De hecho, Massimo Ciancimino ha subrayado que entre ambos “nunca hubo buena sangre, Riina estuvo solo tres o cuatro veces en mi casa. Cuando llegaba mi padre lo hacía esperar. Primero comía y después lo atendía”. A tal punto que en 1992 Don Vito, luego de haber sido contactado por los Carabinieri del Ros para pedirle a Riina el final de las mafia2_b1bombas de Cosa Nostra, llega al jefe de Cosa Nostra a través de la mediación de Antonino Cinà. Ese médico y jefe mafioso de San Lorenzo que Don Vito había conocido entre el ’78 y el ’79, en una reunión con el jefe de mafia Liggio y el mismo Riina, en Sirmione. Entonces el médico de San Lorenzo “tenía que presentar el estado de salud de Liggio para favorecer su situación judicial” mientras Don Vito había estado encargado de encontrar una resolución para la condena del jefe mafioso.

Desde entonces también Cinà había hecho carrera en Cosa Nostra. Haciendo de “puente de conexión” entre Riina y Don Vito para la entrega del famoso “papello”, el médico de San Lorenzo, después de la captura de Totò u Curtu (Riina), se había pasado a la parte de la nueva Cosa Nostra, capitaneada por Provenzano y convirtiéndose años después en jefe mafioso de una de las zonas más importantes de Palermo junto a los boss Nino Rotolo y Francesco Bonura. Ambos entrelazados con los negocios de Don Vito.