Miércoles 1 Mayo 2024
Sencillamente, con éste triunfo –el quinto en los últimos diez años- Chávez (para unos un iluminado, para otros un “payaso”, para otros un manipulador de masas y para unos todavía un líder revolucionario) fortaleció lo que siempre ha buscado fortalecer: el poder, en todo el sentido de la palabra; un poder absoluto, encubierto de un carisma que gradualmente no ha sido otra cosa que una constante demostración de altanería, -donde la humildad y esas ya recurrentes –cuando no demagógicas- evocaciones de la libertad y del antiimperialismo yanqui, como herramienta de su dialéctica- han sido una de sus vestimentas más predilectas, para apuntalar su figura, su personalidad y todo lo que ello implica, sin perjuicio de los parabienes o de los a favor de su gestión, que seguro los tuvo y tiene; porque seamos sinceros, no alcanza con haberlos logrado, alcanza por sobre todo, con trascender más en el servicio (como los revolucionarios y los luchadores de pura sepa: Che Guevara, Mahatma Gandhi, por citar algunos) y en no defraudar, en no desilusionar, en no abusar: de la credulidad, de la ignorancia y de la buena fe de sus compatriotas; alcanza especialmente con no anteponer su ego y su persona, a los verdaderos principios de un revolucionario (cuya lucha debe ser a favor de y no para si mismo) con el objetivo de alcanzar el PODER con mayúsculas y de esa forma convertirse en una suerte de “Dios” de su pueblo y de los pueblos linderos. Un “Dios” entre comillas, demagogo y en esencia improductivo. Se trata de un riesgo que está en las puertas mismas de la conciencia de los venezolanos y hasta de una comunidad internacional, que a veces parece estar ciega o indiferente a estos desvíos, de quienes –muchas veces con criterio especulativo- abrazan la actividad política entre sus contemporáneos y sus coterráneos
El tan controvertido referéndum ha quedado atrás: Hugo Chávez, volverá a ser candidato en los comicios del año 2012: irónicamente –para los creyentes en las verdaderas universales- el año en el que se habrán de cumplir las profecías mayas. Esta visto entonces, que quizás él mismo –o su estela de maquiavelismo- será uno de los protagonistas de la era del cambio, quizás no por casualidad, porque los signos del gran cosmos, del gran universo, están estrechamente ligados con los acontecimientos sociales, culturales y políticos. Y ese sin duda será uno de esos acontecimientos: ver cómo un monstruo de la política, un monstruo de la ideología ambivalente, dispar e incoherente, protagonizará –quizás sin quererlo o quizás queriéndolo y mucho más de lo que imaginamos- uno de los períodos más trascendentales de la historia de la humanidad y de su pueblo: un pueblo que por varias décadas no ha sido más que un rehén involuntario del personaje más controvertido de la historia de Venezuela, una Venezuela que lo ha popularizado –gracias a su maquinaria propagandística- y otra Venezuela que se le opone tenazmente ( aún sin el debido liderazgo) porque se ha dado cuenta –discernimiento de por medio- de que ese líder, ese caudillo, ese baluarte, entre comillas, se acerca más al egocentrismo de estado, al liderazgo mal habido y a la ignominia, por la ignominia misma.
Cuesta admitir todo esto.
Pero lo hecho hecho está y los acontecimientos políticos en ese país siguieron su trayectoria , a ritmo cuya intensidad fue asombrando a locales y observadores del extranjero, en el sentido de que todas las condicionantes a favor de Hugo Chávez se fueron dando de tal forma que su futuro –en la cúspide del poder- se le torno en extremo favorable: en el referéndum la opción por el SI ganó con el 54.36 por ciento, es decir unos 6.3 millones de sufragios, frente a un 45.63 por ciento en favor del NO. Todas éstas cifras dentro de un contexto de un 67 por ciento de participación, cifra considerada elevada para la media venezolana. No hay que olvidar, que ya el primer mandatario venezolano había intentado aprobar la reelección sin límites en un referéndum constitucional en diciembre del año 2007, oportunidad en que perdió con una muy pequeña diferencia.
A criterio de los observadores políticos en la propia tierra venezolana –y fuera de ella- y a juicio de los titulares de los diarios locales e internacionales, Chávez, no solo tiene la real posibilidad de postularse en el año 2012, sino que además renovó su popularidad, en particular en los sectores sociales más humildes de su tierra natal.
Sin embargo, y pese a los a favor de su ya prolongada –y controvertida- gestión de gobierno, su pueblo se dividió notoriamente “en dos bandos: por un lado la gente informada y con valores democráticos, con un claro modelo de desarrollo y que entiende de economía y sobre cómo mejorar la calidad de vida; y por otro, las personas no informadas, con una visión de la vida cortoplacista, que gusta del discurso populista, que espera que el Estado le resuelva todo” tales las apreciaciones de la analista político Cira Romero, a un medio de comunicación internacional.
Por su parte, otro colega suyo, Luis Vicente, ha dicho: “la popularidad de Chávez ha ido en aumento, adquiriendo un muy buen posicionamiento” especialmente para las elecciones de los próximos años : primero las legislativas, del 2010 y segundo las presidenciales, del 2012. A todo esto José Virtuoso -como se menciona en el matutino El Observador, de Montevideo- coincide con Romero respecto a las dos Venezuelas considerando que un discurso de Chávez –post referéndum- reivindicando efusivamente su victoria no contribuye a la reconciliación del país.
Virtuoso dijo además, con un cierto matiz enérgico, que la reelección sin límites llevará a tener “una democracia más plebiscitaria, menos regulada por normas, más sustentada en liderazgos caudillistas, mesiánicos, que se legitimarán por su popularidad electoralmente. Habrá menos Estado y más personalismo”
Diez años lleva ya Chávez en el poder.
Una década de controversia mandataria, en cuyo período, desde filas de la oposición, fue acusado de abuso de poder comunicativo e inclusive de amenazar a la población con una guerra en caso de que la población se abstuviera de acudir a las urnas. Pero lo más sorprendente es que su ímpetu de “todopoderoso” quedó en evidencia en uno de sus discursos post referéndum en el que se expresó, con el énfasis y el carisma que lo caracteriza: “en el 2012 habrá elecciones presidenciales para el período 2013 y 2019 y a menos que Dios disponga otra cosa, a menos que el pueblo disponga otra cosa, este soldado es ya precandidato a la Presidencia de la República”.
Típicas afirmaciones suyas, frecuentes en todo lo que va de su paso como el “todopoderoso venezolano”, siempre con ínfulas de trascender su primacía, más allá de las fronteras de su tierra, tierra en la que la oposición no ha quedado rezagada, porque el referéndum dejó en evidencia que hay un buen porcentaje de ella, aunque según observadores políticos, se trate de una oposición carente de un liderazgo fuerte y dividida en muchos grupos: “es como un archipiélago de organizaciones y personas”, a diferencia del chavismo que tiene en sus manos todos los recursos y que además está unido y con un líder “poderoso”.
Un poderoso que no ha podido solucionar temas claves, temas significativos, tema cruciales para sus hermanos: la inflación alta –la más alta de América Latina- la inseguridad y un petróleo barato. Y quizás por eso, porque especialmente él conoce muy bien esa realidad que se le opone, es que dio a conocer públicamente los planes para los próximos cuatro años de mandato: planes que apuntan directamente a fortalecer sus programas sociales; a luchar contra la inseguridad en las calles (no hay que olvidar, por ejemplo, que solo en el año pasado se cometieron 15.000 asesinatos), contra la corrupción, el despilfarro y la ineficacia.
¿Pero verdaderamente Hugo Chávez habrá de encarar estos aspectos, con el mismo ímpetu con el que los plantea? La inestabilidad económica resulta ser uno de sus principales problemas –y según los analistas políticos- de superarla o no, dependerá su próxima reelección. No pocos, de la oposición y no de ella, evalúan que la caída del precio del petróleo a un 75%, afecta notoriamente los ingresos del Estado, lo que seguramente determinará la puesta en práctica de ajustes: ¿lo que le significará a Chávez un golpe a su popularidad? Esta más que claro que su talón de Aquíles tiene nombre y apellido: inestabilidad económica. A tal punto esto ya es un verdadero estorbo para él, por lo que ya se avizoran, como forma de contrarrestar tal panorama, ajustes claves que incluirán el recorte del gasto público y una devaluación, firme y necesaria, para reducir el impacto de la inflación, que seguramente superará a la del 2008, que llegó a la estremecedora marca del 31 por ciento.
Recientemente, entre los muchos titulares de los diarios de Sud América, se ha leído: “Tras el triunfo del SI a la reelección indefinida. La oposición en Venezuela promete dar batalla a Chávez” (diario Clarín, de Buenos Aires).
Y precisamente por carecerse de líderes veteranos en la oposición, son los estudiantes quienes han asumido formar parte de ella, por lo que su grito de exclamación de que “La lucha recién comienza” ha recorrido el mundo, con la idea de combatir especialmente el personalismo de Chávez. Y eso es bueno, porque al menos es la impronta de esperanza que los jóvenes venezolanos están sembrando en su país y en el mundo entero, como una suerte de “estar en guardia”, de “estar alertas” o lo que es más: “estar combativos”
Hay evidencias que avalan ese “estar en guardia”: expresiones de los venezolanos de la oposición, tal es el caso del ex alcalde del Chaco, Leopoldo López –que aún no siendo un joven estudiante- ha dicho enfáticamente en público: “la realidad es que los venezolanos fuimos sometidos a un proceso electoral que nada tenía que ver con los venezolanos, tenía que ver con una búsqueda de poder y de concentración de poder”
Por su parte el consejero universitario de la Universidad Central de Venezuela Juan Pablo López ha sido mucho más duro y preciso “por ahora ganó Goliat, pero tenemos que seguir trabajando para que David se imponga y la historia nos dará la razón, porque ninguna revolución en la historia se puede basar en el sueño de una sola persona”.
La prensa mundial recabó una opinión, anónima sí, pero no por ello nada despreciable: nada menos que la opinión de un dirigente chavista, cuyas expresiones muestran a las claras que el personalismo y el magnetismo de Hugo Chávez, pesa y mucho, tanto ayer, como hoy y como mañana.
Este ciudadano venezolano ha dicho: “es verdad que todo gira a su alrededor y eso puede ser preocupante, porque todo lo absorbe su figura. ¿Pero cómo haces para que eso no suceda, con una personalidad como la de él, con su carisma y su arrastre?
En la otra campana, un dirigente oficialista –Calixto Ortega- ha dicho: “no hay nada de malo en eso y tampoco en que la Constitución ahora permita la reelección indefinida. Si el pueblo no lo quiere, en 2012 no lo votará y listo”.
Pero ese aspecto electoral ha sentado un precedente, más que preocupante, porque con la aprobación de la enmienda, Venezuela se ha convertido en el primer país de América Latina que adopta la reelección sin límite de mandatos.
Carlos Romero, profesor de Relaciones Internacionales, ha señalado, a propósito de la reelección:“observamos en Venezuela una involución de la democracia, una reducción del marco legal, con la intención de que Chávez se mantenga en el poder violando el principio de la alternancia. Con este resultado, el presidente puede profundizar el camino al socialismo y tendrá la tentación de afianzar el carácter autoritario de la política en Venezuela”.
¿Por qué está en plena vigencia el autoritarismo –revestido de revolución y hasta semejante a una suerte de dictadura- en Sudamérica y en el mundo?: se preguntarán los venezolanos –nos preguntamos nosotros, los periodistas de ésta redacción, comprometidos con las causas a favor de la vida y de la justicia; se preguntará usted. Obtendremos múltiples respuestas, y aún sin ellas ya la interrogante por la interrogante misma, es una forma de encarar y combatir al autoritarismo en el mundo entero….y en Venezuela, al autoritarismo chavista o mejor dicho al hombre autoritario Hugo Chávez, cuya ambición por el poder ha superado todos los límites. Ese exceso de poder, que los ciudadanos del mundo, ya han conocido en la historia de la humanidad: en el ayer: en Stalin, en Hitler, en Augusto Pinochet, en Francisco Franco, en Mao Se Tung, en Mobutu Sese Seko –en la otrora Zaire, hoy República Democrática del Congo- , en Papa Doc, en Haití, en Fuyi Mori, en el Perú, por citar algunos de los más renombrados; y en el hoy: en Silvio Berlusconi, en Italia -denostando a cada rato a sus compatriotas- y en un Fidel Castro, no obstante estar aguijoneado por su vejez, y en todos aquellos que –desde preferenciales sitiales del poder político, parlamentario, religioso, mafioso y económico- actúan amparados por el lado sombrío de las democracias modernas, sembrando los desatinos más tenebrosos entre los millones de hombres mujeres, ancianos, jóvenes y niños que viven en el planeta, tan solo por el poder que a su vez responde a otro poder y éste a otro, como un círculo vicioso, en el que lo maligno se abraza con lo bondadoso, como marco de una pieza apocalíptica del rompecabezas llamado humanidad moderna.
El fenómeno Hugo Chávez es uno, solo uno, de los rostros del poder por el poder mismo, como un estigma del “hombre civilizado” -que hace culto sutil al barbarismo de sus antepasados y que no se ha liberado de sus egos- y que se jacta de demostrarse todopoderoso, emulando a Dios, en vano, claro está.
Entonces ¿ya están echados los dados en Venezuela? Puede que si. Puede que no. Es cierto sí, que por esos extraños recovecos –también del poder, por cierto- el “revolucionario bolivariano Hugo Chávez”, tras el referéndum fue felicitado por sus pares: Fidel Castro; celebrando también el triunfo los sandinistas en Nicaragua; el ya incondicional Evo Morales; la guerrilla izquierdista salvadoreña e inclusive el Premio Nobel de Literatura José Saramago (quien irónicamente le recomendó a Chávez “ser cauteloso con el poder” ). Aunque también es cierto que desde otras filas, su actual poderío, su futuro poderío, es visto con rechazo e inquietud, y no en vano el asesor de Asuntos Internacionales de Brasil, Marco Aurelio García ha manifestado que “los resultados del referéndum no hicieron más que revelar una Venezuela dividida en dos”; mientras que Alvaro Uribe, primer mandatario colombiano, ha dicho que “respondería en positivo a la pregunta de si la victoria de Chávez podría ser un riesgo para la democracia”.
Comenzábamos hablando de una Venezuela dividida: solo que ésta vez quizás esa división sugiera más una toma de conciencia ¿para qué?: para recuperar y para fortalecer la voz y la lucha de la oposición
La división entre el pueblo –así comenzó la guerra civil española- y el autoritarismo –la fase vital de las dictaduras y la cuna que mecen los imperialismos- son en definitiva algunos de los componentes actuales del ruedo en el que los venezolanos se encuentran definiéndose a sí mismos, y definiendo los horizontes de las generaciones venideras, en su tierra. En sus manos están estos postulados y en las nuestras, observar los acontecimientos, porque los autoritarismos –como el de Hugo Chávez- son asuntos que competen a todos los sudamericanos, y no por capricho, sino por compromiso con los valores de la vida misma.