Jueves 28 Marzo 2024
Si bien en el Uruguay, los efectos del consumo de la droga denominada “pasta base”, es un asunto grave, y su encare –para neutralizar y contener sus nefastas consecuencias, preferentemente entre los jóvenes- ha sido acertado desde filas del gobierno -en particular desde el seno de la Junta Nacional de Drogas, presidida por Milton Romani- en la República Argentina, el consumo de la droga denominada “paco” ha alcanzado niveles verdaderamente impresionantes, entre otras cosas porque el tráfico de esta sustancia factura la friolera de 1.300 millones de pesos.
Apelamos a los informes que provienen de la vecina orilla: una de las fuentes, es una extensa nota publicada por el diario La Nación, en la que el periodista Daniel Gallo resulta categórico en señalar que el tráfico de esa droga factura más que muchas grandes industrias.
“Las denuncias de madres alarmadas por el consumo de drogas de sus hijos y la alerta lanzada por los sacerdotes que trabajan en villas de emergencia –asentamientos en Montevideo- dejaron al descubierto el negocio del paco, que quedó instalado con fuerza en la agenda pública de las últimas semanas”
Allí en Argentina se llama “paco” a la “pasta base” del Uruguay, pero en realidad y más allá de las denominaciones, la tenebrosa y destructiva droga es “la pasta base de cocaína”. Una sustancia horrenda, que desde el momento mismo de su creación y colocación en el mercado de los adictos, resultó ser gestor y promotor de un panorama, no menos horrendo, especialmente porque según un informe de la Secretaría de Lucha contra la Drogadicción y el Narcotráfico (Sedromar) consta que hay unos 85 mil consumidores de “paco” en la Argentina. Por su parte, un trabajo de la Sub Secretaría de Adicciones de Buenos Aires permitió en el 2007 establecer una media de 7,5 dosis diarias de “paco” que compra cada consumidor. Se ha establecido que en las calles el precio promedio del “paco” alcanza la cifra de 6 pesos argentinos, lo que ha facilitado su explosiva instalación en la sociedad argentina, en los sectores de los consumidores de drogas
Lamentablemente esta realidad de cifra de venta –en el microcosmos- es determinante de otra realidad numérica –en el macrocosmos- que se traduce en el equivalente de 1.300 millones de pesos argentinos por año: una facturación que supera al correspondiente a los negocios legales más importantes de plaza.
Y a propósito de tales cifras, una vocera de la Asociación Antidrogas de la República Argentina. Claudia Izaguirre, ha dicho según consta en el informe de La Nación: “tomar conciencia del dinero que mueve el paco debería hacernos pensar en qué hacen las autoridades para investigar este gran negocio”
“Las dosis diarias de cada adicto son entre 20 y 40; además, las ONG que trabajamos en este tema estimamos que hay 180.000 consumidores y que el precio de cada dosis ha aumentado por el acceso a las clases media y alta” –agregó Izaguirre.
Ahora ¿que evaluación hacen los especialistas en la lucha contra el narcotráfico? El periodista Gallo señala: “por el momento, este comercio de cifras impresionantes, no se cartelizó, sino que es controlado por bandas desconectadas entre sí, dijo un funcionario de seguridad que conoce a fondo la mecánica de las operaciones de estos grupos de narcotráfico”.
Luego, el funcionario –que optó por el anonimato por razones obvias- agregó “no son organizaciones complejas, sino bandas que trabajan en un solo lugar; que se ocupan de todas las etapas del proceso: la obtención de la materia prima, el preparado y la venta”
Dice Gallo, más adelante, en términos reflexivos: “vale ese testimonio para conocer algunas de las razones que llevaron al auge del “paco”. Una de esas sería el enfoque dado por la justicia federal a la lucha contra el narcotráfico, al preferir la detección de grandes redes de narcotraficantes transnacionales, con la mira puesta en los canales de entrada y salida de la droga. En medio de esa estrategia, se “coló” un negocio que empezó a crecer en el año 2002 , cuando un solitario vendedor en la villa Itatí, en el Sur del conurbano ,comenzó a vender dosis de “paco” a un peso, en un proceso multiplicado ahora por miles en cantidad de bocas de expendio y de consumidores. Los investigadores bonaerenses entienden que pudieron actuar mejor contra el “paco” con el cambio en el procedimiento penal que permitió atacar la distribución a pequeña escala con la justicia provincial. Aquellos que impulsaron la ley de desfederalización de la lucha contra el tráfico de drogas afirman que eso supuso un paso adelante. Al avanzar en la detención de vendedores de “paco” la seguridad bonaerense descubrió que esos grupos no tenían relaciones entre sí y que comercializaban su producto por canales paralelos a los de otras drogas. Aunque se vieron algunos intentos de asociación a partir de que el “paco” ya es un nombre genérico que designa más a una droga barata para ser fumada que a un compuesto estupefaciente específico”
“La articulación de alguna precaria red se produjo en asentamientos del conurbano, con la distribución de “paco” derivado de cocaína de muy baja calidad mezclada con otros productos químicos. Por el momento no se habría forjado un cartel del ”paco”, pero el impresionante volumen de facturación anual podría volver apetecible el intento por controlar el mercado” continúa Gallo.
Un informe periodístico, sin duda intranquilizador, el del colega de La Nación, que pone sobre el tapete público la descarnada realidad que vive una franja de la sociedad argentina, lo que obligó, al gobernador bonaerense Daniel Scioli –que hizo de la lucha contra el “paco” una de sus banderas- a desplegar una estrategia complementaria a la judicial frente a este negocio: concretamente las casas en las que se descubre que hay venta son demolidas por topadoras, en el caso en que se encuentren en terrenos usurpados, como los de una villa. El mensaje dirigido a las familias de esos lugares es claro: desalentarlas a que en algún momento pudieran sentirse seducidas por formar parte del negociado del “paco”.
Scioli declaró a los periodistas locales:”yo voy a fondo. Hay narcotraficantes presos y se les secuestraron cantidades de paco, marihuana y cocaína. Asumí un compromiso personal e institucional en esta lucha”
Dice el colega Daniel Gallo, en su nota de La Nación, que el record de 70.000 dosis de paco secuestradas el año pasado por la policía bonaerense representa menos del consumo de un día de los adictos. Agregó luego:”el mes último, en un operativo en Wilde, se encontraron 8000 dosis de paco, lo que resultó ser el mayor golpe individual a los proveedores de esta droga.
En algún momento de todo este bagaje de información vinculada al narcotráfico y a la lucha que le corresponde desde diferentes frentes, nos preguntamos: ¿cómo o donde nació el paco? Los investigadores y expertos en todos estos aspectos aseguran que el paco nació en la pobreza , como una forma ilegal de supervivencia para familias marginadas, que vivían así de la adicción de sus propios vecinos, casi como un rebusque, sin una estrategia detrás del negocio, como ocurre con otras líneas de drogas, como ser las sintéticas.
Por su parte Claudio Izaguirre, como presidente de la Asociación Antidrogas de la República Argentina entiende que bandas con ramificaciones internacionales operan de forma tercerizada con organizaciones más “caseras” de vendedores de drogas.
Izaguirre afirma “hay grupos que se dividieron las zonas. Los colombianos trabajan por el norte de Buenos Aires y el sur de Santa Fe; los mexicanos se quedaron con las zonas portuarias; los peruanos se instalaron en la villa 1-11-14; los paraguayos, en Villa Soldati y los bolivianos, el Liniers. Cada grupo armó su red local y permitir la comercialización de paco es el pago que hacen por la protección de sus cocinas de producción de cocaína”