Después de 50 años de la elección de Allende y el triunfo de la Unidad Popular, se volvieron a escuchar sus palabras, discursos, ideas e incluso, propuestas programáticas de transformación social de ese periodo. Algunos partidos de izquierda y otros sectores no militantes aparecieron en la calle levantando algunas de esas tesis populares, ante el fracaso de una transición que no logró una restitución democrática con total justicia e igualdad, y que fortaleció un régimen político restringido y neoliberal que profundizó desigualdades sociales y económicas.

Salvador Allende habita en la conciencia de Chile y los chilenos porque su pensamiento y práctica son a la vez legado y desafío. ¿Reformista o revolucionario? ¿Decidido o vacilante? ¿Realista o temerario?¿Prudente u osado? ¿Parlamentario de ideas avanzadas o activista o agitador social o pedagogo popular o líder de un proyecto revolucionario? En los últimos cincuenta años Allende ha sido sometido a agudo escrutinio.

Allende 2

El legado allendista ha tenido una vida áspera. Desde su inicio la dictadura intentó exterminar a sus herederos, desplegó una odiosa campaña contra la memoria de Allende y quiso convertir a su gobierno en sinónimo de arbitrariedad, falencia económica, escasez, desorden, ilegalidad. La Unidad Popular fue presentada como un proyecto monstruoso. Luego vino la sordina de la post dictadura, para evitar la discordia entre los miembros de la Concertación que sustentaban puntos de vista diferentes sobre el significado del gobierno popular.

Cuando en 2008 se cumplió el centenario del nacimiento de Allende algunos homenajes subrayaron sus rasgos de soñador, de hombre bien intencionado, leal, corajudo. Había un subtexto que pocos se atrevían a insinuar de modo explícito: quizá le había faltado realismo, a lo mejor había sido víctima del torbellino de una época alborotada, escenario de proyectos revolucionarios insensatos que prohijaban expectativas imposibles de alcanzar.

El pasado no es un proyecto y es un error craso pretender calcarlo como molde del porvenir. El futuro debe ser inventado con audacia y riesgo. Sin embargo, hay una nostalgia que sí es preciso reivindicar hoy: la remembranza de la acción política que no renuncia a mirar un horizonte y que posee el temple necesario para querer cambiar una sociedad tan injusta como la chilena. Por eso los debates sobre lo que significó la Unidad Popular, cuáles fueron sus reales posibilidades de victoria y cómo fue su gobierno, permanecerán abiertos, como ocurre con acontecimientos históricos complejos que dejan huella en la memoria colectiva.

Se trata de un hecho estelar en el que hay claves para explicarse el último medio siglo chileno y latinoamericano y también para imaginar el futuro.

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Discurso del 4 de Septiembre de 1970 cuando fue electo Presidente por la voluntad popular:

 

Otros discursos:

 

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*Foto de Portada: www.pinterest.ru.com

Foto 2: Claudio Rojas