
"No cabe la menor duda de que se produjo una relación causa y efecto, y que la muerte de Soto está relacionada con la golpiza que recibió", denunció el opositor Elizardo Sánchez, presidente de la ilegal Comisión Cubana de Derechos Humanos.
El gobierno, que considera que los opositores son mercenarios financiados por Estados Unidos, no se pronunció.

Soto sufría hipertensión arterial severa, diabetes e insuficiencia cardíaca y renal. "Los médicos dijeron que tenían que operarlo o no podían garantizarle la vida y murió cuando ya lo iban a hacer. A la familia le dijeron que era una pancreatitis", dijo Fariñas, psicólogo de 48 años que el año pasado hizo una huelga de hambre y sed de 135 días en reclamo de la liberación de disidentes presos con problemas de salud.

Fariñas consideró a Soto la "primera víctima" del discurso del presidente Raúl Castro en el VI Congreso del Partido Comunista celebrado en abril, en el que advirtió que el pueblo revolucionario no permitiría a la oposición tomar plazas y calles.
"Si no tomamos algún tipo de decisión para que el gobierno cambie su postura hacia los opositores pacíficos, vamos a tener que lamentar otras muertes", añadió el opositor.
El fallecimiento de Soto ocurre 15 meses después de la muerte, el 23 de febrero de 2010, del preso opositor Orlando Zapata Tamayo por una huelga de hambre en demanda de mejoras carcelarias.
Al sepelio de Soto asistieron, además de la familia, decenas de opositores, entre ellos varios exprisioneros políticos. Momentos antes, en la funeraria, hubo tensión cuando algunas de las cerca de 80 personas presentes quisieron cargar el cajón con los restos del disidente y la policía se los impidió.
Fuente: AFP