Estos crímenes son el reflejo del odio diseminado por Bolsonaro en contra de los pueblos originarios. El presidente debería cumplir con la Constitución Federal y garantizar la protección de la vida de todos los indígenas y del medio ambiente, pero lamentablemente lo que vemos es todo lo contrario, vemos a un Presidente que fomenta este tipo de acción, negando el derecho de la existencia indígena y estimulando la enfermedad histórica del racismo que todavía está muy presente en el pueblo brasileño.

La persecución a los indígenas aumenta cada día más. Según la Sociedad Maranhense de Derechos Humanos (SMDH), entre 2016 y 2019, 13 indígenas fueron muertos y ningún autor fue identificado.

“¿Hasta cuándo tenemos que esperar?

¿Quién será el próximo? Es necesario que las autoridades tengan una mirada específica a los pueblos indígenas, están sucediendo muertes en nombre del odio y del prejuicio.

Exigimos justicia.

¡Sangre Indígena, ninguna gota más!”

(Sonia Guajajara- Líder Indígena).

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*Foto de portada: www.salvalaselva.org