Por Sebastiano Ardita-27 de noviembre del 2020

Hoy nos enteramos de que un cártel de organizaciones mafiosas a través de un empresario calabrés, Roberto Recordare, habría blanqueado sumas que oscilan entre 100 y 500 mil millones de euros.

"Se sospecha que es... dinero blanqueado a lo largo del tiempo, presuntamente procedente del tráfico de armas y de drogas, sin excluir el producto de extorsiones, usuras y otras conductas delictivas", el cual circuló "sin pasar por Europa y, sobre todo, por Italia" se informa textualmente. Se habla de inmensos patrimonios y de contactos con gobiernos extranjeros y bancos centrales.

Más allá de los fundamentos de una investigación aún por desarrollar, me vienen a la mente algunas reflexiones. Es decir, mientras nuestra legislación introduce garantías y exige vínculos entre el producto a incautar y los delitos, mientras se discute la constitucionalidad de la presunción de origen ilícito de bienes injustificables, mientras el Estado se endeuda con Europa para recaudar "apenas" 38 mil millones de euros para afrontar la emergencia del Covid, mientras los trabajadores privados se encuentran desempleados y aparecen nuevas formas de pobreza, ¡en el horizonte se perfilan las dimensiones reales de una maquinaria que dispone de 500 mil millones y que es movida por un solo intermediario! Una máquina que puede convertirse rápidamente en un enorme poder ilegal. Porque si las democracias sufren las nuevas formas de pobreza y las oligarquías criminales se preparan para controlar los mercados mundiales, las mismas democracias podrán ser controladas a través de los mercados.

Los secuestros y las confiscaciones son herramientas para sostener la democracia, si renunciamos a reforzarlas debemos saber bien a lo que nos enfrentamos.

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*Extraído de: Facebook

*Foto de Portada: © Imagoeconomica