carlopalermoENTREVISTA EXCLUSIVA

Han pasado 32 años del atentado de Pizzolungo al juez Carlo Palermo

por Monica Mistretta – 5 de mayo del 2017

Es el juez que con su investigación en Trento descubrió una de las mayores operaciones de armas y drogas de todos los tiempos. Una conexión transnacional que resultaba increíble y que implicaba a turcos, sirios, palestinos, los servicios de inteligencia de Bulgaria, los informantes de la CIA, la P2 y la mafia italiana. Meticuloso y constante, con sus investigaciones había metido mano en las relaciones inconfesables entre Oriente y Occidente. En el ataque que sufrió en Trapani en 1985, lugar al que fue trasladado desde Trento, murió una mujer, Barbara Asta y sus dos gemelos. El juez se salvó por un milagro. Palermo necesitó años para recuperarse física y psicológicamente de lo que le había sucedido. Hijo de un ex juez, hombre de la ley hasta la médula, en 1990, después del ataque, dejó el poder judicial. Pero no deja de investigar. Ironía del destino, se encuentra buscando una verdad que va más allá de los tribunales pero que, sin embargo, permanece anclada en los documentos de la corte: los únicos en los que nunca dejó de creer. Retoma su trabajo como abogado en casos célebres que sacudieron a nuestro país: Ustica, la muerte de los periodistas Graziella De Palo e Italo Toni en el Líbano, el desastre del Moby Prince, asesinatos y masacres de la mafia. Nos encontramos en Roma. Sobre la mesa y los muebles de su casa están sus queridos papeles, aquellos en los que nunca ha dejado de trabajar. Fuma un cigarrillo electrónico y responde a las preguntas lentamente, con una sonrisa, una pizca de ironía y condescendencia hacia los que, como él, no se cansa de buscar la verdad.

A 32 años de distancia del atentado contra su vida ¿han habido novedades judiciales en su investigación? ¿Alguien ha retomado la investigación de Trento?

La investigación de Trento sobre drogas debía ser seguida en Trapani, donde en el ’85 se descubrió la refinería de Alcamo, en la que se producía heroína por cientos de miles de liras al año. Parte de los hechos coincidían con la investigación que dio lugar al denominado Maxi Proceso de Palermo, en el que trabajaron Rocco Chinnici y los jueces Giovanni Falcone y Paolo Borsellino. A ellos les remití, por razones de competencia, una docena de acusaciones muy importantes con abundante documentación. Se trataba de familias importantes que sirvieron de puente entre los proveedores de Oriente Medio que yo investigaba y la mafia siciliana que opera en la isla: la redistribución comenzaba en los laboratorios de Sicilia y llegaba a Milán, Marsella y los Estados Unidos, para dar luego nuevos pasos. En cuanto a la parte de la investigación relacionada con el tráfico de armas, había varias pistas a seguir; en Trapani donde se investigaba a la Masonería y al Centro de Estudios Scontrino, se encontraron conexiones con la mafia, con la política y con la P2. También en las investigaciones del Centro Scorpione, una estructura de la Operación Gladio. Y de nuevo en las investigaciones de la comunidad Saman, aquellas sobre el asesinato de Mauro Rostagno y el papel de Francesco Cardella. Personajes investigados en Trento surgieron muchas veces en las investigaciones posteriores, sobre todo en las del 90 en Massa por las minas a Irak; y también en La Spezia, Aosta, Torre Annunziata: todas conectadas a personajes y eventos que llegan hasta nuestros días. La investigación Mani Pulite confirmó, finalmente, lo que surgió en las pesquisas de Trento: la financiación ilegal del Partido Socialista Italiano, debido al cual en julio de 1984 denuncié a Craxi, De Michelis y otros ante la Comisión Investigadora, habiendo sido bloqueado en la investigación y sometido a una sanción disciplinaria, luego cancelada.

El Juez Falcone también interrogó a algunos de los acusados en su investigación. ¿Qué es lo que tenían en común? Y Rocco Chinnici: ¿sus investigaciones tenía puntos de contacto con la suya?

Falcone interrogó a algunos de los que yo había imputado, de origen sirio y turco: para él eran los textos que se utilizaron en las investigaciones de Sicilia. Todos fueron juzgados en el Maxi Proceso. Con Falcone también trabajó en el primer período el magistrado Giovanni Barrile.

¿Qué pasó con las personas que usted investigó?

Los imputados por tráfico de drogas fueron casi todos condenados, muchos con penas muy duras, de hasta 29 años, considerando que no había homicidios. Los acusados por tráfico de armas fueron absueltos en segunda instancia, así como aquellos que, con cargos similares, fueron juzgados después por jueces en Venecia, Milán, Aosta y otros lugares. Las razones de la absolución, en mi caso, se fundaron en que las armas no habían pasado a través de Italia. De hecho, había habido operaciones con tránsito en nuestro país, las pruebas tal vez se perdieron en el montón de documentos del proceso (300.000), o en las deficiencias instructorias originadas por la terminación abrupta de mi investigación en Trento, que tuvo lugar sólo unos meses después de su inicio. Se consideró "justificado" el error de los acusados por la falta de claridad de las disposiciones legales italianas sobre la prohibición de realizar actividades de corretaje no autorizadas en materia de armas de guerra y armamento.

En su opinión, en la actualidad ¿sigue siendo válida la vieja fórmula "drogas a cambio de armas"?

Sin duda, pero no en un sentido físico. Las transacciones se realizan utilizando centros de operaciones financieras, lo mismo que entonces - naturalmente, más refinadas y fraccionadas - que operan en el extranjero a través de canales de transferencia de fondos: los bancos u otras instituciones en áreas y países que son difíciles de controlar. Es a través de estos canales que operan, en el extranjero y para el extranjero, los traficantes de drogas o de armas. Y ahora aún en más cosas, como en el sector de la tecnología para uso militar, la seguridad informática, el espionaje en las áreas de inversión, y las bolsas, petróleo y gas.

Extraído de: articolotre.com