malena Bayer sella acuerdo millonario para resolver litigios heredados de Monsanto por glifosato

Por Malena Sánchez desde Paraná-16 de julio del 2020

Bayer, empresa multimillonaria y fiel defensora inquebrantable de su producto asesino Roundup, puso fin a todas las denuncias por el glifosato con un acuerdo judicial de 10 mil millones de dólares. El glifosato es la sustancia activa del Roundup, el herbicida más usado en el mundo. Bayer, cuando compró Monsanto, heredó sus litigios, y allí entraban 120.000 denuncias en EEUU por este herbicida.

La fiel defensora Bayer se hace responsable económicamente del daño, pero a la vez desmiente que el glifosato sea cancerígeno (ignorando todas las evidencias científicas, entre ellas, la clasificación de la OMS como "probable carcinógeno"). Es decir, desmiente, pero paga el 95% de las demandas para no llegar a juicio. ¿Por qué? Porque podría tratarse de una estrategia legal para proteger su imagen ante la opinión pública. Porque podría ser que sus dirigentes saben que la empresa Monsanto ya fue condenada en tres oportunidades en Cortes de EEUU, y las posibilidades de ganar en un juicio no son totalmente favorables. Entonces, la culpa está, pero de forma implícita, porque Bayer no admite su error, pero sin embargo lo paga. Paga 10 mil millones de dólares y la historia se termina, sin más escándalos.

Bayer 2

Dicen los viejos dichos que la verdad siempre sale a la luz. Tarde o temprano, pero sale a la luz. Hoy estamos viéndolo. El glifosato envenena y mata, esa es la verdad. Este acuerdo millonario es una demostración de que se sabe la verdad, pero es controlada para que se mantenga en la oscuridad. El problema para ellos, quienes controlan la verdad, es que algunas personas se cansaron de estar en la oscuridad. De caer en la oscuridad de las muertes lentas y olvidadas, silenciosas. Las generadas por tóxicos como el glifosato. Esas muertes que empiezan con problemas en el cuerpo, hasta que los problemas van creciendo, van generando daños, van enfermando y desgastando al cuerpo. Hasta que la carga se hace insoportable.

Pero finalmente la vida se termina, y ahí entonces, nadie se hace cargo. ¿Quién se hizo cargo de Ana Zabaloy? ¿Quién impidió la muerte de esa maestra fumigada? ¿Quién podría revertir los daños genéticos con los que nacen cada vez más niños? Porque de la exposición al glifosato no se salva ninguno. Ni de los daños genéticos, ni de las alteraciones hormonales, ni de los problemas pulmonares. No se salvan allá en Estados Unidos pero tampoco acá en Argentina, un país corrompido y controlado por el agronegocio, con un sistema de producción que utiliza 500 millones de litros de agrotóxicos al año. No se salvan tampoco quienes tienen que migrar porque sus hogares serán arrasados para cultivar soja. Los niños no se salvan de tomar aguas contaminadas, ni de respirar un aire tóxico. No se salvan del cáncer, ni de su muerte a oscuras, sin responsables.

Hoy vimos un responsable. Todavía queda mucho camino por recorrer, pero definitivamente vamos avanzando. Hoy, el culpable se vio frente al inevitable descubrimiento de la verdad y debió pagar por ella. Por las malformaciones, los enfermos, los olvidados, por las muertes lentas y silenciosas. Porque de la muerte nadie se salva, pero la muerte hoy es juego de manipulación, y los que menos tienen están condenados siempre a perder el juego.

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*Foto de Portada y foto 2: www.cronista.com