Como si no bastasen los numerosos abusos sexuales y de pedofilia que han salido a la luz un  poco por todos lados del mundo, una nueva serie de escándalos financieros, pequeños y grandes robos de financiamiento ilícito, hasta el uso, que no tiene nada de caritativo, de las cuotas “públicas” de dinero asignado por los ciudadanos y el Estado, está sacudiendo los cimientos de la Iglesia Católica Alemana. Por ahora, casi nadie da signos de arrepentimiento, es más, hay quien amenaza con querellas y quien se atrinchera detrás de un elocuente “No comment”, sin embargo hay quien ya está dispuesto a apostar que muy pronto la “cuestión financiera” - en Alemania como en Italia y otros lugares – terminará con poner en serias dificultades incluso al mismo “centro de mando” vaticano.
¿AL CESAR LO QUE ES DEL CESAR Y A DIOS LO QUE ES DE DIOS? - Sucedió poco antes de Pentecostés, cuando un sacerdote alemán, a la mañana temprano, recibió una visita verdaderamente inesperada, no del Espíritu Santo, sino de la policía. Para las autoridades alemanas las palabras referidas en el Evangelio de Lucas, de hecho se hicieron realidad esa mañana. “Quien busca encuentra.” De hecho, encontraron más de 130.000 euros escondidos en distintos lugares de las habitaciones del sacerdote católico. Billetes metidos entre la ropa o pegados con cinta scotch en el fondo de los cajones. El reverendo de 76 años fue arrestado en el lugar. El padre no supo responder a quien le preguntó ¿de dónde provenía ese dinero? Un milagro, o más probablemente – al menos según la acusación de los magistrados alemanes – una sustracción indebida, en resumen un robo. Luego de varias semanas de estar bajo custodia cautelar, el prelado llamado Hans S. regresó al monasterio, en espera del proceso. No ha respirado, sólo algunos “no recuerdo”, seguidos por otros “no sabría”. En la fiscalía de la ciudad de Würzburg, en la Alemania meridional, se estima en cambio que Padre S. haya sustraído hasta 1.500.000 de euros de colectas y de fondos de otra iglesia, la de Treviri, al oeste de Passau, un rincón en el sud este de Baviera, conocida además por ser el lugar de nacimiento de Karl Marx, alguien que consideraba la religión, quizás no por casualidad, “el opio de los pueblos”.
EL PARAÍSO FISCAL “PARALELO” - En muchos lugares esta evidente disparidad, junto a una pésima administración de los bienes, tan evidente como comprobada, la apropiación indebida y la pomposidad de muchos gastos realizados, han empujado a los fieles a desafiar abiertamente a los administradores y a los gestores – en general obispos y sus fiduciarios – de la iglesia. Muchos practicantes acusan a las más altas jerarquías locales de haber encubierto el problema o de haberlo subestimado. Además en Alemania, como en Italia, las iglesias son ampliamente financiadas por el Estado. Y sin embargo las parroquias en toda Alemania están recortando los fondos para obras de caridad y están despidiendo personal. Ésto – según denuncia Der Spiegel – mientras se ve que obispos compran residencias nuevas, transforman conventos en pensiones y restaurantes o bien despilfarran, tomando directamente del financiamiento público alrededor de 120.000 euros para la restauración de una columna mariana cuya factura era de ínfimo valor. No sólo eso, según el semanario alemán, existiría un verdadero “mundo financiero paralelo que engrosa las cuentas bancarias y oculta los bienes”. Un sistema “de poder consolidado desde hace años”. En Alemania, el único aspecto “público” de las finanzas económicas de la iglesia es el así llamado “balance diocesano”, que deriva su financiamiento de las cajas eclesiásticas. Se trata de una cifra sustanciosa pero que no cubre los ingentes gastos mantenidos por la iglesia teutónica. La gran parte de las financiaciones según el Spiegel, quedan en la sombra. Hablando en términos financieros la diócesis de Alemania, está en óptimas condiciones. La Iglesia Católica sostiene que es pobre, pero la verdad es que oculta su riqueza”, dice Carsten Frerk, conocido politólogo de Berlín, que luego de años de investigación ha publicado “Violettbuch Kirchenfinanzen”, el libro violeta de las Finanzas de la Iglesia. Violeta según la liturgia católica es el color del luto. Frerk estima que la liquidez de los sujetos jurídicos atribuíbles a la iglesia alemana ronde los 50 mil millones de euros. Cifra que inmediatamente ha sido desmentida por parte de las jerarquías alemanas que luego, como es habitual, han dirigido su anatema al autor del libro, declarando “cifras que son fruto de un prejuicio, falsas, provenientes de un ateo”.
DIVERSIFICAR LAS INVERSIONES, CASI UN MANDAMIENTO – El patrimonio acumulado en el transcurso de los siglos está invertido en muchas áreas, incluso en el campo inmobiliario. Además, en Alemania existen varios bancos que son propiedad de la iglesia, o que en todo caso hacen referencia a ella, así como las academias, las cervecerías, los viñedos, los medios de comunicación (tv, radio, periódicos, internet, etc.) y los hospitales. Todas fuentes de ganancias. La iglesia, en estos años, incluso ha jugado con los “derivados”, oh causalidad, pero salvándose justo a tiempo cuando la “gran crisis financiera” afectaba a los mercados. Otra revelación divina, probablemente. No son pocas, al contrario son muchas, las cuotas de participación accionaria y las fundaciones. La regla pretende que quien controle estos inmensos flujos de dinero sea siempre un obispo. Obviamente rodeado de expertos y analistas financieros, pero la última palabra le corresponde siempre a él. La iglesia no tiene necesidad de sociedades offshore, ella ya es de por si un paraíso fiscal.
EL SECRETO DE LA CONFESIÓN...BANCARIA. - Esta complicada red es administrada con tal secreto que ni siquiera el departamento financiero alemán ha podido meter mano allí. Aparentemente son justamente las estructuras barrocas, impenetrables, las que hacen que estas finanzas sean aún más difíciles de controlar. Depende de la diócesis, los administradores de los fondos de la Iglesia, pueden ser miembros de un consejo de impuestos de la Iglesia, una oficina fiscal diocesana, un consejo financiero o un consejo de administración. A veces incluso hay actividades distribuidas en fundaciones. Y tanto para agradar, un sistema muy en auge incluso bajo la Cruz, son las sociedades encerradas en “cajas chinas”. Según el periódico Der Spiegel, en Alemania de las 27 diócesis católicas, 25 se han rehusado a dar ningún tipo de información al respecto, dando como justificación que “no son de dominio público”. Sólo dos diócesis Magdeburgo y la Arquidiocesis de Berlin, las cuales estaban al borde de la quiebra hasta hace pocos años, han sido un poco más tolerantes, probablemente porque tienen tan pocos recursos que es mucho más fácil presentarlas que esconderlas. En cambio, un vicario general de una de las diócesis adineradas, dijo: “Si, las actividades en la sede del obispado son secretas. Pero quizás sería mejor si escribís confidenciales". Cuando le fue pedido que explicase esta reticencia, una portavoz de la diócesis de Limburg respondió: “Este es el único método que conocemos”. Finalmente, un representante de la Conferencia episcopal alemana cerró la cuestión diciendo: “No queremos hablar con vosotros de estas cosas que no os conciernen”.
¿ES DIOS QUIEN DECIDE EN EL CONSEJO DE ADMINISTRACIÓN? En los consejos diocesanos también se eligen representantes laicos, que a menudo son empleados justamente de la seguridad de caudales. A ellos también les es recomendada ante todo la discreción. Pero el Der Spiegel, encontró a uno dispuesto a hablar. Herbert Steffen, nombrado para el Consejo diocesano de Treviri.  Steffen, de 75 años, obviamente no es un crítico feroz del “sistema”. Un ex productor de muebles, que proviene de una familia ultra-católica de empresarios de la región del río Mosella. El hombre de negocios cuenta así su experiencia en el consejo diocesano. “Quedé sorprendido por las reducidas dimensiones del balance”. En el transcurso de una reunión de Consejo le preguntó a un confidente del obispo si ese fuera realmente el balance completo. La respuesta del funcionario fue “También está el balance de la sede del obispado. Pero no está destinado al público”, fue la respuesta del funcionario. Cuando Steffen le preguntó: “¿Me estás diciendo que ni siquiera nosotros lo podemos ver?” el funcionario respondió: “¡No!”
DE MARX A DIOS, UNA CUESTIÓN DE CAPITAL – Treviri es la diócesis más antigua de Alemania, aquí es fácil ver a ojo la diferencia existente entre católicos ricos y católicos pobres. El obispo Stephan Ackermann, el cual supervisa incluso los casos de abusos sexuales de la Conferencia episcopal alemana, siempre fue muy generoso en materia económica, especialmente cuando se trata de proyectos de prestigio adyacentes al edificio de su obispado. Por ejemplo la diócesis tiene actualmente 1.000.000 de euros que han sido asignados para la reestructuración de la plaza que se encuentra detrás del Duomo de Treviri. Las autoridades eclesiásticas locales, la están arreglando en vistas de la peregrinación del Papa prevista para el año 2012, momento en el cual los fieles podrán adorar una reliquia que contiene presumiblemente los restos del hábito de Jesús. Pero al mismo tiempo la misma diócesis ha recortado muchas de sus asignaciones “sociales”, a favor de los más pobres. Han sido cortadas las subvenciones para las organizaciones juveniles y para los centros comunitarios. Se ha establecido un verdadero programa de reducción de los costos de la diócesis, algunas estructuras tendrán que cerrar, incluidas las oficinas sociales, la Academia católica y también las asociaciones estudiantiles católicas de las ciudades vecinas de Saarbrücken y Koblenz. Aquellos que han sido afectados por los recortes están indignados. “Nuestro objetivo es del de hacer a la iglesia más accesible”, dice Guido Gross, un pastor que se ocupa de los estudiantes universitarios, “pero ahora quieren deshacerse de todo el campo de actividades”. Lukas Rolli de la Confederación católica Student Societies agrega: “Yo estoy perdiendo mi fe gracias a este obispo”.
ES DEL FRUTO QUE SE CONOCE AL ÁRBOL – Sólo el impuesto eclesiástico ha dado una renta de más de 10 mil millones de euros a las cajas de la iglesia teutónica, pero luego también hay otros “acuerdos” entre Estado e Iglesia. El gobierno paga ingentes sumas de dinero para la manutención y la renovación constante de catedrales e iglesias. Deposita los sueldos de los profesores de religión y algunos beneficios, hasta incluso la leña que se usa para calefaccionar las iglesias y los conventos rurales. A pesar de la separación constitucional entre Iglesia y Estado en Alemania, los aportes sustanciales son pagados para las conferencias de la iglesia, las bibliotecas de la iglesia, para los pastores que prestan servicio en los cuarteles, comisarías, cárceles e institutos psiquiátricos. El gobierno ayuda también a pagar por el empleo de los objetores de consciencia. A la iglesia le encanta subrayar – como en Italia, a través de spot publicitarios – todo lo que hace en favor de los pobres y de los débiles, en defensa de la cohesión social, etc. Sin embargo, quien paga las cuentas de muchas de estas actividades es el gobierno alemán. Este año de los 45 mil millones de euros entregados a la Caritas alemana, una gran parte provenía precisamente del Estado. Es justamente por esto que no se entiende la gran cantidad de obstáculos que las jerarquías ponen a quien quiere ver – como Santo Tomás – sus balances de cerca. Un prelado al cual el humor, evidentemente no le falta, ha declarado: “En la Iglesia se encuentra el confesionario, no las oficinas de hacienda”. Amén.
por Pietro Salvato – 18 de junio de 2010
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