Nino Di Matteo tiene esas cosas.

Recordó las sentencias definitivas, que prueban las relaciones habidas entre Forza Italia, Silvio Berlusconi y Marcello Dell'Utri con Cosa Nostra, y que por esta razón siguen siendo tabú.

Habló de las altas probabilidades, más que de posibilidades hipotéticas, de que detrás de los grandes titulares de los medios sobre las masacres hayan existido relaciones entre el Estado-mafia y las instituciones. Agregó que la opinión pública tiene el deber de saber, para estar en condiciones de recordar.

Reiteró que el poder judicial, el poder judicial al que pertenece, debe refundarse, de lo contrario habrá otros que lo cambiarán y lo enjaularán para siempre.

Explicó, por enésima vez, cómo el sistema de "corrientes" se basa en un criterio de "pertenencia" y cercanía a la política que ya no es aceptable.

Recordó que apeló la disposición que condujo a su expulsión de la comisión que investiga las masacre en la Fiscalía Nacional Antimafia, aunque no reveló una sola palabra que fuese secreta sobre sus investigaciones a lo largo de los años.

Se expresó – muy elocuentemente – sobre la cadena perpetua y la superficialidad de la CEDU (Convención Europea de Derechos Humano, ndt); pero también sobre la necesidad, ahora que la Corte Constitucional ha implementado las directrices europeas, de la constitución de un tribunal ad hoc, con competencias específicas, para evaluar la interrupción real de la relación con las organizaciones mafiosas por parte de los condenados que quieran recurrir.

Se declaró contrario a la legalización de las drogas blandas.

Finalmente, ante la pregunta habitual acerca de simpatizar con el movimiento 5 Estrellas, simplemente señaló que durante los dos gobiernos con mayoría de 5 Estrellas, nunca desempeño ningún cargo de naturaleza política.

Uno lo escuchaba y se preguntaba: ¿por qué demonios Nino Di Matteo tiene tantos detractores en el mundo de los diarios y la televisión, así como en la política, e incluso entre algunos magistrados?

¿Por qué divide tanto?

La respuesta es dramáticamente simple y obvia: porque la mafia, en diferentes formas, con las más variadas facetas y con un amplio espectro de intereses se ha ocultado maravillosamente en las ámbitos más recónditos de las instituciones.

Nino Di Matteo habla claro.

Explica las cosas con la actitud de un profesor interesado sólo en el hecho de que sus alumnos entienden todo lo que hay que entender.

Da miedo.

Y por esto quieren hacerle pagar. Y de lo que estamos hablando es de poderes ocultos y no tan ocultos.

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Foto © Imagoeconomica/Paolo Bassani