Lunes 20 Mayo 2024

Está secuestrada la exalcaldesa Mariana Mendieta: otro hecho grave en el Ecuador

El sicariato criminal ecuatoriano cobró otra víctima. Se trata del fiscal de investigación contra el narcotráfico Genaro Reascos. Fua atacado cuando se desplazaba en su vehículo en el cantón Alfredo Baquerizo Moreno, en la región de Jujan, provincia de Guayas.

Todo aconteció en cuestión de segundos. Los suficientes como para que su vida se acabe y el mensaje de miedo y de terror se visibilice claramente en la zona, en todo el país y en el mundo. Para que se sepa, a los cuatro vientos, de que el poder criminal es el que manda en ese país hermano.

En las últimas horas le tocó el turno al fiscal Reascos, que ejercía en la zona de Babahoyo, en la provincia de Los Ríos. Un crimen más de los últimos meses. Un atentado que se suma a la ya extensa y aterradora nómina de asesinatos de operadores de la justicia y de la fiscalía del Ecuador. Apenas una de las facetas más dramáticas de ese país, en este año.

No hubo ya calificativos para este hecho; o mejor dicho los calificativos se centran en el clamor de justicia y de pedir un alto a la violencia, en plena campaña electoral, en el marco de un clima de inestabilidad política y de inseguridad, de niveles insospechados, o lo que es decir, ya naturalizado, dado que en los últimos meses el Ecuador, como país, es emblema desgarrador de una espiral de violencia cuya virulencia, no tiene precedentes y límites, para describirla.

La ideología de los narcos, de los corruptos y de los criminales, allí, en ese país, se impone a plomo y sangre. No importa ya el rango social o institucional de las víctimas que se eligen desde las sombras. No importa nada. Nada. Absolutamente nada.

Solo hay una orden de muerte. Y solo hay sicarios dispuestos a cobrar su billete y a cumplir con el pedido. No interesa en ese ambiente quien es el inversor de la muerte. Solo interesa que hay que cumplir los códigos del sub mundo del hampa y hay que cumplirlo sin errores.

Y esto fue lo que le pasó al fiscal Genaro Reascos. Fue designado como víctima. Y fue ultimado este jueves último, como son ultimados los hombres justos. Sorprendidos siempre por sus asesinos en la vía pública; como si el crimen debiera ser visto por todos; como si el crimen fuera un escarmiento que hay que concretarlo a la vista pública, para que cause terror. Ese terror que doblega, que hiela la sangre.

Es el lenguaje de las balas de las armas de los asesinos de una democracia, en el Ecuador, ya literalmente desmantelada, sustituida por el crimen.

Fue una acción de amedrentamiento. Una más de tantas. Dirigida a los operadores fiscales, que llevan adelante investigaciones en contra del narco; en contra del corrupto; en contra del poder criminal.

Desde los gremios de los organismos judiciales y fiscales, ahora, y ante este nuevo hecho de sangre, reclaman una vez más a las autoridades redoblar custodias y actuar con más eficacia “para evitar la repetición de estos atentados”, tal la principal consigna, que suena ya como un mantra, recurrente, ante todo.

Las agencias de noticias, tras este atentado, recordaron a la opinión público, de otros más cometidos recientemente: los asesinatos de los fiscales Leonardo Palacios y Édgar Escobar, muertos a tiros en la región de Durán y Guayquil, respectivamente. También se recordó, que la fiscal general Diana Salazar, estuvo amenazada de muerte, en el mes de junio. También se recordó que hace dos meses, el 9 de agosto de este 2023, fue asesinado el presidencial Fernando Villavicencio, tras un mitin político.

Exalcaldesa Mariana Mendieta fue secuestrada y está desaparecida

La exalcaldesa fue secuestrada por tres hombres que la abordaron en circunstancias que se están investigando. Mariana Mendieta era exalcaldesa de la región de Durán, y que residía en la ciudad Luis Chinillo.

Genaro Reascos otro fiscal ecuatoriano asesinado a balazos 2

Hasta el momento de redactarse estas líneas se desconoce su paradero y en la medida que transcurren las horas, los temores respecto a su integridad física aumentan. Cabe consignar que anteriormente ella había sido objeto de un atentado y que solo la presencia de sus escoltas evitó una tragedia. Ahora, concretado su secuestro, los temores sobre su vida, no son infundados, de ahí que la policía ecuatoriana viene realizando intensos operativos en su búsqueda, pero hasta el momento no se han logrado resultados favorables.

Tal, el panorama en el Ecuador. Desolador. Dramático. Un bofetón dado implacablemente contra la democracia, ante todo, la que por otra parte ya se encuentra minada y corroída, por el solo embate del poder criminal, actuando impunemente, en medio de una campaña electoral, en la que la tensión en moneda corriente, es rutina.

El mensaje criminal, después del atentado a Genaro Reascos, a escasos días del acto eleccionario -15 de octubre- es la prueba más inconfundible del nivel de violencia desplegada en ese país, en el que los candidatos electorales hacen sus mítines de campaña utilizando chalecos antibalas y rodeados de militares. Se trata de una evidencia dramática, de que la criminalidad narco mafiosa (porque todos los fiscales asesinados investigaban redes y grupos del narcotráfico local y regional) está ya instalada -con raíces muy profundas y muy sólidas- en el Ecuador, campeando como si tal cosa, y a la vista pública internacional, y con impunidad harto preocupante.

Capaz el lector se dirá que se trata de una realidad allende de nuestras fronteras. No sería tan ligero decirlo, así como así, porque le recuerdo al lector, que, por estas latitudes, nuestro país, en concreto, el panorama no es similar, pero ya algunos aspectos de esa infiltración criminal, nos atañe literalmente y no la debemos subestimar, porque hacerlo o ser indiferentes, nos acercará gradualmente (y dramáticamente) a ese panorama.

Y no exagero.

Foto: Twitter

Foto 2: Facebook / Mariana Mendieta