En efecto, el documento que contiene las peticiones extorsivas y las amenazas a Berlusconi, roto en la parte superior, había sido incautado durante el registro efectuado por los carabinieros en febrero del 2005 en la casa del hijo más pequeño de don Vito, cuatro meses antes de su arresto. El documento relativo a las amenazas a Silvio Berlusconi fue incluído en el acta de su proceso abreviado, después quedó en el fondo de algún cajón, probablemente dejado ahí porque se pensaba que fuera irrelevante.
Los magistrados Di Matteo e Ingroia han dispuesto una investigación y una pericia caligráfica sobre el contenido de la carta que han encontrado los magistrados. La pericia en particular parece descartar que el autor de la carta haya sido Vito o Massimo Ciancimino. Parece sin embargo, como refiere la Agencia Ansa, que “pueda haber sido escrita por un hombre de confianza de Totó Riina que la habría pasado mandado a Bernardo Provenzano, quien a su vez la habría pasado a su amigo de confianza, Vito Ciancimino. El cual habría tenido el cometido de hacer llegar la embajada a personas que estarían cercanas a Berlusconi”.
Si todo ello fuera verdad, podríamos estar delante del concreto indicio probatorio sobre la relación directa entre Berlusconi y Cosa Nostra, tal y como han sostenido diversos arrepentidos y quedarían demostradas las conclusiones a las que había llegado el Juez de investigación preliminar Giovanbattista Tona en el decreto de archivación concerniente a Silvio Berlusconi y Marcello Dell’Utri en la investigación sobre los estragos del ’92. Emergencias indagatorias que hablaban de las relaciones directas entre la Fininvest (empresa fundada por Silvio Berlusconi) y la mafia y entre Dell’Utri y la misma asociación criminal. Contactos que “el grupo Fininvest, en su progresiva expansión en el sector televisivo”, habría procurado al fin de incorporar “en el periodo que va de abril a noviembre de 1991 cinco sociedades que tenían sede en Palermo”. Una circunstancia que habría hecho “plausible que “Cosa Nostra”,... no se quedase inherte ante los progresos de una realidad empresarial de tales proporciones, que por lo demás hacía referencia a un grupo en el que se movían individuos que ya eran considerados fácilmente abordables en virtud de relaciones pasadas”.
Estas circunstancias, a la luz del documento incautado en el 2005 (que los peritos datan de 1991), asumen un nuevo valor investigativo al mismo tiempo que provocan inquietantes perplejidades acerca de la subestimación o del olvido por parte de los adeptos del sector de una prueba con características probatorias objetivamente importantes. Documentos que hubieran tenido que ser depositados en el procedimiento de segundo grado a cargo de Ciancimino Junior. Un testigo de muchas verdades incómodas de las que hoy se están ocupando valientemente dos profesionales dignos de sus mentores Falcone y Borsellino, los magistrados Nino Di Matteo y Antonio Ingroia que estamos seguros de que irán hasta el fondo.
Por este motivo y por la delicadeza de ciertas investigaciones esperamos que el Estado no se tire atrás y haga todo lo que sea necesario, hoy más que nunca, para proteger la vida de un testigo de justicia del relieve de Massimo Ciancimino que concretamente está colaborando en dar luz sobre algunos delicados capítulos obscuros de la historia de nuestra nación a partir de los atentados del bienio ’92 – ’93, hasta llegar a las relaciones entre mafia y política y entre mafia e Instituciones.

Fuente: www.antimafiaduemila.com