Jueves 28 Marzo 2024
A primera vista era impresionante ver a tanta gente ocupar una de las plazas más bonitas de la Capital. “Desde hacía años no se veía tanta gente” comentaban algunos romanos. Un evento organizado por la Fnsi (Federación nacional de la prensa italiana) para llamar la atención sobre hechos graves que están sucediendo en Italia y en defensa de la libertad de prensa. Se han adherido a la iniciativa periodistas, comités de redacción, asociaciones, simples ciudadanos, algunos sindicatos y algunos partidos. A pesar de ello no faltaban las banderas de partido “Demasiadas para una manifestación que va más allá de los colores de la política” como han afirmado algunos participantes. Había representantes de todas las partes de Italia, desde el norte hasta el sur, y de todas las edades. Ancianos y jovencísimos unidos para gritar la destrucción de la información libre. Como periodistas, pero aún más como ciudadanos, también nosotros de AntimafiaDuemila nos hemos adherido a la manifestación dado que creemos firmemente en el valor de la información y de la libertad de pensamiento como base de una democracia sana y concreta como tendría que ser la italiana.
El problema no se refiere solamente al “conflicto de intereses”. Quien ha gobernado en el pasado no ha hecho nada por resolverlo y quien gobierna hoy ha ido aún más allá. La categoría de los periodistas está bajo ataque y el objetivo es el de poner la mordaza a la información. Esto es lo que sucede hoy en el país italiano, donde los valores de la Democracia ratificados por la Constitución, son continuamente objeto de mofa por parte del Poder y ni siquiera tan veladamente, como en el pasado, sino desvergonzadamente y a la luz del sol. Podrán decir que en Italia tienen lugar libres elecciones, que la libertad de los ciudadanos no es perjudicada, que se está bien lejos de lo que es un “Estado Dictador” vigente en otros países del mundo.
Sin embargo, en lo que concierne a la información, lo que nos distingue de estos Estados es verdaderamente poco. Falta aún la violencia y el uso de la fuerza, pero los tonos que se están usando y el clima que se percibe no es sereno y se siente la sensación de vivir bajo un régimen de “libertad de prensa vigilada”. Bajar a la plaza en un país civilizado, occidental y democrático, como nos proclamamos que somos, por defender la libertad de información, es una paradoja.
De esta paradoja ha hablado Jim Boumelha, presidente de la Federación Internacional de los periodistas: “Casi en todos los sitios se está viviendo una profunda crisis global – economía que baja, variaciones climáticas, conflictos – y los medios de comunicación en particular están en tumulto. Como sabemos bien, casi en todas partes el periodismo sufre una enorme presión – tecnologías convergentes, crisis de los modelos de mercado, solicitudes de restructuración por parte de empleadores, hambrientos de beneficios, a nivel global, todo esto constituye hoy una amenaza real para el periodismo ético. Y en todos los lugares los periodistas y sus respectivas organizaciones están luchando, a menudo en condiciones difíciles o peligrosas, por ser defensores de las virtudes de un periodismo que se base en la responsabilidad social y en los valores. Pero es precisamente aquí en Italia donde esta batalla se ha hecho más incisiva.
Aquí la problemática central en juego no es solamente la colorida vida personal de un primer ministro. No sería una exageración decir que el problema central aquí es el futuro de la democracia en sí. ¿En qué lugar del mundo civilizado sería posible encontrar a un primer ministro que posee casi toda la torta del universo televisivo con la emisora pública RAI bajo su control, junto a la mayor parte de las demás emisoras televisivas?” Pero la cuestión no se reduce solo a esto y las últimas semanas han sido particularmente ricas de episodios alarmantes que minan la credibilidad de la democracia de nuestro país.
¿En qué país democrático se difunden intimidaciones a los periodistas mediante querellas y causas millonarias? ¿En qué país democrático se distorsionan los giones de la tv pública y privada para mandar al aire el “teatro” del programa “Porta a Porta” ¿En qué país democrático el Gobierno interviene directamente sobre el servicio público televisivo para impedir la salida al aire de una entrevista o incluso para depurar una transmisión? Todo esto es parte de Italia.
Dicen que hay libertad de prensa, pero como ha recordado Giorgio Bocca en una entrevista, es seguramente relativa. Es lo que ha sucedido ayer cuando el Noticiario TG1, a través de su director Minzolini, ha intervenido contra la manifestación hablando de “régimen mediático”.
Se asiste, de esta manera, a la inversión de los hechos y lo que está en peligro es el conocimiento de los ciudadanos italianos que merecen la Verdad de los hechos. Lamentablemente, hoy, es suficiente un axioma que Roberto Saviano ha enunciado perfectamente desde el palco: “Verdad y poder nunca coinciden”. El escritor de Gomorra ha añadido también: “La libertad de prensa que queremos defender es la serenidad de trabajar, la posibilidad de relatar sin tener que esperarse retorsiones. Cada país necesita la máxima libertad de expresión. Pienso en los periodistas caídos por esta razón. Veis, las mafias han enfangado la palabra “honor”. Pero aquí, en esta plaza, hemos demostrado que al país le importa su honor”. Deseo de sentirse honrados, pero también deseo de la verdad. Hace una semana, siempre en Roma, ha tenido lugar una manifestación diferente de la de ayer, pero en parte relacionada.
Dos mil personas pedían la Verdad sobre la desaparición de la Agenda Roja de Paolo Borsellino. Una verdad incómoda de revelar y ocultada por el poder. Tan incómoda que es mejor no hablar de ciertos hechos. Quizás también por esto se está intentando bloquear el programa “Anno Zero”, que ya ha anunciado que dedicará una de sus presentaciones a la relación Estado-Mafia. Nos encontramos en un régimen de “libertad vigilada” o, peor, en una nueva forma de “fascismo” que controla la información y la maniobra a su placer. Manifestaciones como la de ayer son importantes para defender el derecho de los ciudadanos de informar y de ser informados. La Constitución es continuamente minada a golpes de decretos de ley y el conocimiento del pueblo enturbiada con falsas perspectivas pero lo que es peor aún es que está en riesgo no solo la libertad de prensa o de pensamiento sino la Democracia con la D mayúscula. En defensa de esta se debe intervenir y la esperanza es que el que se ha puesto ayer sea un primer ladrillo de resistencia colectiva.