correaPor Jean Georges Almendras-9 de junio 2018

Hoy por hoy, el precio que se paga por ser populista, por pensar en el pueblo y si se quiere hasta “pensar” como pueblo y gobernar para el pueblo, es un precio alto. Porque el sistema no perdona. Y quienes hacen el sistema y lo enarbolan como estandarte único e infalible son implacables. Y quienes están detrás del sistema, quizás en las entrañas mismas del imperio del Norte- entre otros imperios-  resultan más implacables aún.

Se me viene a la mente, causalmente, un episodio no tan lejano: cuando uno de los dirigentes políticos italianos más mediáticos de los últimos años Beppe Grillo –fundador del Movimiento 5 Estrellas (M5E)- en un diálogo sin acartonamientos con el ex presidente ecuatoriano Rafael Correa, le dijo a éste último “yo estoy orgulloso de ser populista, si la palabra pueblo todavía tiene algún sentido”. Expresión que estamos seguros compartió Correa desde su fibra íntima, porque él mismo es un hombre respetado por lo que fue su presidencia y su popularidad.

Sincerándose así Beppe Grillo a un Rafael Correa que hoy en día está en medio de una tormenta maquinada por el sistema, pone de relevancia que los tiempos que corren se ciñen por esquemas y  estructuras radicalmente anti populistas que más tarde o más temprano pasan factura, en cualquier punto del planeta, y más aún en América Latina, donde las zarpas de un imperio estadounidense están a la vuelta de la esquina, acechando y destruyendo. Como los cóndores.

Y fue así, que inevitablemente (y a la vista de todos y con afán aleccionador y con férrea mano maquiavélica, con aliento a venganza, seguramente) a Rafael Correa le pasaron factura desde su tierra natal.

Y para  pasarle factura le buscaron la quinta pata al gato y lo lograron.

En la frontera del mes de junio y julio las agencias de noticias divulgaron la noticia: una jueza ecuatoriana dictó la prisión preventiva del ex presidente Rafael Correa por incumplir con una orden que le obligaba a presentarse quincenalmente en la Corte de Justicia en Quito, como parte de una investigación sobre su presunta vinculación en el intento de secuestro de un político opositor identificado  como el ex legislador Fernando Balda, en Bogotá, en el 2012. Este intento se produjo el 13 de agosto de 2012 cuando fue abordado por cinco personas, que lo introdujeron en un vehículo y lo mantuvieron retenido por cerca de hora y media, tras lo cual fue rescatado.

Rafael Correa oportunamente asistió al consulado ecuatoriano en Bélgica (donde reside con su familia desde los días en que entregó el cargo de presidente a su opositor Lenín Moreno)  y esto fue considerado por la jueza como un incumplimiento de una disposición de hacerse presente en Ecuador.

De ahí en más la cacería dio su primer paso: la jueza en cuestión, Daniella Camacho acogió el pedido de la Fiscalía y ordenó la prisión preventiva de Correa por su presunta participación en los delitos de “asociación ilícita y secuestro” previéndose remitir el oficio a Interpol para la captura con fines de extradición.

Correa y su abogado Caopulicán Ochoa han sido claros al dar las respuestas, tras el aluvión de asombros y de preguntas. Han dicho que no existen pruebas sobre su vínculo con el intento de secuestro, al tiempo de denunciar públicamente ser objeto de una persecución política y mediática.

En el otro extremo de una cuerda, que cada día parece tensarse más, Fernando Balda insiste en anunciar una campaña para convencer a los Gobiernos europeos de que no le den asilo a Correa.

“Iniciaremos activismo en las embajadas europeas empezando por la de Bélgica Acudiré con mis abogados a presentarles las evidencias para que constaten de que esto no se trata de una  persecución política sino de un crimen de Estado” manifestó Balda.

Sobrevino entonces la respuesta del defensor de Rafael Correa.

“El proceso no trata de hacer justicia sino de hacer venganza. Hemos visto un escenario donde se han violado todas las garantías de carácter institucional” ha dicho Ochoa advirtiendo que apelará la decisión de Camacho, anunciando que no se ha descartado que él pida asilo en Bélgica.

“Agradezco todas sus muestras de solidaridad ante este nuevo y grave atropello a la justicia y mis derechos. Yo estoy bien. No se preocupen. Buscarán humillarnos y hacernos pasar un mal rato”  ha puntualizado Correa en twitter, añadiendo “Fiscal puesto a dedo, vinculación sin ninguna prueba, jueza que se allana el desacato de la Asamblea Nacional, medida cautelar imposible de cumplir, etc”

Pero también Correa exhumó del pasado un dato por demás significativo: “Balda ya anunciaba en noviembre que se venían procesos judiciales que me pondrían orden de captura de Interpol ¿Adivino o parte de un complot?”.

Y lo que Fernando Balda se cuida mucho de no profundizar es que oportunamente la policía de Colombia detuvo al presunto autor del intento de su secuestro y que el caso fue procesado hasta enjuiciarse a los autores del delito, que fueron detenidos y juzgados en Colombia. Se catalogó como secuestro simple, sin violencia y no extorsivo.

“La estrategia es meterme preso o impedir mi regreso” dice una y otra vez Rafael Correa, agregando a los colegas del sitio de noticias Russia Today que se trata todo de una maniobra política de su sucesor Moreno.

Correa sigue defendiéndose y dice que en Ecuador lo quieren juzgar por un hecho de violencia extorsiva  porque dicha figura penal no prescribe. En cuanto a la vinculación entre el gobierno suyo y  Balda, precisamente Correa dice que Balda era un legislador opositor y que además ha tenido varios juicios penales por agresiones y estafas por los cuales fue juzgado para luego huir a Colombia, y que en ese país se dedicó a acciones ilegales entre las que se destacan la piratería y el uso de equipos de espionaje. En  ese lapso tuvo lugar el secuestro y Balda dice que el autor intelectual del mismo fue Correa, pero sus dichos no están apoyados en pruebas concretas.

En este contexto, Rafael Correa hace públicamente algunas precisiones.

Como que Ecuador no se encuentra bajo un Estado de derecho, debido principalmente porque no hay un marco legal que avale el nombramiento del fiscal que según él lo persigue, lo que se traduce en una designación a dedo. Correa también dice que sin ningún marco legal se nombraron nuevos miembros en el Consejo de la Judicatura que son “abiertos enemigos políticos de la Revolución Ciudadana y que presionan a los distintos jueces”.

Para Correa la persecución política no se inició con ésta denuncia sino que consta de al menos cinco causas más entre las que se incluyen acusaciones de pre ventas petroleras y tráfico de influencia.

Para Correa esta estrategia de judicialización de la política recrudeció este año luego de que en noviembre pasado Lenin Moreno expresara en Perú que no perdía sus esperanzas en verlo preso.

Para Correa no hay documentación que ampare la orden judicial de Camacho, y las pruebas que han presentado para imputarlo son falsas, y que los medios de comunicación tienen alta responsabilidad en la manipulación de los hechos.

Rafael Correa frente a este complot y lawfare confía en que su pedido de extradición no tendrá éxito porque entiende que “un verdadero Estado de Derecho en Bélgica no lo permitiría”.

Rafael Correa dice con insistencia que el conflicto se resolverá políticamente, recomendando a los movimientos sociales a organizarse y a no perder la fe, augurando que se vivirán tiempos duros en el Ecuador.

 En estos días aciagos se registró  una movilización masiva en su apoyo y no pocos líderes mundiales le expresaron su apoyo.

El presidente boliviano Evo Morales ha dicho:”Denunciamos politización de la justicia ecuatoriana e interferencia de EEUU en intención de encarcelar a un inocente. Estamos contigo hermano Correa. ¡Venceremos¡”.

Nicolás Maduro agregó en su línea de solidarizarse con Correa: “Primero Cristina, luego Lula y ahora Rafael Correa. Cese a la persecución contra  los líderes auténticos de nuestra América”.

Lula Da Silva denunció:”La justicia vencerá. Compañero Rafael he sabido que usted también, de forma tan absurda como hacen conmigo, es víctima de la judicialización de la política, en la que algunos jueces quieren descalificarnos como dirigentes políticos”

Ollanta Humala, ex presidente peruano ha dicho:”La historia no cambiará porque decidan criminalizar la política, ni porque encierren a los dirigentes de izquierda y progresistas”

Rafael Correa, un economista de 55 años, estuvo una década en el poder y a su salida del sillón presidencial sobrevino el divorcio político con su actual sucesor, Lenin Moreno, a quien Correa llama “el traidor e incompetente”

Rafael Correa es inteligente y hábil y sus seguidores literalmente lo adoran mientras que sus enemigos siempre encuentran el momento y la oportunidad para calificarlo de déspota.

Considerado, dentro y fuera de Ecuador, como una figura popular en todo sentido, desempeñó una administración en la que sacó adelante una nueva Constitución, peleándose incansablemente con la prensa que él consideraba como “mediocre y corrupta”, y desafiando frontalmente a los Estados Unidos, llegando incluso a expulsar a algunos de sus diplomáticos y a no renovar un convenio para que en territorio ecuatoriano opere una base antidrogas.

El brazo acusador de Correa, hoy,  es Fernando Balda, un ex diputado suplente de la oposición (que se decía simpatizante de su proyecto de izquierda).

Rafael Correa  denuncia a Fernando Balda como parte de una trama para derrocarlo.

“Hay todo un complot del actual gobierno. Lenin Moreno está detrás de todo esto, de la judicialización de la política. Moreno se reunió con Balda y con el anterior fiscal para meter preso a Jorge Glas (el anterior vicepresidente entre el 2013 y 2017)”.

Hoy, sus acusadores, los complotistas, reclaman a Rafael Correa, que se haga presente en Ecuador. Correa ha respondido que en Ecuador no hay garantías y que ese escenario es un suicidio.

“¿Por qué tengo que sacrificar nuevamente a mi familia?. Yo le ofrecí a mi familia, después de 10 años de marginarla por dedicarme entero a mi patria años de paz en Bélgica. Incluso vivir y morir en Bélgica” ha dicho Rafael Correa los periodistas que le consultan.

¿Por qué, nosotros ciudadanos de América Latina debemos ser testigos de estos episodios, sobrecargados de intrigas y de maquinaciones tendientes a hacer añicos a una figura política?

¿Será que los odios y las venganzas se visten de ropajes extraños para hacer cosas extrañas a personas no tan extrañas para los pueblos? ¿Será que los populismos despiertan a jueces que se prestan a manejar piolines maliciosos para perjudicar años de sacrificios y de entregas?

¿Será que los populismos despiertan maquinaciones, odios y venganzas?

¿Será que en el nombre de la Justicia, los desesperados maquiavelos se desesperan por saciarse de desprestigios y de injurias para pasar facturas a los que gobernaron para el pueblo y no para el sistema?

Vivimos tiempos de tapaderas y de sacrilegios políticos. Que están a la vuelta de la esquina y en las entrañas mismas del “valor” justicia que ya no asombra que en realidad no sea más que un  espejismo pintado de bellas acusaciones, rigurosamente fortalecidas de indispensables complicidades mediáticas,  para que los pueblos desechen de sus horizontes a los hombres justos.

Esos justos que pagan un precio muy alto, por ser populistas. Por ser populares. Porque son hombres de los pueblos, y no de los que oprimen a los pueblos.

Esos que oprimen a los pueblos y que lo único que hacen es cobrarles facturas. Otrora a puro plomo y ahora al calor de los complots y de las conspiraciones.

Hoy, a la vista de todos lo despiadado se abraza a lo turbio. Como es el sistema mismo. El sistema que nos contiene y que nos sigue haciendo estragos. Y que sigue erosionando democracias, pisoteando esperanzas.

Y que nada tiene que ver con los hombres que son orgullosos por deberse a los pueblos.

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*Foto de Portada: www.cnn.com