El aniversario del comienzo de la rebelión popular conocido como “estallido social”, ha sido celebrado en todo el país con importantes movilizaciones populares; a pesar de la pandemia, de las leyes represivas y el estado de excepción con presencia militar en las calles. En Santiago, la gente se reunió en la Plaza de la Dignidad (nombre acuñado por el pueblo) y en muchas plazas de barrio y lugares públicos de la capital; lo que denota que los ciudadanos no se han dormido, siguen despiertos y conscientes de lo que se quiere y lo que se vive.

Esta fecha, encuentra al país a las puertas de un plebiscito para terminar con la Constitución de Pinochet, aunque con algunas trampas que hay que superar para llegar a una verdadera transición hacia la Democracia; y, en un momento en que todas las instituciones han fracasado, donde la corrupción se ha ido develando de tal forma, que es común escuchar la expresión: ”Esto no da para más”.

La institución represora: Carabineros de Chile, se transformó descarada y definitivamente en una guardia del poder económico y político. Después de la bullada “operación Huracán”, nos hemos enfrentado a un sinnúmero de engaños y montajes, que han salido a la luz producto de testimonios y videos de redes sociales. Es común encontrar fallecidos y asesinatos que no se investigan y no se siguen los protocolos de la investigación criminalística; se ha descubierto y demostrado que Oficiales de Carabineros han suplantado identidades de personas para infiltrarse en protestas, incitando a la violencia contra la misma Institución; hemos visto que un ex oficial, Toledo Cancino ha presentado una cautela de amparo en la Corte de Apelaciones de Santiago, pues denunció públicamente, con pruebas y audios a la vista, la existencia de robos de madera en La Araucanía, así, como el ilícito de venta de protección policial a los camiones madereros que trabajan en la región; fechorías en donde se encuentran involucrados altos mandos de Carabineros.

Por lo anterior, se han hecho ostensibles los seguimientos de personal de civil de Carabineros y la intervención de los teléfonos del amparado, con el objeto de detener al afectado acusándolo de cargar armas no inscritas, con el propósito de evitar que pueda recopilar antecedentes y acompañarse de otros denunciantes para respaldar su presentación ante Tribunales de Justicia. Corre el riesgo, además, de ser víctima de un falso enfrentamiento.

Carabineros, estos días, ha sido sorprendido por la opinión pública chilena con el descubrimiento de funcionarios con identidades falsas realizando acciones de provocación o incitación al ataque de distintas dependencias, como es el caso del cabo Óscar Cifuentes Salgado.

Igualmente es alarmante que no haya detenidos en un territorio de la Araucanía ocupado militarmente y que las rondas, puestos de vigilancia, cámaras de video, drones, helicópteros y otros medios tecnológicos a disposición de la autoridad, no arrojen resultados sobre los asesinatos recientes de Moisés Orellana y Pedro Cabrera.

Ni hablar, de los incendios del Metro de hace casi un año atrás, los que a juzgar por las recientes declaraciones del Fiscal Manuel Guerra ( a cargo de la investigación): “es imposible que se aclaren todos los hechos relativos al Metro” y que nunca recibió información sobre una intervención extranjera: “fue sólo humo”; "En realidad hemos ido avanzando en varios frentes, por una parte, ataques a estaciones de Metro donde la verdad, ha costado mucho investigar debido a la precariedad de los antecedentes existentes”.

Vale la pena observar que todas las Estaciones del Metro, tienen el sistema de cámaras más sofisticado del país. Sin contar con las declaraciones del Presidente del Sindicato de trabajadores del Metro, Eric Campos, y un Ingeniero en Mantención del Metro, que pidió reserva de su nombre, todas avalan la hipótesis de quienes habrían sido los autores de dichos atentados.

De hecho, el 90 % de la población sabe quiénes son los autores materiales de los principales y más espectaculares incendios que ha habido este último año con motivo de la revuelta popular, algunos de los cuales hemos presenciado directamente, o bien indirectamente a través de personas que nos merecen absoluta confianza.

Después de la gran movilización a nivel nacional de este 18 de octubre pasado ¿Qué podían presentar los medios de comunicación masiva a su público? Había que buscar algo, un dulce que ofrecer al público, que siempre odia el vandalismo y que le acomoda la “paz”: Las Iglesias San Francisco de Borja y La Asunción de Santiago, fueron incendiadas por turbas encabezadas por agentes encubiertos de la policía chilena o Fuerzas Armadas, cuyas fuerzas especiales instalaron una zona liberada, especialmente a partir de las 18:00 horas, para permitir el saqueo y la destrucción. Obviamente, se trata de conmover la legítima sensibilidad religiosa del pueblo chileno y contraponerla con las justas reformas que pide la ciudadanía movilizada.

¿No será que a este gobierno le pasará lo mismo que le ocurrió al Emperador romano Nerón, en el año 64 DC, cuando mandó a incendiar Roma para culpar a los cristianos? los que eran perseguidos en ese tiempo; y luego, cuando el pueblo se percató de la realidad, se tomó el palacio del Emperador.

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*Foto de Portada: agencia EFE