Se informó además que dicho acuerdo se realizó en el marco de la aplicación del Convenio 169 de la OIT y que la situación de ayuno voluntario que llevan adelante otros 26 prisioneros políticos mapuche, hasta el momento se mantendría, y que la misma sería objeto de evaluación.

En medio del impacto que causó la noticia respecto al acuerdo entre el Machi Celestino Córdova y el Gobierno, se pudo saber que además se habrían logrado mejoras para los restantes mapuches presos en la cárcel de Temuco, como así también en los estatutos que rigen el régimen penitenciario de los integrantes de las comunidades.

En el escrito del acuerdo firmado por el Subsecretario de Justicia del régimen de Piñera, Sebastián Valenzuela Agüero, se especifica concretamente que una vez que el Machi, logre recuperarse, “será trasladado a un Centro de Educación y Trabajo y que únicamente después tendrá la autorización para salir al Rehue hasta un máximo de 30 horas”.

Cabe consignar que en el momento de la firma de este acuerdo asistieron Jan Jarab y Paula Berruti de la ACNUDH, el director nacional del INDH Sergio Micco, el vicepresidente del Colegio Médico Dr. Patricio Meza y el doctor Enrique Morales, del departamento de Derechos Humanos de Colmed.

¿Sobrevino repentinamente la cordura en filas gubernamentales, al extremo de ofrecer un acuerdo? ¿Fue una mera salida puramente estratégica, como resultado de la medida extrema de huelga de hambre adoptada por el Machi Celestino Córdoba, hace más de cien días?

Todo en su conjunto, no hay duda, evitó que el desenlace fuera trágico. Pero la lucha de los integrantes de las comunidades mapuche, por su naturaleza misma, continúa al pié de la letra.

Ha parado la huelga de hambre de la autoridad ancestral pero sigue la protesta. Una protesta que se ha extendido por la región, como una voz ancestral que se opone a los autoritarismos de este milenio. Autoritarismos (e intolerancias) que no contemplan ni los más mínimos principios de un estado de Derecho. Ni los más mínimos contenidos de las letras constitucionales refiriéndose al respeto de los derechos humanos entre los ciudadanos.

Una protesta ante todo legítima, avasallada por una democracia hipócrita. Avasallada desde las entrañas mismas de un régimen que sin temor a equivocaciones, podemos calificar de insano, pútrido y racista. Racista hasta el tuétano.

Como hasta el tuétano fue, es y será la resistencia de las comunidades, a tanto desborde de inmoralidad y criminalidad gubernamental: porque perseguir a las comunidades mapuches, hoy por hoy, es por su naturaleza, un hecho criminal.

Allá en Chile, y allá en Argentina.

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*Foto de Portada: radio.uchile.cl