Jueves 28 Marzo 2024
Por Claudio Rojas desde Chile-19 de enero de 2021

La imagen de la niña mapuche aprisionada por  esos señores de la guerra, servidores públicos dicen, nos remueve el cúmulo de conocimientos trágicos y dolorosos que nos han legado los episodios negros de la historia humana que en el curso de nuestras vidas se han depositado en las parcelas de nuestra memoria oscura.

No debemos quedar tal cual estábamos, antes que la fuerza del Estado policial se derramara con un número de efectivos vergonzoso en esas comunidades mapuche.

“Procedimientos”, “protocolos”, lenguaje soez, “la ley se cumple todos los días” como gritara desaforado ese subsecretario del Interior ayer, lengua de seguridad de un Estado cada vez más policial que nos llena cada vez más de ira aunque estemos encerrados y maniatados para impedirnos salir a la calle a gritar por el abuso sin mesura, ayer contra los cuerpos de niñas, mujeres, comuneros mapuche, so pretexto persecución al narco, robo de madera, tenencia de armas de alto calibre y podemos seguir inventando atributos delincuenciales (ahora dos asesinatos lamentables) para continuar “pacificando la Araucanía”.

¿800 señores de la guerra, servidores públicos de la CNI para cuántos mapuche?

Diga señor subsecretario, atrévase porque la verdad también es un asunto de trasparencia “de todos los días”, ¿contra cuántos comuneros cayeron encima esos 800 efectivos de las valientes policías chilenas armadas?

Quisiéramos ver a los valientes señores de la guerra controlar el narco urbano. Pero no, no se atreven.¿Les da miedo quizás? ¿O les conviene? No sabemos. Sabemos sí que las policías cayeron sobre comunidades mapuche justamente el día que se enjuiciaba a los policías asesinos de Camilo Catrillanca. ¡Qué tamaña casualidad!

Tenemos tanta rabia de ver a una niña en manos de esos hombrones armados, sí, tenemos rabia.

No resiste análisis esa escena de la niña en manos de los señores de la guerra, aprisionando a la hija del comunero asesinado justamente el día en que una cuota de justicia se impartía sobre los pobladores de Temucuicui. Lo de ayer invita a una traducción compleja acerca del delirio policial que reina y se ejerce, ahora sí “como nunca coordinadas todas las policías”. La misma complicidad de la clase política con las Fuerzas Armadas y su extendida corrupción ha favorecido ciertamente a la policía uniformada.

Por lo mismo, hoy existe alto consenso en que ésta debiera someterse a una completa reestructuración, pero sin que hasta el momento el Gobierno y el Parlamento acometan una propuesta seria al respecto. De esta forma, el presidente Piñera corre ya el riesgo de ser reconocido en nuestra historia como un genocida más en La Moneda en relación al encono policial descargado contra nuestras minorías étnicas, cuanto destinada a aplacar el descontento social del país. A la saga, por supuesto, de gobernantes como Arturo Alessandri y el propio Pinochet por sus reiteradas masacres en contra de la población chilena.

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*Foto de portada: www.mapuexpress.com