Su trabajo artístico siempre estuvo al servicio de los más humildes, de las campesinas y campesinos, de los y las trabajadoras; de quienes sufrían algún tipo de opresión; sus canciones sonaban contra la guerra de Vietnam, sonaban contra todo tipo de desigualdad social en las protestas de aquellos años. Sonaban en un Chile convulsionado que buscaba una vía democrática hacia el socialismo, de la mano de Salvador Allende. En una época en donde el horizonte de dar un giro a la historia de perpetua dependencia a las potencias mundiales, se veía como posible, casi inminente.

Hoy, a 88 años de su nacimiento podemos hablar desde los hechos, y decir que “el milagro chileno” del proyecto neoliberal que inauguró Pinochet el 11 de septiembre de 1973 con la dictadura militar, ha sido milagro para unos pocos; podemos decir que el crecimiento económico no se ha visto reflejado en mejorías para la población y que la concentración de la riqueza del país en manos del 1% es obscena. Y sino pregúntenle al millón de chilenos que en octubre del año pasado salió a las calles al grito de “no son 30 pesos, son 30 años”. Preguntémosle a los jubilados sobre sus pensiones, a los trabajadores y trabajadoras de la salud, hablemos con los y las campesinas, con las y los estudiantes; preguntémosle a quienes no llegan a fin de mes, a quienes deben elegir entre comer salteado y pagar el metro para ir al trabajo o perder el trabajo.

Y nuevamente, cuando el pueblo se hartó, cuando salió a la calle porque ser periferia y tercer mundo una vez más jugó su mala pasada, el gobierno de Piñera respondió reprimiendo como “los viejos tiempos”; como esos tiempos que cierta clase de personas añoran. Piñera, entonces, respondió con tratos crueles e inhumanos, con tortura, violaciones, asesinatos, lesiones graves e incluso llegando a dejar ceguera.

El puente que une el pasado con el presente se angosta y de repente nos encontramos recordando a Víctor. Recordando su lucha que es también la nuestra. Pudiéndole decir que quienes lo asesinaron lo hicieron en defensa de intereses que nada tenían que ver con el pueblo chileno ni latinoamericano, intereses de los dueños del circo global, con sus administradores en los Estados Unidos.

Y ahora su canción suena, en cientos de miles de guitarras, baterías, pianos, instrumentos y voces que vuelven a soñar en la Patria Grande, porque esta vez se volvió a caer el velo, y todas las mentiras de quienes prometían bienestar.

Es por esto, que con motivo del 88° aniversario del nacimiento del cantante compositor chileno Víctor Jara, secuestrado, torturado y asesinado por la última dictadura cívico-militar de su país, es que desde Our Voice decidimos unirnos al conmemorativo organizado por la Fundación Víctor Jara, que hace más de 20 años realiza un trabajo increíble de memoria y de pedido de justicia por Víctor, cuya causa recién en el año 2018 vio algo de luz con la condena a ocho militares involucrados en el crimen de su desaparición, seguida de muerte.

Bajo la producción de un audiovisual, Chile, Paraguay, Argentina, Uruguay e Italia nos unimos cantando “El derecho de vivir en paz”, canción ampliamente conocida por el pueblo chileno y el mundo, que lleva en sus corazones a un Víctor joven, y luchador, que nos dejó su historia de vida y su arte como legado.

Para él, para la Fundación Víctor Jara y para la resistencia del pueblo Chileno va dedicado este trabajo.

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*Imagen de portada: abpecuador.wixsite.com/ecua