Los sicarios seguramente estudiaron muy bien los desplazamientos de la periodista, para finalmente emboscarla cuando ella se dirigía a su automóvil. Después de verla caer sobre la calzada los desconocidos emprendieron la fuga sin poder ser detenidos por las personas que se encontraban en la zona. Mientras los asesinos se distanciaban en loca carrera del lugar del hecho, la colega agonizaba. A pesar de la confusión reinante transeúntes llamaron a los socorros y pese al nerviosismo la periodista visiblemente malherida fue trasladada a un hospital donde los médicos la sometieron a una intervención quirúrgica constatándose que presentaba tres impactos de bala a nivel del tórax, trascendiendo que el sicario asesino portaba un arma corta automática calibre 45, con la cual había efectuado unos ocho disparos.

María Elena Ferral en la sala de operaciones luchó por aferrarse a la vida pero las heridas eran de tal consideración que finalmente al cabo de casi cinco horas de denodada labor de los médicos se produjo el deceso de la colega.

La noticia del ataque se esparció por la ciudad con celeridad y desde las diferentes organizaciones de periodistas sobrevinieron sendas declaraciones de repudio al nuevo crimen cometido contra una integrante del periodismo mexicano, en un país en el que ejercer la profesión de informar, continúa siendo un pasaje a la muerte.

De acuerdo a las informaciones procedentes de las agencias internacionales y desde México mismo, que llegaron a nuestra redacción en el correr de las últimas horas, se pudo saber que la periodista asesinada pertenecía a la Organización Editorial Mexicana (OEM) y era también directora del periódico digital Quinto Poder.

De la periodista asesinada podemos decir que por más de 20 años colaboró con el Diario de Xalapa, como corresponsal en la zona de Poza Rica-Papantla. Por otra parte debemos decir que la colega había denunciado a las autoridades haber recibido múltiples amenazas de muerte, llegando incluso a decir que había sido agredida por parte de personajes de la política local en la zona donde ejercía su profesión.

Trascendió que Ferral desarrollaba su labor de informar y de investigar como periodista una zona conocida como Sierra de Papantla, donde son constantes las desapariciones forzadas de personas (en manos de la policía).

A propósito de este hecho (que nos indigna y nos subleva) debemos consignar que el asesinato de Ferral es el segundo que se concreta en lo que va del presente año. El primero de los hechos tuvo como víctima al periodista Fidel Ávila Gómez, quien fue dado como desaparecido desde el pasado 29 de noviembre del año 2019, siendo encontrado su cuerpo en el mes de enero de este años (el día 8) en el interior de su vehículo, en el estado de Michoacán.

Asimismo, con el crimen de Ferral, se puede decir que en el Estado de Veracruz sería este el crimen número 24 desde el año 2000, aumentando la cifra a nivel nacional a 150 víctimas en el mismo período. Todas ellas fueron trabajadores de la prensa, de ambos sexos.

En los despachos internacionales se consigna también que tras conocerse el asesinato de Ferral los periodistas mexicanos y de la región de Veracruz se movilizaron frente a las sedes gubernamentales, repudiando este nuevo hecho de violencia contra el periodismo, denunciando (por enésima vez) el grado de vulnerabilidad en el que todos trabajan.

Obviamente, como en todos estos hechos, los autores materiales del crimen, serían únicamente la punta de un iceberg de un entramado de corrupción, de cuyas entrañas, personajes (seguramente de la región y del sistema de poder operante, hoy) con nombre y apellido deben haber dispuesto u ordenado sin mucho trámite el asesinato.

Obviamente, María Elena Ferral, molestaba a muchas personas. Molestaba al poder pútrido que está enquistado en tierras mexicanas. En consecuencia, había que sacarla del medio. Y lo hicieron: a balazos.

Los redactores de Antimafia Dos Mil, una vez más, repudiamos y condenamos este hecho criminal, y desde la distancia responsabilizamos a las autoridades por las negligencias y las corruptelas (del poder de turno) que se practicaron para liberar la zona del ataque, para planificarlo y lo que es más, para ordenarlo.

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*Foto de Portada: www.mujermexico.com