Manila, 15 jul (EFE).- El Consejo Nacional de Coordinación de Desastres indicó que además hay 18 heridos y 8.918 personas desplazadas y acogidas en campamentos de evacuados.
El tifón "Conson" llegó a Manila sin que su población fuera advertida, como otras muchas veces, y dejó a su paso una estela de destrucción en las míseras barriadas de chabolas de la capital filipina, las que más padecen la sequía que afecta al país desde hace varios meses.
Rodolfo German, director de la presa Angat, que suministra el 97 por ciento del agua potable consumida por los más de once millones de habitantes de Manila y abastece el riego de unas 27.000 hectáreas de arrozales de la región, se lamentó de que "llovió relativamente poco en la zona del embalse".
"Los niveles subieron ligeramente durante tres horas por el tifón, pero después reiniciaron su caída, lo único bueno es que el agua baja más lentamente, pero seguimos por debajo del nivel crítico, con sólo 157,5 metros de profundidad", precisó.
Este nivel es el más bajo en los últimos doce años, desde que en 1998 el agua descendió hasta los 158,15 metros de profundidad debido al fenómeno meteorológico de "El Niño", al que las autoridades también culpan de las escasas precipitaciones.
Ante la sequía, que apenas ha mejorado en el último mes pese al inicio en junio de la temporada de los monzones, la Administración de Servicios Atmosféricos, Geofísicos y Astronómicos de Filipinas (PAGASA) pidió al Gobierno que recurra a la dispersión de sustancias químicas como el yoduro de plata o el hielo seco (dióxido de carbono congelado), que alteran la actividad de las nubes.
"Espero que el Gobierno realice operaciones de lluvia artificial para que podamos aumentar el nivel de agua en nuestras presas", afirmó Susan Espinueva, directora de la división hidrometeorológica de PAGASA.
El servicio de meteorología esperaba que el "Conson", al que deben seguir, como cada año, otros veinte tifones con distinta fuerza, descargase agua suficiente para elevar dos metros el nivel de los embalses, pero según Villanueva "no llovió lo que se preveía".
La persistente sequía afecta a la agricultura, sobre todo a los cultivos de arroz, base de la dieta alimenticia de la población de Filipinas, el mayor importador mundial de ese grano desde hace varios años.
Según el periódico "The Star" la población rural tiene la esperanza de que el Gobierno declare el estado de desastre y subsidie el precio del arroz.
La escasez de agua potable en el país contrasta con las escenas que se observan en los arrabales de Manila, que con este y cualquier tifón se inundan a causa de los deficientes sistemas de drenaje, a menudo bloqueados por montañas de basura.
La provincia de Laguna, a orillas de un gran lago próximo a la capital, fue hoy la primera en declarar el estado de desastre, después de que se inundaran 27 de sus 30 municipios, la mayoría formados por miles de chabolas levantadas en terrenos "no urbanizables".
Los expertos de las agencias internacionales han identificado el chabolismo como el principal factor de estos desastres naturales que afectan al país, y que evidencian el pésimo estado de sus infraestructuras, así como la falta de preparación y medios de los que cuenta la Administración para responder a las emergencias
El "Conson" llegó el pasado el martes a Filipinas con vientos sostenidos de 120 kilómetros por hora y ráfagas de hasta 150, pero perdió fuerza a medida que avanza hacia el sur de China convertido ya en tormenta tropical.
Cada año, entre 15 y 20 tifones pasan por Filipinas durante la estación lluviosa, que comienza entre mayo y junio y finaliza en octubre o noviembre.
Eric San Juan