Viernes 19 Abril 2024
No por nada apenas se dio la oportunidad de acceder a un nuevo diálogo con algún interlocutor institucional, luego del brutal asesinato del traidor Salvo Lima* y la barbarie del atentado de Capaci, el boss pidió la revisión de la ley sobre los arrepentidos mafiosos como la primera de la lista de reclamos a cambio del cese de los atentados. Pero como ya sabemos ese “papello” no fue aceptado tout-court y está considerado por los magistrados como una de las causas que desencadenaron el atentado de Via D'Amelio. Según las reconstrucciones de los fiscales, aquella que ya pasará a la historia como la “negociación”, habría continuado de otra manera, con otros actores, el primero de todos: Bernardo Provenzano. Quien siendo más astuto, menos bravucón y sobretodo mejor “relacionado”, habría estipulado un acuerdo a largo plazo para obtener, además de una larga y cómoda dilación sobre su calidad de prófugo, la misma contrapartida que su paisano pretendía obtener al sonar de bombas.
Si bien se trata de leyes que aún están barajando los jueces, se puede dar tranquilamente una mirada global y darse cuenta sin necesidad de hacer tanto esfuerzo que estos arrepentidos no servían de obstáculo solo a los boss mafiosos.
Los datos hablan por si solos. Sobre todo los recortes de fondos. El gasto previsto para el 2011 para el programa de protección es de 34 millones de euros, exactamente la mitad de lo asignado en el 2006.  Ésto implica, además de no respetar los acuerdos que el mafioso arrepentido establece con el Estado italiano acerca de su propio mantenimiento, enormes dificultades para trasladarlos de las localidades protegidas y que puedan prestar declaraciones en los procesos, no hay dinero para los autos de escolta, para la gasolina y el estacionamiento, ni tampoco para garantizar su defensa legal. De hecho, los abogados se ven obligados a anticipar gastos por más de un año anhelando que sean reintegrados, cosa que jamás ocurre.
Si a ésto se le suman las restricciones legislativas, que ya fueron introducidas desde el 2006, al límite temporal de las declaraciones y aplicadas rigurosamente también a los ex mafiosos depositarios de informaciones delicadas como las de Gaspare Spatuzza, se empiezan a comprender no sólo la disminución en la cantidad de mafiosos arrepentidos de alto nivel que deciden colaborar, sino también los trágicos suicidios de los últimos días.
Desde Francesco Marino Mannoia, el mega arrepentido que le abrió a Giovanni Falcone los santuarios del gran tráfico de droga internacional, salvado a último momento por su mujer luego de haber ingerido un mortal cóctel de fármacos, hasta el joven Giuseppe Di Maio, quien se ahorcó en su celda por no haber soportado el abandono de sus familiares.
De haber sido mafiosos ricos y respetados, cuyas necesidades eran garantizadas por la organización criminal, estos hombres terminan siendo rechazados por su propia familia de sangre, trasladados a localidades secretas con muy escasas posibilidades de poder volver a una vida normal y llenos de insultos, especialmente si citan los nombres de varios cuellos blancos. Un poco desalentador...
Negociación o no, está claro que una de las armas más eficaces de la lucha en contra de la mafia sigue siendo despuntada cada vez más, mientras sale continuamente al aire la propaganda de los arrestos de los componentes militares, que si bien son importantes no bastan seguramente para entrar en las entrañas de las mafias, que hacen del secreto su fuerza, sobretodo en lo que se refiere a las relaciones inconfesables con el poder.
Negociación o no, es inútil esconderse detrás de un dedo. El trato reservado para con los arrepentidos mafiosos, así como el proyecto de ley sobre las escuchas telefónicas son un enorme regalo al sistema criminal del cual la violencia de las mafias es sólo la punta del iceberg.
Las últimas noticias sobre Salvatore Riina lo describen como que aún es fuerte, lleno de sí mismo, que en una conversación con su hijo Giovanni, se jacta de su rol de jefe y de poseedor de informaciones que sólo él sabe. Estará hasta complacido por el éxito de un trabajo que tardó años y del final que les espera a quienes traicionen el pacto de silencio.
En cambio, quién sabe si en su loco egocentrismo se ha dado cuenta de que él también ha sido usado y desechado igual que los arrepentidos.

Notas:

 * Salvo Lima, político italiano asesinado el 12 de marzo 1992. Según la Fiscalía de Palermo, hombre de confianza en Palermo de Giulio Andreotti, el ex primer ministro italiano. Parece haber sido "durante décadas" el mediador de los intereses de la Mafia "en los ambientes políticos y judiciales de Roma".