Y no frente a gente devota o entregada a Mahoma, sino entre las bellas mujeres reunidas en asamblea en Roma, para escuchar su palabra, con el Coran en mano.
Y lo hizo con todos los rituales y las escenografías dedicadas a la tradición más arcaica de su País de proveniencia, desde la embajada libia hasta Roma, con el fondo de su carpa beduina y los relinchos de 30 caballos bereberes que hicieron de coreografía a su exótico cortejo.
¡Linda tierra Italia! Quien llega se siente como en su casa y no tiene que esforzarse en sentirse bien recibido. Excepto, se entiende, los inmigrantes que no vienen en visita oficial, pero que están aquí para ganarse un pedazo de pan, recibiendo patadas en el culo por parte de Borghezio (político italiano) y del último en llegar de la “Lega Nord”, quien con la bandera de nuestro País sabe que hacer. Una Patria, Italia, que ya no es la  antigua tierra de santos y héroes, viajeros y poetas. Sino el lugar idóneo para gente cada vez más inspirada en la búsqueda de un Eldorado perdido, hecho de espejismos y de sueños. Pero en la cual los que sueñan son cada vez menos, mientras que la gran mayoría de la gente está mal, los inmigrantes se parecen cada vez más a los apestados y los que empujan para entrar en las fronteras se han convertido en objetos de intercambio y de trueque. Mercancía análoga al petroleo.
De hecho, Berlusconi ha construido un nuevo equilibrio internacional introduciéndose cada vez mejor entre los amigos que tal vez se le parecen, por índole o por carácter, como son, por diferentes razones, por un lado el líder libio, por el otro el amigo de más de una década Vladimir Putin. Éste último ya es un habitué de los baños en el mar de la Cerdeña o de los banquetes a base de vodka y caviar en Moscú y en San Petersburgo. Ambos junto a Khadafi formaban una terna de compadres, no sordos, esta vez, que se entienden con una sola mirada. Tanto es así. Dios los cría y ellos se juntan. Pero esta amistad insana a tres puntas no denota hechos privados, dado que la acción de un gobierno se connota gracias a los actos concretos de su Primer Ministro. Es la construcción de un acuerdo que dura desde hace muchos años. Un tipo de sociedad de socorro mutuo. Si alguno cayera en desgracia podría encontrar siempre auxilio en los otros. Como corresponde a los amigos por la piel. Tanto es así que hoy, podemos decirlo bien, los equilibrios internacionales de Italia han cambiado y los puntos cardinales de nuestro País ya no son más el Occidente y los Estados Unidos, con los cuales a menudo Berlusconi ha caído en desgracia. Al contrario, son las nuevas amistades internacionales, personales, como personales son las redes de amistad que cubren el tejido social y político del partido Forza Italia. ¿Puede ser que haya nacido una nueva santísima Alianza?
Nadie podría haber imaginado, hasta hace algunos años, que un jefe de Estado habría podido llegar a nuestro País para hacer proselitismo del Islam, si no por otra cosa, al menos por una cuestión de buena educación. O que habría utilizado Italia para invitar a todos los Europeos, pueblos incivilizados, a convertirse a la religión del Coran, antes de que sea demasiado tarde.  Que haya una inminente amenaza islámica e integrista de tipo talibán es algo que se rumorea desde hace tiempo. Pero que la terrible noticia tuviera que ser propalada por un Primer Ministro absolutista en el transcurso de una visita oficial, no nos lo habríamos esperado. ¿Qué están haciendo los servicios secretos italianos? Si no conociéramos al coronel y a su fiel amigo, nuestro Berlusconi, nos habría costado reorientar nuestra cultura milenaria hacia los nuevos rumbos que el mundo libio y árabe nos ofrecen hoy. A parte del gas y del petróleo.
En los encuentros preliminares que varios cientos de azafatas tuvieron, en dos meeting sucesivos, en las primeras horas de la estadía romana del coronel, se ha desplegado el nuevo hedonismo kadafiano, con los habituales espejismos paradisíacos construidos concientemente por algunas agencias oportunamente provistas, no se ha entendido bien gracias a cuales extraordinarias subvenciones. De hecho las chicas tenían la obligación de llevar bien a la vista una elegante copia del Coran y en virtud de su presencia obtuvieron una compensación de setenta euros. Así es que el simple hecho de ver a un jefe religioso hoy también cuenta. Parece que algunas chicas se convirtieron al Islám con sólo ver a Khadafi, fulguradas como San Pablo en la calle de Damasco. La reunión de tipo asambleísta con las “vírgenes” tuvo un sabor iniciático, propicio para la visita del coronel. Pero no se trató de un hecho privado. De hecho quien recibiera al avión libio en el aeropuerto de Roma  fue Franco Frattini, Ministro de Asuntos Exteriores.
Que se habrán dicho de serio Khadafi y Berlusconi lo saben solo ellos. Seguramente no hablaron de los derechos humanos en Libia, o de políticas solidarias e integración entre culturas diferentes, como habría deseado Amnesty International. Todo se desarrolló entre espectáculos de caballos bereberes y carruseles de Carabinieri en el Cuartel Salvo D’Acquisto, antes de la cena ofrecida por nuestro Primer Ministro en honor al invitado. Una cena especial que rompió, para la ocasión, el ayuno impuesto por el Ramadán.
Pero la invitación de Khadafi para que los europeos se conviertan al Islam tiene sabor a amenaza. Es más un chantaje: si los europeos no dan cinco millones de euros al año a Libia para bloquear los flujos migratorios provenientes desde toda el África y dirigidos hacia Europa, Libia podría abrir sus fronteras y facilitar rápidamente la africanización del viejo continente. Una vez más el dinero en efectivo sobre la mesa de los jugadores de poker, están en la base de todo. Pero decía una vieja canción de Celentano, al poker no se juega de a tres. 
Por Giuseppe Casarrubea - 1° de Septiembre de 2010
Extracto de: http://casarrubea.wordpress.com/