Viernes 19 Abril 2024
Pero tenía un inextinguible remordimiento que daba origen a sus depresiones periódicas y a sus “revelaciones”. Fue, por lo tanto, un hombre de poder a medias, porque los hombres de poder no tienen remordimientos y no tienen nada que revelar.
Fue por consiguiente más transparente de cuanto él mismo creía. Lo demuestran las cartas que ha dejado escritas para los cargos más altos del Estado. Entrando en la tumba, quizás, ha querido librarse de una parte de su peso. Pero, si contienen verdades, no podrán no ser envenenadas, como lo fue su vida desde ese trágico –para todos nosotros- 1978.

Extraído de megachipdue.info