Esta vez no se trata de la curia americana o de la irlandesa, que están implicadas en los escándalos de los curas pedófilos. Ni de eclesiásticos italianos que han terminado por ser investigados por los magistrados sobre la “banda” al mando de Angelo Balducci y sobre el presunto lavado de dinero del Banco Ior, descubierto por Bankitalia. La basílica que preocupa a Joseph Ratzinger y a sus hombres de confianza, Tarcisio Bertone, sobre todo, es la de Maribor, un pueblito del norte de la Eslovenia, famoso por albergar una carrera de slalom de la copa del Mundo del esquí.
El pueblo ahora corre el riesgo de hacerse famoso también por uno de los más graves crac financieros de la historia de la Iglesia: la archidiócesis, además de pastorear las almas de un  poco más de 100.000 fieles, en realidad se ha arriesgado en los últimos años a inversiones por decir, un poco atrevidas. Habrá sido la incompetencia del obispo (apenas removido de su cargo), habrá sido la crisis económica mundial unida a algún golpe de mala suerte, el hecho es que la pequeña iglesia y las sociedades por ésta controladas han logrado acumular la hermosa cantidad de más de 800 millones de euros en deudas.
Un monstruoso hueco que actualmente nadie es capaz de cubrir: el rojo alcanza el 2 % de todo el producto bruto interno esloveno, y para hacer una comparación, es tres veces superior a los ingresos registrados en el último balance del Vaticano.
Por lo tanto el default es muy probable, y tendría pocos precedentes en la historia de la Santa Sede. Son muchos los que están temblando, en Roma y en Lubiana: porque la exposición recae sobre varios bancos, incluido el Unicredit, y sobre alrededor de 30.000 ahorristas eslovenos.
¿Pero cómo ha sido posible que una minúscula archidiócesis haya acumulado deudas dignas de una multinacional a lo largo de unos veinte años? El periódico “L'Espresso” ha consultado documentos reservados y ha hablado con fuentes eslovenas autorizadas, que definen la situación como sencillamente “catastrófica”. Vamos por orden, comenzando desde el final. Desde que en San Pedro se dieron cuenta de la enormidad del bubón causado por las aventuras financieras del obispo Franc Kramberger. El descubrimiento ocurrió casi por casualidad, cuando en el 2007 un canal de televisión controlado por la Iglesia eslovena, comenzó a transmitir programas pornográficos. En los periódicos locales estalla un pandemónium. En Roma están preocupados, incluso porque en los mismos días el obispo de Maribor envió al Vaticano una extraña solicitud: quiere ser autorizado a pedir dos préstamos de 5 millones de euros cada uno.
Las jerarquías competentes comenzaron a sentir olor a quemado, le piden un poco de luz al nuncio apostólico de Eslovenia. El embajador del Papa intuye que detrás de las películas porno de la televisión de los curas utiliza para descolocar a la competencia hay algo más, alguien empieza a susurrar acerca de deudas millonarias e inversiones imprudentes. Es así que el Monseñor Mauro Piacenza, entonces secretario de la Congregación para el clero, comienza a pedir informaciones más detalladas a la diócesis. Primero sobre la sociedad de telecomunicaciones T-2, la cual controla el canal de televisión, luego sobre todas las cuentas y los diferentes holding controlados por la diócesis. Las respuestas llegan luego de meses incomprensibles y con omisiones: Entonces Piacenza advierte a Bertone y el Papa se decide a enviar a un inspector de confianza a Maribor para estudiar los documentos desde cerca. Gianluca Piredda, experto en balances, llega a Eslovenia a principios del año 2010 con el título de “visitador apostólico”. No le cuesta mucho darse cuenta de que el desorden de la archidiócesis es de proporciones bíblicas. El pasado octubre se envían sus conclusiones en un informe a Roma. “L'Espresso” está en condiciones de revelar el contenido.
La pequeña iglesia ha dado el paso más largo que la pierna, creando un gran imperio económico que ahora tambalea. La aventura empieza a comienzos de los años 90', cuando la diócesis de Maribor funda el banco Krek (en diez años se convierte en la décima institución bancaria del País, se vende en el 2002) y una sociedad comercial (la Gospodarstvo Rast). Pasan algunos años y nacen dos holding para inversiones y business combinados, la Zvon 1 y la Zvon 2, controladas a su vez por la Rast.
Las sociedades compran inmuebles, otras Spa, hacen hipotecas con los bancos de los cuales se hacen prestar decenas de millones, deciden invertir no sólo en financieras o en empresas seguras, sino también en sectores tecnológicos como la fibra óptica y las telecomunicaciones. Sólo el holding Zvon 1 cuenta con “inversiones a largo plazo por la cantidad de 46 millones de euros” dice en el informe cognoscitivo “y deudas fuera del balance por la cantidad de 524 millones”. Nada salió como estaba previsto: “Hay una posibilidad cierta”, concluye el informe “de que todas las sociedades señaladas vayan a la quiebra. Las consecuencias serían graves”. Entre las diferentes inversiones de la iglesia eslovena hay de todo: 94 millones para las acciones del banco Abanka, 72 millones para la empresa Helios, especializada en materiales de construcción, 13 millones en la sociedad de gestión Krek, 18.8 en la Petrol (energía, gas y petróleo), otros 22 en la misteriosa Cinkarna, cuyo core business es la producción y la distribución de “pigmentos de dióxido de titanio”. También hay empresas en el exterior, en Croacia, como la Sole Orto, a la cual fueron girados 20 millones de euros.
La inversión “más crítica”, según el informe, es precisamente la realizada en la T-2 (120 millones en su totalidad), una sociedad que se define en internet, modestia aparte, como “El Futuro”. Está controlada casi totalmente por los dos holdings eclesiásticos, y sus actividades se concentran en servicios de telefonía, internet y televisión dirigidas a los clientes a través de una red de fibras ópticas construida ad hoc.
Pero “El Futuro” no llegará nunca: entre pasividades financieras y que para la finalización de la red hacen falta todavía 200 millones, mientras que las deudas a corto plazo superan nueve veces las actividades corrientes. La sociedad consultora Kpmg, que realizara un peritaje a pedido del Vaticano, da por perdido más del 70 % del capital invertido: el valor estimado en junio del 2010 oscila entre los 24.6 y los 28.6 millones de euros. Una nimiedad. “Y en este momento”, explica el técnico del Papa, “no hay ningún interesado en la adquisición de la T-2 que ofrezca un importe más elevado”.
Como en un dominó, el crac podría partir precisamente de aquí: en septiembre de 2010 la competencia Telekom Slovenija presentó el pedido de quiebra de la T-2, se bloquearon las cuentas bancarias, y el 2 de enero de 2011 el tribunal de Maribor verificó el estado de insolvencia. Ahora la empresa de la Iglesia eslovena tiene 30 días para presentar un plan de reestructuración. Será difícil salvar a la T-2, y a ese punto hará falta un milagro para salvar también a la Zvon 1. En cadena, la supervivencia de la hermana Zvon 2 (con una participación en el mercado de alrededor del 35%, cupo dividido en casi 30.000 pequeños ahorristas) está pendiendo de un hilo: las deudas fuera de balance, en este caso, superan los 189 millones de euros. Si ambos holdings quebraran, incluso la Gospodarstvo Rast no tendría salvación.
La situación es dramática y se ha agigantado con el paso de los años, pero Ratzinger y su círculo estarían al corriente de ello – esto según fuentes de la Santa Sede – sólo desde hace pocos meses.  Piacenza y Bertone, luego de haber estudiado el informe, dieron un salto en la silla y trataron de saber quiénes eran los responsables del mega desorden. La primera cabeza en caer fue la del obispo, reemplazado por el Monseñor Turnsek. El otro co-autor del desastre fue individualizado en la figura  del director de la administración económica de la iglesia de Maribor, el hombre de negocios Mirko Krasovec, administrador de la diócesis desde 1985.
“Creo firmemente que nuestra buena fe nos ayudará a superar, con el espíritu fraterno y la ayuda recíproca, incluso esta prueba”, escribió al Vaticano Kravosec antes de ser torpedeado. No sabemos si las plegarias alcanzarán para salvar a la iglesia eslovena, pero seguramente la misiva describe bien la impericia de los hombres del clero esloveno y de sus colaboradores.
Para expandir “la actividad pastoral” y “las actividades de carácter humanitario y caritativo” y para abrir “nuevos institutos de instrucción” se han realizado operaciones millonarias ingenuas y poco prudentes. Asuntos que han continuado por quinquenios y quinquenios, sin que el Vaticano haya sido advertido alguna vez: sólo al final del 2007 le fue solicitado el permiso para el pedido de los dos préstamos. “Sin embargo la Santa Sede, para toda operación superior al millón de euros, debe dar una autorización escrita”, explican fuentes vaticanas.
El administrador, en la carta, cae de las nubes: “Consideré que la aprobación no fuese necesaria...Se creía que el límite era para los préstamos individuales, no para la deuda acumulativa, y que tales límites debían ser considerados sólo para la diócesis y no para las sociedades de propiedad o relacionadas con ella.”
La línea defensiva del Vaticano, y de Bertone en especial, se aferrará precisamente a la falta de respeto de las reglas: sin un vía libre por parte de Roma, todas las operaciones de la diócesis eslovena – dice el Vaticano – deben ser consideradas irregulares desde el punto de vista jurídico. En efecto, los 30.000 ahorristas, los bancos y los demás acreedores no podrán reclamar con el Estado Pontificio: los contratos con la iglesia de Maribor serán considerados inservibles.
No sabemos qué es lo que decidirán los jueces actuantes en el proceso de quiebra. Seguramente quien ha invertido en las sociedades del clero esloveno corren un muy alto riesgo. Los pequeños inversores, en primer lugar. Pero también instituciones importantes: el banco Nova Ljubljanska Banka, primer banco de Eslovenia, con filiales también en Italia, ha prestado para la creación de la televisión digital, involucrada en el escándalo porno, alrededor de 85 millones de euros, otros bancos están expuestos por decenas de millones. Incluso la iglesia de Maribor podría perder casi todas sus propiedades y bienes dados en garantía: si el Raiffeisen Banka para conceder tres préstamos obtuvo acciones, la cancelación de algunos alquileres de oficinas de propiedad del clero, terrenos y departamentos, Unicredit le ha prestado a la pequeña iglesia 11.2 millones, y como prenda tuvo – además de las acciones del holding Zvon 1 – la hipoteca sobre el estupendo Monasterio de  Studenice del siglo XIII y sobre una fábrica de órganos musicales. Quién sabe si después de un crac de tales características el Vaticano decida cambiar de música, con controles más exhaustivos a los obispos y curas que improvisan ser inversores de ocasión.


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