
"Tomamos todos los puntos a los que debíamos llegar. Todos fueron alcanzados por los batallones", anunció el comandante de la Policía Militar (PM), Mario Sergio Duarte.
La Policía recibió un evidente apoyo de la población, que desde las ventanas de sus casas pedía "paz" con carteles caseros y pañuelos blancos.

"Todos queremos la invasión, no se aguanta más", dijo a la AFP Tiago, un muchacho de 18 años consumido por la ansiedad de no poder regresar a su casa para ver si su madre y hermanita estaban bien.
Las autoridades señalaron que ayer la resistencia opuesta por los delincuentes fue menor, luego de horas de tensión desde que el jueves unos 500 traficantes se atrincheraron en las favelas del Complexo do Alemao y mantuvieron intensos intercambios de disparos con la Policía.

Los efectivos de las fuerzas de choque que ingresaron al Complexo tuvieron asimismo apoyo de francotiradores. El perímetro fue asegurado por el Ejército, que proveyó 800 efectivos y decenas de vehículos blindados para la operación, que contó con la participación de 2.600 hombres, según fuentes policiales.
El portavoz de la Policía Militar, coronel Lima Castro, dijo a la prensa que las próximas horas serán sobre todo para "peinar" la zona con el fin de "encontrar heridos, drogas y armamento", ya que "el área es muy grande" y hay "informaciones de que (traficantes) aún están escondidos".
El vocero fue enfático en señalar que no dispone de números sobre la cantidad de detenciones realizadas o sobre eventuales muertos o heridos.
Entre las detenciones que fueron registradas por los periodistas en el lugar, destaca la de Elizeu Felicio de Souza, "o Zeu", uno de los narcotraficantes condenados por el brutal asesinato del periodista Tim Lopes en 2002.
La Policía también decomisó material para procesamiento de droga, armas, municiones, y una cantidad de marihuana que, según datos aportados por canales locales de televisión, oscila entre las dos y las cuatro toneladas.

La Policía buscaba acabar con el control que la organización delictiva Comando Vermelho (Comando Rojo) mantenía desde hacía dos décadas sobre este conjunto habitacional, uno de los dos bastiones del narcotráfico en Río de Janeiro junto con la Rocinha, la favela más grande de la ciudad.
A pesar de un ultimátum dado por la Policía el sábado para que se rindieran, los delincuentes optaron por permanecer en el lugar, de acuerdo con las autoridades.
La invasión es el punto culminante de una ofensiva desatada en la última semana tras una ola de ataques a puestos policiales e incendios de vehículos a manos de narcotraficantes, con un saldo de 35 muertos.
"Esta conquista es un paso decisivo para nuestra política de seguridad pública", subrayó el gobernador Sergio Cabral en entrevista con la TV Globo