LA CAIDA DEL GOBIERNO DEL LIBANO
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Desde que el año pasado se filtrara a la prensa que la corte internacional de las Naciones Unidas tiene previsto acusar a miembros de Hezbolá del magnicidio, el "Partido de Dios" -creado a iniciativa de los Guardianes de la Revolución iraní en 1982, tras la invasión de Líbano por las tropas israelíes- se ha esforzado por impedir que los resultados de la investigación salgan a la luz.
Hezbolá, liderado por el "todopoderoso" Hasan Nasralá y que cuenta con el apoyo de Irán, considera que la corte forma parte de la propaganda con la que el archienemigo Estado hebreo pretende restar legitimidad al partido-milicia chií al tiempo que niega cualquier implicación en el asesinato.

La llamada iniciativa sirio-saudí se había convertido en la última esperanza para dar con una solución que calmara los ánimos en un país temeroso de que una nueva guerra civil siembre otra vez las calles de cadáveres. El pasado martes quedó claro, sin embargo, que saudíes y sirios -quienes respaldan respectivamente a los dos grandes bloques en conflicto en Líbano- habían fracasado en el intento. Así lo anunció el general Michel Aoun, al frente de los aliados cristianos de Hezbolá. "La iniciativa ha finalizado sin resultado alguno", dijo Aoun.
En total, diez ministros del bloque que aglutina a Hezbolá y a sus aliados, más un supuesto independiente, presentaron en la tarde de ayer su renuncia, lo que supuso la inmediata ruptura de un Ejecutivo con 30 carteras. Los ministros anunciaron que con su marcha, protestaban ante la negativa gubernamental de convocar una sesión con carácter urgente que condenara las pesquisas del tribunal de la ONU.
Visita significativa. El momento elegido por Hezbolá para sumir a Líbano en su enésima crisis está cargado de significado. La ruptura del gobierno se produjo justo cuando Hariri se entrevistaba con el presidente estadounidense Barack Obama. Tras el colapso de su gobierno, Hariri decidió abandonar Washington, gran valedor de los trabajos del tribunal, y volar a Beirut vía París, donde se reuniría con el presidente francés, Nicolas Sarkozy.

En la misma sintonía, la secretaria de Estado norteamericana Hillary Clinton afirmó: "Consideramos los acontecimientos de hoy como un esfuerzo claro por parte de las fuerzas internas de Líbano, y de intereses fuera del país, destinados a socavar la justicia y minar la estabilidad de Líbano y su progreso", afirmó Clinton en rueda de prensa en Doha.
Los expertos consideran que formar un nuevo gobierno es una tarea casi imposible en las actuales circunstancias y hablan de un período de parálisis política de la mano de un Ejecutivo interino, a la espera de que se solucione el tema del tribunal. Esta nueva crisis ha reavivado los temores a nuevos episodios de violencia como los de 2008, cuando Hezbolá tomó Beirut por la fuerza.
Fuente:EL PAIS DE MADRID/AFP