y van a tener un desenlace en el “frente militar” una vez que la imposición de bloqueos y sanciones fracasen en todas sus líneas como está previsto en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Por Manuel Freytas (*) - Escrito el 06 Septiembre 2010
iarnoticias.com
La guerra en el simulador
Israel sigue sumando señales y advertencias sobre la posible activación de un desenlace militar en el escenario conflictivo de Medio Oriente que podría abarcar tres frentes simultáneos: Irán, Gaza y Líbano, a los que podría incorporarse Siria.
El alto mando israelí, sus servicios de inteligencia, actualizan constantemente los “fundamentos” de operaciones planificadas contra Gaza, los búnkeres de Hezbolá y las usinas nucleares de Teherán.
Estos objetivos (casi explícitos) parecen marcar la agenda del alto mando militar judío que en mayo de 2009 realizó ejercicios militares en gran escala con simulación de una guerra regional y de una Intifada.
Mientras tanto, y en varios frentes simultáneos abiertos, se producen crecientes operaciones cruzadas de acción psicológica intimidatoria entre Tel Aviv, Teherán y Damasco, y reuniones constantes de alto nivel en Washington y Tel Aviv, hacen presagiar un desenlace militar.
La plana mayor israelí busca -según su propia definición- desactivar la capacidad nuclear de Irán antes de que consiga la bomba, impedir que Hezbolá siga incrementando sus arsenales militares en Líbano y que Hamás vuelva a solidificarse en Gaza.
Por medio de advertencias constantes, el estado mayor israelí -como señala The Washington Post- lanza señales claras de que está dispuesto a lanzar un “hecho consumado” (operaciones simultáneas y sincronizadas) contra el eje Irán, Siria-Líbano-Gaza, para implicar a Washington en el conflicto.
En el terreno táctico (y mientras se retrasa el desenlace militar con las negociaciones en el frente diplomático) Irán y el eje sionista USA-Israel se preparan para una meta esencial: Potenciar su defensa y cubrir todos los flancos débiles frente a operaciones de ataque y contraataque aéreo con misiles que podrían involucrar a otros tres frentes simultáneos: Siria, Líbano y Gaza.
La guerra -como señalan los expertos- ya se encuentra en el simulador, mientras se agotan y complican las negociaciones en el frente diplomático con un nuevo rechazo de Teherán a las decisiones de la última ronda de sanciones de EEUU y las potencias aliadas.
La estrategia convergente
Luego de su fracaso militar, en el 2006, para destruir a Hezbolá y convertir -en una segunda fase- a Líbano en una cabeccera de playa para un ataque militar a Siria, Washington y Tel Aviv sincronizaron relojes y comenzaron un plan de operaciones que busca como objetivo central: destruir a Hamás en Gaza, “aislar” y destruir a Hezbolá en Líbano, simultáneo a una acción convergente y envolvente contra Irán y Siria que abarca interactivamente un “frente diplomático”, un “frente militar” y un “frente antiterrorista”.
Las acciones en el “frente militar” (crear las condiciones para la represión militar contra Hamás y el enfrentamiento con Hezbolá) son simultáneas y complementarias a las del “frente diplomático” (presionar en la ONU para el cumplimiento de las resoluciones para desarmar tanto a Hezbolá como a Hamás).
El objetivo central de este plan para neutralizar a Hamás y a Hezbolá, y controlar Gaza y Líbano, es el aislamiento de Siria dentro de una “triple frontera” militar (Irak al Este, Líbano al Oeste, Jordania al Sur) desde la cual emprender una acción militar envolvente contra el gobierno de Damasco.
Con Hamás en el gobierno de Palestina, y con Hezbolá con su estructura militar intacta y victoriosa en Líbano, el tablero de la retaguardia permanece “desequilibrado” y amenazante impidiendo una acción militar coordinada contra Siria, a modo de fase complementaria del ataque militar a Irán.
En cuanto a Irán y Siria, el plan se compone de un “frente diplomático”, un “frente militar” y un “frente antiterrorista”.
En el “frente diplomático”, el eje Washington-Tel Aviv-Londres está operando aceleradamente, en el Consejo de Seguridad de la ONU, sanciones y/o bloqueos comerciales tanto contra Irán como contra Siria, bajo el argumento del “peligro nuclear” (Irán), y del “Estado protector de terroristas” (Siria).
Esta operación se complementa en forma simultánea con el “frente antiterrorista” consistente en demostrar la vinculación tanto de Irán como de Siria con diferentes actos de “terrorismo islámico” perpetrados por la “red Al Qaeda” (léase CIA) en diferentes blancos seleccionados en forma gradual y progresiva.
En cuanto a Irán, las operaciones en el “frente antiterrorista” buscan implicarlo en la jefatura de un “plan terrorista islámico” de ramificaciones planetarias que amenaza la supervivencia de occidente, incluso con armas nucleares, químicas y biológicas.
Como se señaló, las operaciones contra Hamás y Hezbolá, en Gaza y Líbano, son simultáneas y convergentes con el “frente diplomático” y el “frente terrorista” contra Irán y Siria, y van a tener un desenlace en el “frente militar” una vez que la imposición de bloqueos y sanciones (“frente diplomático”) fracasen, como está previsto en el Consejo de Seguridad de la ONU.
En este escenario simultáneo y convergente, las acciones contra Hamás y Hezbolá van a preceder a las operaciones militares contra Irán y Siria.
Los mandos militares israelíes se manejan con la hipótesis de un potencial teatro de operaciones en tres frentes simultáneos: Irán, Gaza y Líbano, a los que podría incorporarse Siria.
El eje dominante, el meridiano que marca las fronteras de la guerra, es el desarrollo del plan nuclear iraní y su capacidad de fabricar una bomba nuclear.
Desde el gobierno ultrasionista israelí -según la prensa judía- se asegura que no se pedirá permiso para lanzar un bombardeo si se detecta que el régimen de Teherán planea lanzar misiles contra el territorio israelí.
Operaciones psicológicas
En el terreno operativo, el juego de la “guerra psicológica” le sirve a EEUU y a Israel, así como a Irán y Siria, para un “testeo de la guerra” con evaluación de los puntos débiles y los puntos fuertes del enemigo.
Tanto el eje EEUU-Israel como el eje Irán-Siria, combinan alternativamente las “amenazas y advertencias” con los llamados a la “mesa de negociación” para evitar un enfrentamiento militar antes de la hora señalada.
Los chisporroteos compulsivos (y hasta esquizofrénicos) entre las “amenazas de guerra” y los llamados a la “negociación de la paz” confunden permanentemente a la prensa del sistema y a sus analistas, ignorantes en su mayoría de las estrategias y técnicas básicas de la guerra militar como resolución final de los conflictos económicos y políticos.
Así la prensa internacional (y sus repetidoras locales a lo largo y a lo ancho del planeta) combina indistintamente las amenazas de Ahmadineyad de “borrar a Israel del mapa”, con sus ridículas afirmaciones de que Irán solo quiere la energía nuclear para “fines pacíficos”.
O con las de la Casa Blanca de Obama, que combina las amenazas de un “ataque militar devastador” como respuesta al desafío iraní (Bush lo llevó, incluso, al terreno nuclear) con apelaciones permanentes a su vocación de solucionar el conflicto por medio de la “opción diplomática”.
O con las de Israel, que combina alternativamente sus ataques y bombardeos diarios a Gaza, las amenazas constantes de sus funcionarios y militares y sus incursiones sistemáticas en el espacio aéreo de Libano y Siria, con llamados permanentes a negociaciones de “paz” en Medio Oriente.
Lo que a simple vista parece una actitud esquizofrénica (reflejada a diario por los titulares de la prensa internacional) , no lo es desde el punto de vista de la guerra permanente en todos los frentes que se desarrolla sin cesar desde ambas trincheras en el tablero.
Por ahora, estamos en el juego de la “guerra psicológica”. Solo por ahora.