La impunidad promovida por el gobierno, la ambigüedad de parlamentarios para condenar la violencia policial, se completa con la grosera parcialidad de los medios de TV y prensa, ocultando la presencia ciudadana en las calles, distorsionando la realidad y criminalizando las masivas manifestaciones sociales. Las pantallas de televisión, los diarios y las radios, focalizan toda la atención en los saqueos y en el vandalismo que, como se ha venido comprobando en estos días, no proviene ni representa a los ciudadanos y ciudadanas que se movilizan por sus derechos.

Con toda esta mentira e hipocresía, nos reubicaron violentamente, al ciudadano y ciudadana común, en la pesadilla que vivimos hace 40 años, período en el cual la desigualdad frente al poder dictatorial omnipotente, escondía los asesinatos, el maltrato, las detenciones y las torturas en contra de cientos de compatriotas todos los días. Esta realidad en un país desigual, como es Chile hoy, se transmite a través de la mentira repetida hasta que se hace verdad, presentado como víctima al victimario, haciendo aparecer a quienes están sufriendo la brutal y cobarde represión policial, como el “enemigo poderoso e implacable” que el irresponsable de Piñera identifico para criminalizar el movimiento social.

La herencia represiva está presente e intacta en las FFAA y Carabineros. Si cabía alguna duda, el actuar de las FFAA y de Carabineros en los días de rebelión social, ha dejado en evidencia la herencia pinochetista, esto significa que los mandos de Carabineros y de las FFAA han resucitado la Doctrina de la Seguridad Nacional y las practicas que transformaron a los militares y a la fuerza policial, en el brazo armado del terrorismo de Estado.

En este contexto, guiados por mandos superiores y oficiales subalternos formados, en democracia, en esta doctrina criminal, los carabineros no han actuado para resguardar el orden público, al contrario, son la fuerza represiva que el gobierno está utilizando para acallar la demanda social. Pero esto no es casual ni improvisado, la militarización del conflicto mapuche con la preparación de Fuerzas Especiales de Carabineros en técnicas de guerra de contrainsurgencia , comenzó hace bastante tiempo atrás y tienen hoy, su máxima expresión, en la represión violenta que han ejercido sobre la población civil en las calles de todo el país.

Las Fuerzas Especiales de Carabineros no fueron preparadas para resguardar el orden público, sino que, para combatir a un enemigo insurgente (pueblo mapuche), que mutó, en la mente perversa de los ideólogos del gobierno, al enemigo “poderoso, organizado y despiadado” identificado por el gobierno. En estos 52 días de movilización social Carabineros, las FFEE, han provocado y atacado a la movilización social, reproduciendo la teoría del enemigo interno, la que se focaliza en los movimientos de izquierda, en las organizaciones sociales, en los trabajadores y trabajadoras, en los sindicatos, los estudiantes, los pueblos originarios y en las organizaciones revolucionarias.

Carabineros y las unidades de Fuerzas Especiales están actuando tal cual lo indican los manuales de contrainsurgencia, deteniendo a cientos de manifestantes y a ciudadanos y ciudadanas en las calles, de manera indiscriminada, ya van más de 10 mil, vejándolos y vejándolas, degradando la dignidad de las personas, torturando a hombres y mujeres, desnudando a las mujeres sometiéndolas al abuso sexual y a violaciones.

Todos sabemos que después de esto, todo es posible, el enemigo indefenso queda a merced del abuso de un oficial o un suboficial en la soledad de su detención, en una celda donde lejos de testigos o con la complicidad de los y las participantes todo es posible. De esto la humanidad sabe y mucho, las aberraciones que se cometen, en estas condiciones, van desde hacer jabones con la grasa de sus cuerpos martirizados, como lo hicieron en la Alemania nazi o, domesticar grandes perros para que violen mujeres y hombres como tortura, como lo hicieron en Chile o, violar a mujeres, o, introducir las lumas en la vagina o el ano, como lo están haciendo hoy.

Con todo esto, la ciudadanía está frente a instituciones, el ejército y carabineros, que no dan garantías en el cumplimiento de sus deberes, son instituciones en la que algunos de sus mandos principales han estado comprometidos en actos graves de corrupción, y en las cuales la doctrina de defensa y seguridad que les orienta, es en los hechos la Doctrina de Seguridad Nacional, la que fue y es un peligro constante para la democracia. Por lo que se constituye en una urgencia reformular la doctrina de defensa y de seguridad, en las FFAA y en las policías, en correspondencia con los nuevos escenarios globalizados vinculándose con las necesidades y realidades de la sociedad en su conjunto, para ser un aporte a los procesos democráticos que en nuestra sociedad se necesitan construir.

Esta nueva visión formadora de los militares y carabineros, debe dejar en claro que las violaciones graves de los derechos civiles y políticos, los que fueron cometidos en dictadura y los que se han cometido hoy, deben ser perseguidos como delitos y por todo el tiempo que se requiera y con toda la retroactividad necesaria, para lograr el enjuiciamiento de sus autores.

Todas estas reformas y con seguridad otras, son urgentes y necesarias, por lo que deben ser incluidas en los cambios profundos que hoy la mayoría de chilenos y chilenas estamos exigiendo en el país: Asamblea Constituyente, Nueva Constitución, cambios al sistema económico, político, en la Educación, la Salud, las reformas laborales y la previsión social.

Esto es el único camino para impedir que nuevamente la impunidad se inserte en la democracia, invalidando su contenido y todos los esfuerzos que hoy estamos haciendo para terminar con la desigualdad, el abuso y la corrupción.

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*Foto de Portada: www.exitosanoticias.pe