Ayer por la noche, en el panel de relatores junto a Giorgio Bongiovanni y Anna Petrozzi, la jefa de redacción de la revista, se encontraban los periodistas Peppino Lo Bianco y Sandra Rizza, los magistrados Antonio Ingroia, Antonino Di Matteo, Roberto Scarpinato y Salvatore Borsellino, hermano del juez asesinado en Vía D'Amelio en 1992.

Título del encuentro: “Sistemas Criminales. ¿Cuán 'desviados' son los Organismos del Estado?”. Un interrogante que pretende saber precisamente el estado de las delicadas investigaciones sobre los atentados, gracias a las cuales ha surgido en los últimos desarrollos indagatorios, que los servicios secretos han participado en las fases de idealización y ejecución de los atentados en los que perdieron la vida los jueces Falcone y Borsellino, los hombres de las escoltas y muchos inocentes.

Giorgio Bongiovanni ha concentrado gran parte de su intervención sobre este concepto. Hablando de servicios que “no son desviados, sino siervos del poder fuerte de turno, cualquiera que sea”. “Los únicos desviados -ha continuado diciendo Giorgio- han sido Falcone y Borsellino y todos aquellos que han intentado e intentan hacer justicia en un Estado ávido de poder, dentro del cual a menudo no existe la justicia”.

Después de haber recordado que funcionarios del Estado han participado de los atentados no solo como ideólogos ocultos, sino también como ejecutores, Giorgio ha dicho que se alegra de que los magistrados presentes estuviesen “todavía vivos”.

“Sigamos defendiéndoles con nuestra presencia y nuestra solidaridad”. Palabras que Salvatore Borsellino ha apreciado en particular y que ha vuelto a citar durante su intervención, para después  expresar un profundo sentimiento de temor por esos mismos magistrados que ahora ya han llegado muy cerca de la verdad arriesgando su propia vida. “Yo os hago una promesa -ha declarado Salvatore con fuerza- nosotros estaremos siempre a vuestro lado. Es cierto que no podremos protegeros físicamente, lo mismo que aquellos ángeles de la escolta de Paolo no pudieron salvarlo de la muerte, pero os protegeremos con nuestro afecto y con nuestro apoyo. El camino que habéis decidido de recorrer, no lo recorreréis solos”.

Las palabras de Salvatore son un grito de Justicia: “Si alguien intentara cerrar la puerta de la verdad, así como ha sido hecho otras veces, nosotros os juramos que nos meteremos en medio para que esa puerta no se cierre”. “Y contra quien no quiere Verdad y Justicia continuaremos gritando hasta dejar sordos sus oídos”.

Estalla un fragoroso aplauso mientras el público, alrededor de 600 personas, se pinta del color rojo de las agendas alzadas con orgullo hacia el cielo. Esas agendas que son también el símbolo de los ciudadanos que han elegido de hacer de escolta cívica a esos magistrados, que han expresado su agradecimiento a Giorgio, a ANTIMAFIADuemila, a Salvatore y a la sociedad civil que se ha asumido este cometido.

Giorgio está satisfecho: “Aún hay una parte de las instituciones que representa este Estado y por lo tanto podemos luchar para hacer triunfar la democracia en Italia. Pero no todos los magistrados son iguales -especifica- están los que están sentados a esta mesa, que representan a otros, pero están también aquellos que apoyan a los delincuentes. Que se inscriben en la logia P2, P3 y otras y que no representan al pueblo”.

Termina diciendo: “Yo no estoy a favor de la lucha armada, sino de la revolución cultural, espiritual, intelectual y espero que podamos vencer esta batalla. Así como algunos profetas han anunciado”.

 La Redacción

18 de julio 2010