La historia de Noemi, muerta a los 30 años Por Denis Pisano-8 de diciembre del 2020

En las páginas de La Repubblica Palermo, en estos días, cobra relevancia una historia que no puede dejarnos indiferentes y que permite profundas reflexiones.

Es la historia de Noemi Ocello, una joven siciliana de 30 años que murió el sábado tras ingerir una dosis doble de metadona mientras atravesaba una grave crisis de abstinencia.

Una tragedia, considerando que de niña había perdido a su padre por las mismas circunstancias.

Una batalla consigo misma, la de esta joven. Porque había logrado tomar otro camino, antes de volver a caer, hace unos meses, en el túnel de las drogas, después de conocer a un joven que también era drogadicto: "Noemi tenía muchas ganas de vivir. Se había enamorado de él y quiso salvarlo -dijo Nino Rocca, voluntario en los callejones de Palermo desde hace cuarenta años- lo había convencido de ir al SERT (Unidad de Lucha contra la Dependencia Patológica, ndt), pero se perdió".

En el pasado, ya había sido rescatada por el 118 y los médicos le habían recomendado hospitalización por el estado de debilidad en el que se encontraba su corazón. Pero la joven siciliana se negó a ir al hospital. No quería dejar solo a su compañero.

El pasado jueves, la enésima crisis y la llamada de auxilio: "La acompañé al SERT -dijo Rocca– donde le dieron metadona. Pero hubiera necesitado algo más". El voluntario de Palermo dijo estar amargado: "La apoyé durante tres años. Hasta la acompañé a Trapani, a la comunidad de recuperación Saman. Sobre todo, traté de conectar a las estructuras que se habían ocupado de ella: la ASP y los servicios sociales. Pero lo cierto es que siempre faltó un proyecto para esta joven que experimentaba un fuerte malestar interior, pero que tenía muchas ganas de superarlo".

Noemi se había ido de casa hace unos años, dejando a sus seres queridos más cercanos y desde hace algún tiempo, ya no quería dormir en los centros de admisión.

Recibía la renta de ciudadanía y con ese poco dinero había comenzado a reorganizar un viejo pub abandonado en Discesa delle capre, un callejón en Vía dei Candelai, el corazón de la vida nocturna de Palermo.

Fue alumna del liceo artístico, a menudo recorría Palermo y con su celular fotografiaba a la vida que discurría: personas y vislumbres con contornos indefinidos, así veía a la ciudad.

Amaba la poesía de Neruda y había transcripto una en particular en su perfil de Facebook: "Ahora déjame en paz. Ahora, acostúmbrate a mi ausencia. Cerraré los ojos y solo diré cinco cosas, cinco raíces preferidas. Uno es el amor sin fin". Noemi tenía un gran corazón, se ocupaba de personas aún más solitarias que ella. "Un día - continuó Nino Rocca en su relato- me presentó el caso de una mujer ghanesa que caminaba con una muñeca, diciendo que era su hija y que tenía que cuidarla".

En una de las fotos tomadas y publicadas en las redes sociales escribió: "La soledad es para pocos... entenderla es igual de difícil... te acostumbras y la tienes que guardar celosamente".

La denuncia de un comerciante

Uno de los comerciantes de Vía Candelaia comentó sobre el incidente afirmando que la joven últimamente "tenía la mirada perdida en el vacío".

Lamentablemente, la historia de Noemi no es la única que narra el drama y la caída de un joven a causa de las drogas.

Porque en esos callejones, de hecho, desde hace un tiempo ha vuelto a ser fuerte la presencia de los narcotraficantes, y la venta de heroína y crack reina indiscutida, con jóvenes y no sólo jóvenes, que piden drogas. Detrás de la oferta siempre hay una demanda.

El sábado por la tarde, en Discesa delle capre, se hicieron presentes los investigadores de la Comisaría Central, comprometidos a diario en la lucha contra el narcotráfico. También estuvo en el lugar la fiscal adjunta Federica Paiola, quien luego dispuso la autopsia. Para que no queden sombras sobre lo sucedido. La autopsia va a determinar qué mató a Noemi.

Por el momento, de esta historia, nos queda el rostro de Noemi presente en su perfil de Facebook, o el fragmento de un poema de Pablo Neruda publicado por ella: "Pero porque pido silencio, no crean que voy a morirme, me pasa todo lo contrario, sucede que voy a vivir... Déjame solo con el día. Pido permiso para nacer".

La sonrisa rota de la treintañera debe hacernos reflexionar sobre un tema que todavía se subestima en nuestra sociedad.

El tráfico de drogas sigue siendo hoy en día un problema en las calles de nuestras ciudades y, lamentablemente, muchos, demasiados jóvenes buscan, y a menudo encuentran, la libertad para expresarse a sí mismos y a sus inseguridades a través de las adicciones.

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*Foto de Portada: www.larepubblicapalermo.com / Antimafiaduemila