hacia el 7 veces presidente del Consejo de quien, al momento de llegar a la Casación, se habían comprobado los contactos que había tenido con Cosa Nostra hasta 1980. La urgencia en individualizar a los “mandantes externos” de los atentados representa uno de los puntos más sobresalientes del discurso del fiscal de Turín que además centra la atención en la convergencia de intereses opuestos por parte de una clase política que fervorosamente persigue el objetivo de eliminar a la magistratura en cada perfil suyo. Esa misma clase política representada por un Premier que anuncia impunemente la próxima “reforma” de la justicia como emblema de un nuevo sistema jurídico que si hubiese sido votado ya en los años 90' no habría permitido la realización de “mani pulite”*.Para Giancarlo Caselli los ataques a los magistrados que tienen que trabajar con mafiosos arrepentidos que probablemente son válidos, pero con actitudes controvertidas, representan “un viejo guión” de lo ya vivido por el mismo Falcone e igualmente peligroso bajo todo punto de vista.

A continuación Lorenzo Baldo, coautor del libro presentado habla del misterio de la desaparición de la agenda roja de Paolo Borsellino, repasando los pasajes más sobresalientes de este enigma. Su relato comienza señalando la existencia de la fotografía del capitán de carabinieri, Giovanni Arcangioli, que se aleja de Via D'Amelio sosteniendo el maletín de Paolo Borsellino, hasta la escandalosa sentencia de la Casación que libera de la acusación de robo agravado a Arcangioli, incluso poniendo en duda la presencia misma de la agenda roja dentro de dicho maletín. Una representación plástica de un enésimo "misterio de Estado", hasta el día de hoy aún si resolverse.
 
Finalmente Giorgio Bongiovanni, director de Antimafia Duemila, además de coautor del libro, se adentra en los recientes ataques a la Constitución, perpetrados por la actual clase política. El análisis de Bongiovanni comienza desde el año 2005, de la ley creada exprofesamente contra Caselli para impedirle que se convirtiera en Fiscal nacional antimafia, hasta llegar a la actualidad con el riesgo de nuevos atentados a los magistrados. “¡Y si estos atentados ocurrieran – subraya el autor del libro – esta vez será culpa nuestra! ¡Porque nosotros tenemos que actuar de escudos para estos magistrados!” El periodista realiza un excursus histórico, cargado de similitudes entre el pasado y el presente, donde la presencia de la “zona gris” es siempre constante en los magnicidios y en la acción de despistaje de las respectivas investigaciones.

El director de Antimafia Duemila puntualiza la imagen de una parte del Estado connivente con Cosa Nostra que defenestra todos los posibles ataques hacia la parte honesta del Estado que en cambio pretende llevar un poco de luz sobre los “ideólogos” del bienio de los atentados 92'-93'. Así mismo Bongiovanni recuerda el proyecto de atentado a Caselli en los años 90' (cosa que afortunadamente nunca ocurrió) destacando que al final lo único que fue necesario para neutralizarlo fue una firma sobre una ley innoble.

“Hay personajes – subraya el director de Antimafia Duemila – que ocupan de manera indigna altos cargos del Estado y que han estado entre los 'ideólogos' de los atentados”. El ejemplo de hombres de la política como el Senador Marcello Dell'Utri, condenado en 1º y en 2º grado por concurso externo en asociación mafiosa y actualmente investigado por atentado, son sólo la facción más conocida de ese Jano de dos caras cubierto por una “razón de Estado”. Los recientes ataques mediáticos puestos en marcha por periodistas sumisos ante el poder como Giuliano Ferarra o Augusto Minzolini en contra de magistrados como Antonio Ingroia y Antonino Di Matteo, representan para Bongiovanni una muy grave “indicación” de “blancos” para el último de los mayores prófugos, Matteo Messina Denaro y su ejército.

Por lo tanto el director de Antimafia Duemila reafirma la responsabilidad y el rol decisivo de la sociedad civil para servir de escudo a esos magistrados que están a un paso de la verdad sobre los atentados del 92' y 93', apelando finalmente al reclamo de justicia que tiene que pertenecer a todo un pueblo que no tenga intenciones de resignarse ni de volverse hipócrita y mucho menos cómplice. A continuación Giancarlo Caselli retoma el hilo inicial del discurso trazado anteriormente. El fiscal de Turín destaca la gravedad del momento histórico actual, pero resaltando además que nada es “irreparable” y que “se puede salir de esta situación” para que a los magistrados de Palermo Caltanissetta y de Florencia (en lo que se refiere a las investigaciones de los atentados) se les permita trabajar. Pero la incógnita sobre el futuro está caracterizada por una evidente preocupación que une a Caselli y a Bongiovanni, una mezcla de aprensión, esperanza y sed de justicia se funden en un encarecido llamado en nombre de todas las víctimas de la violencia político-mafiosa.

* Mani Pulite (Manos Limpias): Mani pulite fue el proceso conformado por múltiples investigaciones judiciales por corrupción que en la Italia de los ‘90 desmanteló la vieja clase política.

Fuente:AntimafiaDuemila