Contundente y demoledor triunfo en Chile: el país hermano tendrá una nueva Constitución. Los trapos sucios heredados de la dictadura pinochetista no se lavaron entre cuatro paredes. Los trapos sucios se arrojaron por el resumidero, y se fueron hasta las entrañas mismas del infierno. En la jornada del plebiscito el pueblo chileno aprobó la nueva Carta Magna, con un porcentaje descomunal: un 78 por ciento de la población dijo Sí. Entonces, el triunfo fue verdaderamente revelador y se demostró a los cuatro puntos cardinales del planeta, que el régimen de Piñera sucumbió, como resultado de cerca de un año de férrea resistencia.

Este triunfo significa, para Sebastián Piñera, uno de los golpes más duros que haya recibido en los últimos 365 días. Y se la tendrá que aguantar, porque el pueblo chileno, en una jornada democrática le gritó al oído: esta es la victoria popular y esta es el punto final de un pinochetismo vergonzoso y nazista.

Al momento de redactarse estas líneas la noticia del triunfo se dispersó por las redes sociales y recorrió el mundo. Un triunfo esperado. Un triunfo que ahora mismo se vive en las calles, en las plazas y en las ciudades de todo el país, como una señal clara de que hay esperanzas de que las heridas que dejó este pútrido régimen piñerista se haga trizas y se esfume, sin dejar huellas de más sangre y de más muertes, porque los dolores se superaron con creces, desde que los vientos de resistencia se levantaron –gracias a los jóvenes- hace un año atrás.

El levantamiento popular del mes de octubre del 2019 tuvo su costo alto, en sufrimientos, pero hoy el pueblo chileno demostró con agallas y con las herramientas de la democracia, que los caminos que se avecinan se tornan esperanzadores.

Hoy, precisamente, no puedo olvidar lo dicho por Salvador Allende, el fatídico 11 de setiembre de 1973, minutos antes de apagarse su vida en manos de las balas fascistas, en el Palacio de la Moneda: “Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor. Viva Chile! Viva el pueblo! Vivan los trabajadores! Éstas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano. Tengo la certeza de que, por lo menos, habrá una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición”.

Hoy precisamente, con este triunfo, el pueblo chileno abrió las grandes alamedas por donde pasará el hombre libre para construir una sociedad mejor. La sociedad que, desde hoy mismo, comenzará a destruir al pinochetismo y a todos aquellos que mantuvieron su régimen, disfrazándolo de democracia. Una democracia falsa.

Hoy precisamente, se oirá decir por las calles de Santiago que verdaderamente Salvador Allende no se equivocó al decir que tenía la certeza de que su sacrificio no sería en vano.

Como tampoco fueron en vano los sacrificios de quienes desde octubre del año pasado lucharon a brazo partido en las calles de la tierra chilena, dejando su sangre y sus vidas.

Hoy el pueblo chileno respondió al fascismo con la moral bien alta, fortalecido y unido, admirablemente.

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*Foto de Portada: www.elcomercio.pe